
Foto en redes de René Martínez
René Martínez era uno de los defensores de derechos humanos más relevantes de la escena latinoamericana, y sin duda de Honduras. Lideraba el colectivo LGTBI en San Pedro Sula, al norte de Honduras y coordinaba el Centro de Alcance situado en Chamelecón. También era conocido por su activismo en el Partido Nacional con el que aspiraba a alcanzar un cargo político para luchar por los derechos de la comunidad LGTBI desde la institución máxima del país. El Centro Alcance, que dirigía, tiene como fin era la prevención de la violencia como parte del programa que desarrolla la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional Usaid a través del programa Alianza Joven Honduras.
Desapareció el pasado miércoles 1 de junio cuando, tras salir de su casa acompañado por un desconocido, nunca más regresó. Tras denunciar su gente querida su desaparición, al día siguiente, se encontró su cadáver pero no fue posible identificarlo hasta el viernes: «fue asesinado con saña, le desfiguraron el rostro, fue estrangulado y en varias partes de su cuerpo tenía señas de haber sido torturado».
La violencia contra las personas por su orientación sexual e identidad de género en Honduras es terrible. Ante estos crímenes (consumados asesinatos muchos de ellos) que se vienen registrando en los últimos meses, y entre estos varias muertes de personas LGBTI, las organizaciones que defienden sus derechos vienen pidiendo insistentemente: «acciones reales y concretas para la protección de la diversidad sexual, así como una actuación inmediata para la pronta resolución y sanción de los casos que siguen en la impunidad.
La Comisión de Interamericana de Derechos Humanos, en su último informe de noviembre afirmaba:
La Comisión comparte las preocupaciones expresadas por organizaciones de la sociedad civil que indican que esta ley facilita el abuso policial y las detenciones arbitrarias de personas independientemente de que ejerzan o no el trabajo sexual. De acuerdo a las organizaciones de la sociedad civil, la ley en Honduras es utilizada constantemente de manera arbitraria para detener a muchas personas en centros de detención no oficiales, especialmente a trabajadores sexuales, sin ningún tipo de control judicial y con interpretaciones altamente subjetivas sobre los conceptos vagos de ‘coexistencia social’ o ‘moral. (…) La Comisión también ha recibido información sobre intentos de ejecuciones extrajudiciales de personas trans por miembros de la policía.
En Honduras, según la Red Lésbica Cattrachas, al menos 189 asesinatos de personas LGBT se registraron entre 2008 y 2014, y 10 asesinatos han ocurrido durante los primeros cinco meses de 2015.
España, a través del Ministerio de Asusnto Exteriores, ha condenado ayer lunes el asesinato de Reny, como era conocido el defensor hondureño. España confía en que las autoridades -las mismas que tienen pendiente aclarar el asesinato de Berta Cáceres– realicen una «rápida y exhaustiva» investigación que lleve a los responsables «ante la justicia». El Ministerio de Asuntos Exteriores, además de trasladar su «más sentido pésame» a la familia que enterró a René Martínez el domingo, reiteró que está dispuesto a apoyar a las autoridades hondureñas para adoptar las medidas necesarias que garanticen la seguridad de los defensores de derechos de su país. También el representante especial para los Derechos Humanos de la Unión Europea, Stavros Lambrinidis, condenó el crimen del activista hondureño René Martínez. El diplomático enfatizó la importancia de implementar en Honduras de manera “urgente y efectiva” un mecanismo de protección a las y los defensores de los Derechos Humanos, periodistas, comunicadores sociales y operadores de justicia.
La policía hondureña ha informado de que hay una investigación abierta que cuentan con el respaldo de policías colombianos y un equipo de expertos de Estados Unidos. Puede que este apoyo facilite la resolución de un crimen que es una gota de agua en el mar de violencia que sufren el colectivo LGBTI y los defensores de Derechos Humanos, pero la policía hondureña es parte del problema:
Una mujer trans en Honduras explicó que buscó ayuda de la policía cuando un cliente ebrio y agresivo la apuñaló en los brazos, el cuello y en la pierna en septiembre de 2011. Al respecto, ella recuerda que: “la policía no me pidió declaración, se rieron de mí, me pidieron servicios sexuales a pesar de que yo les decía que estaba herida y que necesitaba ayuda. Me dijeron que era lo que me merecía por andar en la calle.” (Informe CIDH Nov 2015)
El asesinato de René Martínez vuelve a poner el foco en los criminales que quedan impunes en Honduras, aquellos que intimidan, persiguen, hostigan y asesinan a las y los que buscan que se respeten los Derechos Humanos, los derechos de todos. «Cuando hay impunidad, no cabe duda de que hay complicidad por parte de aquellos que deben velar por la seguridad y la justicia», dice Violeta Assiego activista LGBTI española . «Que España, Unión Europea y otros miembros de la comunidad internacional presionen no sería suficiente si lo que estuviera en juego fuera su propia vida, por eso hace falta algo más que una condena institucional. La crueldad de la tortura a René Martínez y su asesinato no pueden quedar impunes. No por ser él sino porque él es parte de una cifra que es demasiado alta para la conciencia de cualquier Estado».
Confiamos en que se haga justicia, mientras nuestras condolencias a su familia y a su gente querida.