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¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por boca de ganso’?

La expresión ‘Hablar por boca de ganso’ hace referencia a aquellas personas que hablan utilizando argumentos o explicaciones de otros como si fuesen propias.

¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por boca de ganso’?

Encontramos que en el Siglo de Oro español (siglo XVII) ya fue utilizada ampliamente, entre otros por literatos como Francisco de Quevedo. Además, aparece documentada en el Diccionario de autoridades en 1726.

El origen del modismo es algo discutido, pudiendo encontrar que el etimólogo Sebastián de Covarrubias sugería que, antiguamente, los enseñante (que solían por escribir con plumas de ganso) hacían repetir a los  niños a impartían sus enseñanzas la lecciones al pie de la letra y estos repetían lo que el profesor les había enseñado palabra por palabra, siguiendo sus instrucciones como hacen las crías de ganso cuando caminan e imitan a su madre o padre.

El lexicógrafo, José María Iribarren proponía que la expresión hace referencia a aquellos jóvenes que repiten mecánicamente las opiniones de sus preceptores.

Una tercera hipótesis, esta vez del filólogo Julio Cejador, sugiere que, al igual que los gansos repiten sonidos, la gente repite aquello que escucha sin pensar.

En cualquier caso, la expresión revela una crítica a la falta de originalidad al hablar por influencia de otros.

 

 

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¿Sabes a qué hace referencia el término ‘calamocano’?

¿Sabes a qué hace referencia el término ‘calamocano’?

‘Calamocano’ es un término con el que, en la época del Siglo de Oro (Francisco de Quevedo lo utilizó en varias de sus obras), se referían a quien estaba borracho o embriagado e incluso a aquel que ha perdido sus facultades físicas o mentales a causa de la ingesta de alcohol.

Esto hizo que dicho vocablo también se convirtiera en sinónimo de  chochear.

En la actual edición del diccionario de la RAE se le da al término ‘calamocano’ las siguientes acepciones: ‘Dicho de una persona: Que está algo embriagada’ y ‘chocho (que chochea)’.

El origen etimológico es incierto, aunque hay ciertos lingüistas que apuntan como una posible procedencia el antiguo término en euskera  ‘kalamanka’ cuyo significado era  gandul,  holgazán.

 

 

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¿Cuál es el origen de la famosa expresión ‘Lo prometido es deuda’?

La expresión Lo prometido es deuda’ es una locución ampliamente utilizada y una antigüedad de varios siglos.

¿Cuál es el origen de la famosa expresión ‘Lo prometido es deuda’?

Es utilizada para señalar el cumplimiento de alguna promesa o compromiso adquirido y se dice tanto para recordar a un deudor que debe cumplir con algo prometido como cuando ya se ha satisfecho dicho compromiso, como señal de que ha cumplido con su palabra. No solo hace referencia a una posible deuda económica sino que se utiliza dicho término como ‘obligación moral contraída con alguien’, tal y como recoge el Diccionario de la RAE.

La expresión fue ampliamente popularizada a través de diversas obras literarias de autores españoles del último tramo de periodo conocido como ‘Siglo de Oro’ (primera mitad del siglo XVII), entre ellos Francisco de Quevedo.

Podemos encontrarla en la forma ‘El que promete, en deuda se mete’ y recogida en el Diccionario de Autoridades de 1732 como ‘Quien fía o promete, en deuda se mete’.

Pero cabe destacar que no se trata una frase proverbial originaria del castellano, ya que nos llegó desde la forma italiana ‘Ogni promessa è debito’, de igual significado y de la que hay referencias en obras anteriores al siglo XVII (por ejemplo ‘Eptamerone ouero eptalogi della nobiltà mondana’ de Paolo Luchini publicada en el año 1599).

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘A calzón quitado’?

La expresión ‘A calzón quitado’ se utiliza para indicar que algo se hace o dice (‘hablar a calzón quitado’) sin tapujos ni engaños y de forma valiente, sin ocultar nada (podría utilizarse como sinónimo de la locución ‘hablar sin pelos en la lengua’).

