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¿Cuándo se popularizó la marcha nupcial en las bodas?

La marcha nupcial es una pieza musical tradicionalmente interpretada en las bodas durante la procesión de la entrada de la novia. La más conocida es la compuesta por el compositor alemán Felix Mendelssohn, en 1842, como parte de la música de la obra de teatro ‘Sueño de una noche de verano’ de William Shakespeare.

¿Cuándo se popularizó la marcha nupcial en las bodas?

Según indican la mayoría de expertos e historiadores, la tradición de utilizar esta ‘Marcha Nupcial’ en las bodas comenzó en la ceremonia en la que contrajo matrimonio la princesa Victoria, hija de la reina Victoria del Reino Unido, con el príncipe Federico Guillermo de Prusia, el 25 de enero de 1858 en la Capilla Real del Palacio de St. James en Londres.

La reina Victoria era una gran admiradora de la música de Mendelssohn y amiga personal del compositor germano, quien había acudido en varias ocasiones a interpretar algunas de sus piezas en fiestas organizadas por la monarquía británica (e incluso acudió al funeral del músico en 1847).

Era tal la admiración de la monarca por Mendelssohn que pidió a los organizadores de la boda de su hija que se tocara la ‘Marcha Nupcial’ durante la ceremonia.

Y, tal y como tantas veces he explicado en otros posts, el hecho de ser la reina Victoria del Reino Unido una de las grandes influencers de su época, muchas fueron las Casas Reales y familias aristocráticas que, a partir de aquel momento, le copiaron y también utilizaron la ‘Marcha Nupcial’ de Mendelssohn en la pieza musical por excelencia para la entrada de la novia.

 

 

 

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Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

El rey Guillermo III de Inglaterra se distinguió desde que fue coronado por su habilidad en meterse en todos y cada uno de los conflictos bélicos que hubo en su época, pasando la mayor parte de su reinado fuera del país (era su esposa María de Inglaterra la que durante un lustro se dedicó a reinar por él durante su ausencia).

Los continuos viajes y participaciones en las diferentes batallas provocaron que las arcas del Estado quedasen bajo mínimos y con múltiples deudas a prestamistas que habían puesto el dinero para financiar las campañas bélicas del rey. En 1696 se decidió que había que buscar alguna forma de gravar con un nuevo impuesto a los ciudadanos y volver a llenar el erario.

En un principio se pensó que la forma de obtener mayores ingresos era haciendo un impuesto gradual, con el que según era la prosperidad e ingresos de una persona mayor sería la cantidad a tributar.

Pero rápidamente los miembros del Consejo de la Corte se encontraron con un contratiempo presentado por los juristas: estaba prohibida por ley la intrusión gubernamental en los asuntos privados de los ciudadanos (las rentas que ganaban incluidas) y representaba una amenaza a la libertad personal ese nuevo impuesto.

De este modo dicho consejo se tuvo que poner a pensar de qué modo podían imponer un tributo mayor a los que más tenían y no se tardó en llegar a la solución: el ‘window tax’ o, lo que es lo mismo, el impuesto de las ventanas.

Sabían que cuanto mayor era el poder adquisitivo de una persona más grande era la casa en la que vivía y cuanto más grande era la casa más ventanas habría. Este era el razonamiento simple y lógico al que habían llegado los miembros del Consejo de la Corte.

Pero como suele ocurrir en multitud de ocasiones… ‘hecha la ley, hecha la trampa’.

Tras el anuncio de este nuevo impuesto, de la noche a la mañana, en la inmensa mayoría de las casas de toda Inglaterra y Gales los propietarios comenzaron a tapiar casi todas sus ventanas, de ese modo pagarían muchos menos tributos.

Incluso las casas de nueva construcción se hacían, a petición del comprador, con apenas ventanas y en muchas ocasiones se llegaba incluso a pintar alguna en la fachada a modo de adorno.

A pesar de ser un impuesto impopular el window tax continuó en vigor durante un siglo y medio más y no fue hasta 1851 (bajo el reinado de Victoria del Reino Unido) que no se derogaría.

Cabe destacar que dicho impuesto fue copiado por otros países, entre ellos Francia y México (en este último también se llegó a pagar por tener una puerta).

 

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¿De dónde surge el término ‘cameo’ para referirse a una aparición fugaz en una película?

¿De dónde surge el término ‘cameo’ para referirse a una aparición fugaz en una película?

No sólo se realizan cameos en las películas, ya que podemos encontrarnos muchos ejemplos en obras de teatro, numerosas series y, cada vez más, en programas de televisión.

Fue precisamente en el teatro donde se originó la costumbre de llamar cameo a la aparición fugaz de algún personaje famoso.

A mediados del siglo XIX, durante el reinado de Victoria del Reino Unido, hubo un gran interés y apoyo hacia las artes escénicas, representándose importantes obras de teatro en las que de vez en cuando se invitaba a algún personaje destacado de la época a aparecer en escena interpretando un pequeño papel.

La mayoría de ocasiones esas apariciones no llevaban consigo ningún tipo de texto en la obra, sino que simplemente en un momento dado de la misma aparecía el personaje en cuestión en algún punto del escenario (ya fuese cruzándolo, quedándose quieto en un lado o simplemente para hacer ‘bulto’).

¿De dónde surge el término ‘cameo’ para referirse a una aparición fugaz en una película?A esas intervenciones se les empezó a llamar ‘cameo’ que es el modo en el que se llama en inglés a los ‘camafeos’ (piedra tallada que suele representar alguna figura humana y que van insertados normalmente en un broche) muy famosos en aquella época, en el que casi todas las mujeres (que se lo podían permitir) lucían uno.

Todo parece indicar que el hecho de utilizar el término cameo (refiriéndose a camafeo) viene por el estado inmóvil (y normalmente de perfil) en el que aparecían los invitados a realizar su pequeña intervención en las obras de teatro.

A pesar de provenir de la misma palabra, en cada idioma tienen su forma propia de llamar al camafeo (camée en francés, Kamee en alemán, cammeo en italiano o camafeu en portugués) pero en la gran mayoría de los países (entre los que se encuentra España) han adoptado el término anglosajón ‘cameo’ para referirse a las apariciones fugaces y esporádicas en alguna obra escénica.

Etimológicamente la palabra camafeo/cameo proviene del término latín ‘camahutus’ y cabe destacar que la RAE no recoge la palabra ‘cameo’ en su diccionario.

Famosos son los cameos que realizó el director de cine británico Alfred Hitchcock, apareciendo fugazmente en 37 de las 58 películas que dirigió. A continuación podréis visionar un vídeo con un buen número de ellos.

 

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Fuentes de consulta: RAE / cvc.cervantes / wisegeek / etymonline / unaparolaalgiorno /  Fernando García-Quismondo
Fuente de las imágenes:  scrapheap / mharrsch  vía  photopin cc