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¿De dónde proviene el término ‘talante’?

A través de la cuenta de este blog en Instagram  @yaestaellistoquetodolosabe2 he recibido un mensaje en el que me consultan de dónde surge el término ‘talante’ y si tiene algo que ver, etimológicamente, con el vocablo ‘talento’.

¿De dónde proviene el término ‘talante’?

El diccionario de la RAE nos da hasta cuatro acepciones para el término ‘talante’: ‘Modo o manera de ejecutar algo’; ‘Semblante o disposición personal’; ‘Estado o calidad de algo’ y ‘Voluntad, deseo, gusto’.

Como podemos apreciar, sus diferentes significados tienen que ver con el carácter o actitud de una persona que con su aptitud, la cual queda definida con el término ‘talento’.

Ambos se escriben de una forma muy similar e incluso hay quien suele usar una de esas palabras para referirse a la otra (y viceversa), aunque debería de ser utilizadas para hablar de cosas (estados) diferentes.

Hay discusión entre los etimólogos respecto a su origen, debido a que hay quien apuesta que comparte raíz etimológica con ‘talento’, o sea, que procede del latín ‘talentum’ (moneda de cuenta, unidad de peso) y éste del griego ‘tálanton’ (plato de la balanza con la que se pesaba las mercancías y productos en los mercados), aunque a diferencia de este término nos llegó a través del francés, escrito del igual (talante) y que para los galos significaba ‘carácter, manera de ser o de ejecutar algo’ (dándole nuestro idioma esa misma acepción).

Por otro lado, nos encontramos con quienes apoyan la etimología propuesta por el, recientemente fallecido, académico, lexicógrafo y célebre arabista, Federico Corriente Córdoba, que señalaba que la procedencia del término ‘talante’ no nos llegó a través del francés ni del latín sino que proviene del árabe ‘tál`ha’, cuyo significado era ‘semblante’.

 

 

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El ‘efecto halo’ o por qué algunas personas triunfan solo por ser atractivas

En 1920 el psicólogo estadounidense Edward L. Thorndike acuñó el término ‘efecto halo’ con el que señalaba que debido a la percepción que se tiene de una persona por un rasgo o cualidad determinada  se le valora de mejor o peor modo.

El efecto halo o por qué algunas personas triunfan solo por ser atractivas

Por ejemplo, cuando alguien recibe una visita comercial (ya sea por parte de un hombre o una mujer) si el visitante resulta atractivo al cliente tiene una mayor posibilidad de cerrar un trato o venta. Lo mismo puede ocurrir en el momento de realizar una entrevista de trabajo, siendo aquellos candidatos mejor vestidos y rasgos físicos más atrayentes quienes tengan una mayor posibilidad de obtener el puesto de trabajo por delante de otros aspirantes que aparentemente son menos agraciados pero poseen mejores cualidades.

Esto es debido a un sesgo cognitivo, innato en el ser humano, el cual provoca que, irremediablemente, se asocie a la belleza y otras cualidades (una sonrisa atractiva, una voz atrayente, incluso el tipo de peinado y la forma de vestir) con la sinceridad e inteligencia, motivo por el que debido a este efecto halo, en ocasiones, suele ser más fácil triunfar profesionalmente a aquellas personas que poseen una cualidad sobresaliente, ya que ésta hace que se aumente la percepción sobre las demás (aunque realmente no la posea).

Se puede extrapolar también ya no al contacto personal directo sino, por ejemplo, a la hora de tener referencias sobre alguien (leer su currículum, que nos hablen de ella…). Dependiendo del lugar donde ha estudiado o carrera que ha cursado, sitio en el que vive e incluso si sus apellidos suenan a provenir de una insigne familia, tenderemos a hacernos un juicio de valor mucho más positivo (influenciados por ese ‘halo’ que nos ha deslumbrado).

Actualmente muchos expertos en sesgos cognitivos ponen como ejemplo los concursos televisivos conocidos como ‘Talents’ en el que se puede advertir en el rostro y actitud de algunos miembros del jurado que suelen hacerse un juicio previo solo con ver aparecer al participante sobre el escenario y quedando, en un gran número de ocasiones, gratamente sorprendidos al comprobar que se habían equivocado al prejuzgar por el aspecto. Debido a ello nació otro tipo de concurso de talentos (como ‘La voz’) en el que el jurado no veía previamente al concursante y solo se dejaba guiar por su forma de cantar.

También cabe destacar como ejemplo lo que ocurre en alguna ocasión en los juicios con jurado: si la persona acusada es atractiva es mucho más fácil que salga un veredicto de inocencia (o no culpabilidad) que si no lo es. Esto también es lo que hace que los abogados pidan a sus clientes que se presenten adecuadamente vestidos, peinados y aseados.

 

Si te gustan estos temas, te aconsejo seguir el blog sobre ‘lenguaje no verbal’ de mi compañera Alicia Martos

 

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Fuentes de consulta: sciencedirect / springer / verywellmind / Google Books
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¿De dónde proviene el término ‘talento’ para referirnos a tener aptitud para una actividad?

¿De dónde proviene el término ‘talento’ para referirnos a tener aptitud para una actividad?

Muchos son los programas de televisión que se han puesto de moda en el que acuden personas con alguna aptitud a la hora de cantar, bailar, cocinar o realizar cualquier otra actividad y que son conocidos genéricamente como ‘Talents show’.

Pero el término talento no fue originalmente acuñado para referirse a la capacidad (ya sea artística como intelectual) que posee una persona, sino que en la antigüedad se conocía con ese término (talentum en latín y tálanton en griego) al plato de la balanza con la que se pesaba las mercancías y productos en los mercados.

Por aquel entonces tanto griegos como romanos calculaban el precio a pagar por una mercancía en base al peso de esta. Tanto pesaba, tanto costaba.

Esto llevó a que comenzara a utilizarse el término talento (referido a la medida de peso) también para llamar a una unidad monetaria (moneda) que además tenía gran valor. Por ejemplo en la Antigua Grecia un  talento equivalía aproximadamente a 20 kilos de plata.

Para encontrar el origen del término talento, como sinónimo de inteligencia, capacidad y aptitud de una persona para realizar una actividad (ya sea artística, intelectual, deportiva, empresarial…), debemos acudir al Nuevo Testamento donde a través de un par de parábolas contenidas en los Evangelios de Lucas y Mateo podemos encontrar el relato en el que un hombre, antes de partir de viaje, reparte unos talentos (monedas) entre sus sirvientes y a su regreso cada uno le explica qué hizo con aquel dinero y cuál fue el resultado. Dos de ellos lo invirtieron y sacaron buenos beneficios, doblando la cantidad inicial, pero un tercero prefirió guardarlo, temeroso de ser castigado por su patrón si perdía el dinero. El amo premió y elogió la actitud de los dos primeros y censuró al cobarde.

A partir de estas parábolas (y numerosas versiones que surgieron de ellas), comenzó a utilizarse el término talento para destacar el intelecto y perspicacia de las personas de cara a desempeñar un cometido, quedando estrechamente vinculado a la aptitud que se posee por encima de otras personas en alguna disciplina.

 

 

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Fuentes de consulta: RAE / etimologias.dechile / unaparolaalgiorno / etimo.it
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