¿Cuál es el origen de la expresión ‘A calzón quitado’?

El origen y sentido de esta expresión proviene del Siglo de Oro (siglos XVI-XVII) en el que hubo una corriente literaria en la que se decían las cosas tal y como se pensaban y sin ocultarse en florituras; de ahí que se utilizase el símil de ‘calzón’ (modo en el que se llamaba antiguamente a los pantalones), para indicar que algo se hacía o decía desnudo, sin artificio alguno.

Pero esta referencia al ‘calzón quitado’ se hacía como alusión a las antiguas peleas en las que dos contrincantes luchaban cuerpo a cuerpo, utilizando únicamente sus manos y pies y estando totalmente desprovistos de cualquier arma e incluso prenda vestir (un claro ejemplo fue la lucha greco-romana).

Cabe destacar que existen algunas publicaciones donde se indica que el origen de la expresión ‘A calzón quitado’ posiblemente provenga del antiguo acto de azotar a un reo, quitándole la ropa a éste, como una práctica de castigo o tortura corporal e incluso hay quien señala que también podría venir de los azotes que daban antiguamente algunos maestros en el trasero de los alumnos que se portaban mal y a quienes les bajaban el pantalón (calzón). Pero este par de versiones cuentan con muy pocas referencias y expertos que apoyen dichas hipótesis.

 

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¿De dónde surge decir a alguien que es un ‘cantamañanas’?

Suele utilizarse el término ‘cantamañanas’ cuando queremos referirnos a alguien que nos parece un irresponsable, informal o que no nos merece crédito alguno (y de este modo también lo define el diccionario de la RAE).

¿De dónde surge decir a alguien que es un ‘cantamañanas’?Etimológicamente dicho vocablo no se originó como referencia a algún tipo de personaje que se dedicaba a cantar por las mañanas, como si de un majadero se tratara (ni tan siquiera a los gallos), sino que nació durante el Siglo de Oro (siglos XVI y XVII) como una clara alusión a aquellos tipos que, huyendo de cualquier responsabilidad, dejaban los quehaceres y trabajos pendientes y sin terminar para el día siguiente.

Muchos eran a quienes se les encomendaba algún tipo de encargo y respondían con un ‘¡Mañana!’, ya que no tenían intención alguna de llevarlo a cabo (también para aquellos a los que se les pedía un favor o un préstamo).

El hecho de decir (cantar) de una manera descarada ese ‘¡mañana!’ propició que la respuesta del interlocutor fuese ‘¡Ya cantó mañana!’ y, con el tiempo, a aquellos que abusaban de dicha forma de escaquearse de lo que se le pedía se les empezó a llamar ‘cantamañanas’.

 

 

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Fuentes de consulta: muyhistoria / RAE / blogdeespanol / molinodeideas / comaconcomilla

¿De dónde surge llamar ‘tragaldabas’ a alguien que come vorazmente?

El término ‘tragaldabas’ ha sido utilizado durante mucho tiempo para referirse a aquellas personas tragonas y que suelen comer vorazmente (los que no dejan ni una miga en el plato), aunque cada vez es menos usada y sustituida por otros vocablos como puede ser tragón, comilón, zampón o glotón.

¿De dónde surge llamar ‘tragaldabas’ a alguien que come vorazmente?

Durante el periodo conocido como ‘Siglo de Oro’ (XVI y XVII) aparecen las primeras menciones a tragaldabas como sinónimo de persona tragona o con un hambre descomunal y nace de juntar los términos ‘tragar’ (acción de ingerir un alimento o líquido) y ‘aldaba’ (pieza de hierro colocada en las puertas que servía para llamar golpeando con ella).

El ingenio de los literatos del Siglo de Oro creó este curioso vocablo con la clara intención de señalas el hambre o buen apetito que tenía alguien y como clara alusión de que ‘se comería hasta las puertas’ (teniendo en cuenta que las aldabas eran de hierro y, normalmente, grandes).

