El pasado 10 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos. Por este motivo Amnistía Internacional, en el marco de la campaña «Actúa, cambia una vida«, invitó a nuestro país a Nancy Hollander, la abogada de la soldado Chelsea Manning. Con ella ha tenido la oportunidad de estar Carmen López quien en esta entrada nos cuenta cuál es la situación de Manning, especialmente en lo que se refiere al respeto de su identidad de género durante el proceso y actual cumplimiento de su condena.
Por Carmen López
“En el nombre de la seguridad nacional no se le está facilitando tratamiento hormonal a Chelsea Manning para que inicie su cambio de sexo. Un argumento absurdo, porque el ejército de Estados Unidos reconoce y facilita tratamientos hormonales a personas que en sus filas tienen este tipo de disforia”, cuenta Nancy Hollander, abogada de Chelsea Manning.
Chelsea Manning filtró a Wikileaks miles de documentos clasificados de los Estados Unidos, la mayor parte intrascendentes, pero algunos denunciaban violaciones de derechos humanos por parte del ejército en las guerras de Irak y de Afganistán.
“Chelsea denunció porque creía que los Gobiernos no podían ocultar este tipo de abusos en las sociedades libres. Y pagó un precio muy alto, convertirse en un mensaje al mundo: no hagas lo que hizo ella, porque acabarás como ella”.
“No había motivos para tratarla como se hizo. Durante 11 meses estuvo en prisión preventiva en Irak y en Virginia. Allí sufrió lo que el Relator de Naciones Unidas contra la Tortura calificó como tratos crueles e inhumanos”, explica Hollander.
Durante 23 horas al día, Chelsea permaneció aislada en una celda de algo más de 6 metros cuadrados sin ventanas. Hacía ejercicio una hora al día, pero sin contacto con otros reclusos. Le retiraron objetos personales, le limitaron lectura y escritura. En la celda sólo había una cama, un retrete, un lavabo y un pequeño espejo.
Un espejo que contribuyó a aumentar sus humillaciones. Chelsea Manning fue diagnosticada por el ejército con disforia de género antes de su detención en mayo de 2010. Esta información se mantuvo en secreto, porque entonces todavía estaba en vigor una política, conocida como “No preguntes, no lo cuentes” que prohibía servir en el ejército a personas que fueran abiertamente LGBTI.
Chelsea temía que esto fuera utilizado en su contra. Un temor fundado: sufrió burlas por mirarse al espejo, tuvo que permanecer desnuda durante días para evitar un improbable suicidio, enfrentándose día a día ante un cuerpo en el que no se reconocía.
“El juicio de Manning fue injusto, se le aplicó la Ley de Espionaje, que prohíbe presentar pruebas para la defensa, como se haría en cualquier otro proceso judicial. Fue condenada a 35 años de cárcel, la condena más larga por filtraciones existente en Estados Unidos”, señala Hollander.
“Tras la condena, decidió presentarse al mundo tal y como siempre se había sentido. En abril de 2014, pudo cambiar legalmente su nombre. Actualmente se encuentra en la prisión militar de Kansas y en su ropa de reclusa, sus iniciales también cambiaron. La “B” de Bradley pasó a “Ch” de Chelsea. Su tratamiento hormonal está aprobado, pero el ejército sigue negándose a facilitárselo. Tienen de tiempo hasta enero, si no lo empiezan a suministrar habrá que demandarles”.
La propia Manning contaba a Amnistía Internacional, que si no hay reducción de condena o indulto, para aparecer tal y como ella realmente se siente, necesitará más de dos décadas.
Nancy Hollander ha acompañado a Amnistía Internacional en el Día de los Derechos Humanos, para apoyar la campaña Actúa, cambia una vida.
Nancy es menuda y tremendamente fuerte, tan menuda y tan fuerte como Chelsea. Estos días he tenido la oportunidad conocer la historia de Manning a través de sus palabras, y de comprobar cómo mujeres como ellas dos dedican durante años todos sus esfuerzos a mejorar la vida de las personas, desde dentro y desde fuera de las prisiones. La vida de Manning, la vida de todos.
Las libertades en estos últimos años están en retroceso en todo el mundo. Vergonzoso total, pero es cierto.
Todos los que tenemos algo en contra de la «generalidad» del mundo al nivel que sea somo sancionados por «nuevas» leyes….
12 diciembre 2014 | 07:59
En USA el cambio de sexo lo decide la seguridad nacional.
En España el cambio de sexo lo pagamos todos en la Seguridad Social.
12 diciembre 2014 | 17:52
@Chiriflú
Sí, la verdad es que la situación en España es mucho mejor que en EEUU. Congratulémonos por ello y no dejemos que la derecha religiosa se lo cargue.
22 diciembre 2014 | 10:08