La historia de un embarazo o cómo la espera de un bebé pone a prueba una relación de pareja

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¿Dónde pondremos el moisés?

Imaginaos Q. y yo en el sofá de casa mirándonos a los ojos como dos bobos asumiendo, entre risitas tontas, que seremos padres. Un embarazo deseado siempre es una buena noticia y me imagino que esta escena es la misma que habrán protagonizado centenares de parejas. La mía es especial para nosotros, y para nadie más.

¿Por qué cuándo vives un momento así el tiempo (y los teléfonos) no se paran aunque solo sea por respeto, para conseguir alargar un pelín más ese instante lleno de ilusión e inconsciencia?

Ya intuyes (porque te lo han dicho, porque lo has visto, porque ya tenemos una edad y no somos ilusos del todo) que tener un hijo es un gran responsabilidad. Pero hay un momento clave, al principio de la carrera, que te quieres recrear pensando solo en la parte buena de la experiencia.

Pues bien, estábamos en este estado de irrealidad cuando sonó el teléfono. Era mi madre. Ahora ya no llama para saber cómo estamos. Su principal motivación es saber cómo está su futuro nieto y la madre de éste (con qué facilidad pasamos a un segundo plano, ¿no?). Y así, como si nada, va y me suelta:

-Por cierto ¿habéis pensado dónde pondréis el moisés? Piensa que los primeres meses el niño tiene que dormir con vosotros y, claro, la habitación es tan estrecha… bla, bla, bla.

Miro a Q. Sigue con la misma risita tonta. No le fastidiaré el momento. Ya nos preocuparemos del moisés cuándo se separen los mares; ya tendré tiempo de escribirle una carta al arquitecto para agradecerle que diseñara una habitación únicamente para dos.

Vivir con un padre que no es el tuyo

Todas las mujeres de mi edad que son madres me dicen: verás cómo te cambia la vida cuando tengas hijos. Y yo les respondo: me lo imagino. (Pero la verdad, viendo cómo me miran estoy convencida de que creen que no puedo ni imaginármelo).

Yo no digo nada. Me limito a escucharlas -hay más mujeres que hombres que me explican sus intimidades- confiando en que cuando me llegue el momento habré aprendido algo de estas conversaciones.

Los comentarios más comunes son:

-El más obvio: no es lo mismo ser dos que ser dos + uno (o dos + dos depende de si vienen mellizos o más)

Olvídate de ir al cine, como mínimo los primeros meses.

-Los padres son distintos a nosotras; el bebé te necesita mucho más a ti y es imposible equilibrar responsabilidades por mucho que lo intentes.

-Vas a descubrir lo que es pasar sueño de verdad.

-El sexo, claro, durmiendo poco, ¿cuándo vas a practicar sexo?

-… pero tener hijos es muy bonito ¡es lo mejor que te puede pasar! (qué suerte, me digo para mis adentros).

Bien, pues, queridos lectores y lectoras, en pocos mesos descubriré qué es eso de ser madre y cómo se vive con un padre al lado que, por primera vez, no es el tuyo. Mi relación de pareja está a punto de transformarse, un proceso de transformación que, como mi cuerpo, también vivirá este blog. Ya os iré contando.