En 1739 el Diccionario de Autoridades incorporó el término ‘tragaldabas’ con la acepción. ‘La persona que come mucho, ò es mui tragón’. Fue a partir del 1925 cuando en el Diccionario de la RAE se le modificó el significado por ‘Persona muy tragona’, que todavía sigue vigente en la actualidad.

 

 

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El curioso origen etimológico del término ‘acelga’

Conocemos como acelga a un tipo de hortaliza de hoja verde y tallo comúnmente blanco (aunque se puede encontrar en otras tonalidades), considerada como una de las más saludables e idóneas para realizar dietas gracias a ser rica en vitaminas y fibra, su alto contenido de agua (aproximadamente el 48%) y su mínimo aporte calórico.

El curioso origen etimológico del término ‘acelga’

La etimología del término ‘acelga’ es la mar de curiosa ya que llegó al castellano a través del árabe hispánico ‘assílqa’ y a éste desde el árabe clásico ‘silqah’. Pero los árabes no fueron quienes acuñaron ese nombre para dicha hortaliza, sino que ellos la adaptaron desde el griego clásico ‘sikelḗ’ (σικελή) y cuyo significado literal era ‘la siciliana’.

Y es que en la Antigua Grecia se tenía el convencimiento de que esa verdura era originaria de la isla de Sicilia, motivo por el que se referían a la misma de ese modo.

También cabe destacar que los antiguos romanos tenían otro modo de referirse a las acelgas y era ‘Beta’ (su nombre científico es ‘Beta vulgaris var. Cicla’). El hecho de que en latín se le denominase de ese modo era porque cuando sus tallos crecían se doblaba las puntas y quedaba de forma que parecía la letra B (β beta).

El término acelga fue recogido en español, por primera vez, en 1494, en el diccionario ‘Vocabulario español-latino’ del famoso humanista y gramático Antonio de Nebrija. En 1726 aparece en el primer diccionario publicado por la Real Academia Española de la Lengua (conocido como ‘Diccionario de Autoridades’).

Durante el Siglo de Oro (siglos XVII y XVIII) se hizo inmensamente popular la expresión ‘Cara de acelga amarga’, con la que referirse al semblante pálido y macilento (flaco, descolorido) que presentaba una persona por el cansancio o tras haber trasnochado. Con los años la referencia ‘amarga’ desapareció’ de dicha locución y, todavía hoy, sigue siendo utilizada en el modo ‘Cara de acelga’.

 

 

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Fuentes de consulta: 300 historia de palabras de Juan Gil (Editorial Espasa) / RAE /  etimologias.dechile / Diccionario de Autoridades (1726)
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Destripando bulos: La expresión ‘Más vale maña que fuerza’ no tiene nada que ver con las aragonesas [#StopBulos]

Destripando bulos: La expresión ‘Más vale maña que fuerza’ no tiene nada que ver con las aragonesas [#StopBulos]Días atrás, a través de twitter, mi amiga Ana (@ANASAYEK) me pasaba un meme, que le había llegado, en el que se explicaba que durante el Primer Sitio de Zaragoza las mujeres (con Agustina de Aragón a la cabeza) defendieron la Puerta del Carmen, acabando con la vida de 4312 soldados franceses y que, de ahí, surgió la expresión ‘Más vale maña que fuerza’ (cuyo significado es que ‘es mejor utilizar la habilidad e inteligencia para conseguir un fin en lugar de la violencia o fuerza bruta’), haciendo una clara alusión al gentilicio coloquial ‘maña’ que se utiliza para referirse a las aragonesas.

Pero, como en tantas otras ocasiones, esta se trata de una etimología errónea y totalmente equivocada que, ha sido ampliamente difundida y son muchas las personas y páginas que lo defienden como origen de la expresión.

Nada tiene que ver el término ‘maña’ (referida a la destreza y habilidad) con el vocablo utilizado para llamar de un modo  coloquial a las personas originarias de Aragón (maño, maña, mañico, mañica…).

Por un lado nos encontramos que ambos términos polisémicos (palabras que, a pesar de pronunciarse o escribirse de un mismo modo, tienen significados diferentes) tienen orígenes distintos.

El vocablo que se refiere a la habilidad procede del latín vulgar *mania, utilizado antiguamente para referirse a una ‘habilidad manual’, mientras que el término que hace alusión a una persona aragonesa proviene etimológicamente del latín ‘magnus’ usado para designar a aquellas personas magnas, importantes y grandes. Pero algunos etimólogos apuntan a que maño es la aféresis y trasformación de la palabra ‘hermano’. Aunque hay quien incluso defiende que es la unión de ambos orígenes (de magnus y hermano), debido a que existen constancia de que ‘maño’ fue un calificativo utilizado entre los mudéjares aragoneses con el que se designaban afectivamente (como si formasen parte de una hermandad, como pueblo sometido).

Pero lo que pretendía con este post no es encontrar la etimología del término maña, sino destripar el bulo que vincula la expresión ‘Más vale maña que fuerza’ con el hecho histórico protagonizado por Agustina de Aragón que tuvo lugar en 1808 durante la Guerra de Independencia que enfrentó a españoles contra las fuerzas de ocupación francesas de Napoleón Bonaparte.

Y el hecho de que es imposible que dicha expresión se originase por tal motivo está en que ya era conocida muchísimo tiempo antes, existiendo múltiples referencias escritas a la misma en obras tan insignes como la comedia ‘Cada uno para sí’ del célebre autor del Siglo de Oro Pedro Calderón de la Barca, publicado en el año 1661 (un siglo y medio antes que el episodio del Sitio de Zaragoza) y en el que aparecía el siguiente texto:

«Hernando Como digo de mi cuento,
empezando finalmente, ¿es más ser uno valiente
que darle en el pensamiento
que lo es? No. Pues, ¡ea, desvelos!,
tratemos de envalentar,
manos a labor, y dar
heroico fin a mis celos.
Salga Simón a campaña,
que esto, sin que el refrán tuerza,
más quiere maña que fuerza»

Por tanto, queda demostrado que dicha expresión ya se pronunciaba como refrán popular varios siglos antes que el supuesto origen zaragozano. Según el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), ya hay constancia escrita de la forma ‘maña que fuerza’ en el año 1652.

 

 

 

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Fuentes de consulta: cvc.cervantes / cervantesvirtual (descarga del pdf del libro ‘Cada uno para sí’ de Pedro Calderón de la Barca) / etimologias.dechile / RAE (1) / Corpus Diacrónico del Español (CORDE) / RAE (2) / 86400.es / webislam / eltostondeluismi

Fuente de la imagen: Viral en Twitter y Redes Sociales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Nuestra lengua es rica en expresiones, refranes y aforismos que tratan sobre cualquier tema y ocasión. Los tenemos dedicados a temas meteorológicos, a las diferentes estaciones del año, a los meses y los que mencionan personas, lugares y animales (por poner unos pocos ejemplos).

Entre toda la amalgama de expresiones que existen hay algunas muy concretas en las que en el enunciado se menciona a algún animal, pero que, curiosamente, poco o nada tienen que ver realmente con los animales, ya que muchas de ellas han acabado nombrándolos por la perversión del lenguaje oral que ha ido pasando de una generación a otra o simplemente porque ese vocablo ha sido creado por alguna jerga (como el de la germanía) que lo utilizaban metafóricamente para referirse a otra cosa sin que los demás se enteraran.

Montar un pollo

La forma original (y correcta) de la expresión es ‘montar un poyo’, aunque el diccionario de la RAE admite desde hace unos años que se escriba ‘montar un pollo’ a pesar de que la locución no se refiera a la cría se la gallina.

El poyo (pollo) al que hace referencia es al podio o pequeña tribuna portátil (que tenía que ser montada) sobre las que se subían oradores que llegaban a una plaza pública y desde la que hablaban a los presentes. Normalmente eran consignas políticas que atacaban a algún partido político o al gobierno, por lo que, a menudo, solía armarse algún que otro altercado entre los asistentes y el orador. Dicha tribuna portátil  era conocida popularmente como ‘poyo’, un término que proviene de la palabra en latín ‘pódium’ y cuyo significado es ‘podio’.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Tener la mosca detrás de la oreja

La mosca a la que se refiere la expresión (que viene a indicarnos el acto de estar alerta, atento o expectante ante una situación) no es al insecto, sino a la ‘mecha’ (también llamada llave de mecha o serpentín) con la que antiguamente se encendía el arcabuz (arma de fuego utilizada entre los siglos XV y XVII) para hacerlo disparar. El soldado portador de dicha arma, también conocido como arcabucero, se colocaba la mecha sobre la oreja (del mismo modo que algunos operarios pueden ponerse un lapicero o alguien llevar un cigarrillo) y se mantenía alerta y preparado ante un posible ataque. En caso de necesidad solo tenía que echar rápidamente mano de ella, encender el arma y disparar.

Llevarse el gato al agua

El gato de esta expresión es una forma metafórica de indicar cómo se dejaba al adversario tras un ejercicio de resistencia y fuerza (a cuatro patas, o lo que es lo mismo… a gatas) y que ya se practicaba en la Antigua Grecia.

En sus inicios, este ejercicio se realizaba en las instrucciones militares y con los años ha acabado convirtiéndose es el famoso juego llamado ‘tira y afloja’, el cual consiste en que dos grupos contrincantes tiran cada uno desde una extremidad, hasta tumbar/arrastrar unos a los otros.

En sus orígenes se realizaba teniendo un charco o rio de por medio y ganaba aquel equipo que lograba lanzar al suelo y arrastrar a sus contrincantes hacia el terreno de ellos, cruzando la línea divisoria que marcaba el agua. De ahí que quedasen a gatas.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Aburrirse como una ostra

El origen de la expresión no debemos buscarlo en el comportamiento de este preciado molusco (el cual, evidentemente, no se sabe si se aburre o no) sino al apócope de la palabra ‘ostracismo’, que era el término con que era conocido el destierro que se practicaba antiguamente la Antigua Grecia y al que se sometía a aquellos individuos que eran considerados como un ‘elemento peligroso para la comunidad’, teniendo que abandonar Atenas y permanecer exiliados y alejados de cualquier contacto con otras personas durante un tiempo (semanas, meses, años…). Ese destierro obligatorio los condenaba a estar lejos de la familia y vivir en soledad, y en consecuencia al aburrimiento, lo que dio origen a la expresión ‘aburrirse como un ostracista’, que, con el tiempo acabó en el apócope de ostra.

La palabra ostracismo no proviene de ‘ostra’ sino de óstrakon que es el modo al que se le llamaba a la concha de cerámica en la que se escribía el nombre de la persona a la que se quería desterrar.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Aflojar la mosca

Nuevamente nos encontramos con otra expresión que utiliza el término ‘mosca’ y que no se refiere al insecto ni a una mecha (como la de la expresión ‘Tener la mosca detrás de la oreja’), sino que este fue un vocablo inventado y utilizado entre los pícaros y ladronzuelos del conocido como ‘Siglo de Oro’ (siglos XVI y XVII) para referirse al dinero con la intención de solo entenderse entre ellos.

Al dinero lo llamaban ‘mosca’, ya que éste lo conseguían como el que atrapa una mosca al vuelo (en clara referencia al insecto), quedando esas monedas bien sujetas en el puño del ladronzuelo. A la hora de repartir el botín con sus compinches se debía aflojar la mosca (abrir el puño para que los demás cogieran su parte).

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

 

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Aquí hay gato encerrado

Sin dejar el Siglo de Oro ni a los pícaros ladrones, la expresión ‘aquí hay gato encerrado’ no hace referencia a minino alguno sino a la bolsa o talego en el que en esa época se guardaba el dinero.

Ese saquito con las monedas solía guardarse entre las ropas con el fin de no ser robado, pero la víctima que estaba en el punto de mira de los rateros era observado para ver si llevaba y dónde se lo metía, por lo que la consigna que se daban entre sí los ladrones era diciendo que había allí había ‘gato encerrado’ o, lo que es lo mismo, una bolsa escondida con dinero.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Tener vista de lince

En realidad la expresión debería ser ‘tener vista de Linceo’ y en su origen hacía referencia a un personaje de la mitología griega conocido por tener una vista prodigiosa (que alcanzaba hasta lo inimaginable y que incluso podía atravesar los objetos). Linceo fue uno de los argonautas que junto a Jason fueron a la búsqueda del ‘vellocino de oro’.

Con el tiempo la expresión cambió a ‘tener vista de lince’ y muchos fueron lo que creyeron que la locución provenía del felino, debido a que este animal también se le otorgaba una prodigiosa vista (de hecho el lince se llama así por Linceo).

Sudar como un cerdo

Los cerdos no sudan (al carecer de glándulas sudoríparas) y por tanto la locución no puede referirse al animal.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animalesEn realidad esta expresión la recibimos del inglés y es una traducción literal de su ‘Sweating Like A Pig!’ (¡sudar como un cerdo!), pero el cerdo al que se refiere la expresión anglosajona no es el animal sino el ‘pig iron’ (lo que en nuestra lengua se conoce como ‘arrabio’, que es el producto resultante de la fundición del hierro en un alto horno).

Los ingleses le dieron el nombre de ‘pig iron’ debido a que cuando el mineral era convertido en hierro líquido (fundiéndolo a temperaturas extremas) era pasado a unos moldes donde debía enfriarse sin ser movido. Ese molde recibía el nombre de ‘pigs’ debido a que recordaba por su forma  a las mamas de una cerda. Se sabía que ya estaba lo suficientemente frío para poder ser trasladado cuando se creaba una capa de rocío (sudor) sobre la placa: sweat pig (cerda sudorosa).

De ahí surgió la expresión ‘Sweating Like A Pig’ que nosotros tradujimos como ‘sudar como un cerdo’ (o una cerda) pero que nada tiene que ver con el animal o su transpiración y sí con el molde donde se deja enfriar el hierro fundido.

 

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¿De dónde surge la expresión ‘Aflojar la mosca’?

¿De dónde surge la expresión ‘Aflojar la mosca’?

La expresión ‘Aflojar la mosca’ es comúnmente utilizada, de forma informal, para indicar a alguien que debe pagar algo (ya sea una deuda, una ronda de copas entre amigos, la compra que ha realizado…).

Su origen lo encontramos en la época conocida como ‘Siglo de Oro’ (siglos XVI y XVII) en el que surgieron un gran número de vocablos entre los miembros de la germanía, pícaros y rufianes que tenían su propia jerga (vocabulario) para referirse a infinidad de cosas (sobre todo relacionadas con los actos delictivos) con el fin de entenderse solo entre ellos (un ejemplo es la expresión ‘hay gato encerrado’ y que hacía referencia a la bolsa de piel en la que se guardaba el dinero y se llevaba escondida entre la ropa).

Al dinero lo llamaban ‘mosca’, ya que éste lo conseguían como el que atrapa una mosca al vuelo (en clara referencia al insecto), quedando esas monedas bien sujetas en el puño del ladronzuelo. A la hora de repartir el botín con sus compinches debía aflojar la mosca (abrir el puño para que los demás cogieran su parte).

Muchos fueron los escritores de la época (Francisco de Quevedo es uno de ellos) a los que les gustaba utilizar en sus obras algunas de esas expresiones inventadas y utilizadas frecuentemente por los miembros de bandas de delincuentes.

 

 

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