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¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por boca de ganso’?

La expresión ‘Hablar por boca de ganso’ hace referencia a aquellas personas que hablan utilizando argumentos o explicaciones de otros como si fuesen propias.

¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por boca de ganso’?

Encontramos que en el Siglo de Oro español (siglo XVII) ya fue utilizada ampliamente, entre otros por literatos como Francisco de Quevedo. Además, aparece documentada en el Diccionario de autoridades en 1726.

El origen del modismo es algo discutido, pudiendo encontrar que el etimólogo Sebastián de Covarrubias sugería que, antiguamente, los enseñante (que solían por escribir con plumas de ganso) hacían repetir a los  niños a impartían sus enseñanzas la lecciones al pie de la letra y estos repetían lo que el profesor les había enseñado palabra por palabra, siguiendo sus instrucciones como hacen las crías de ganso cuando caminan e imitan a su madre o padre.

El lexicógrafo, José María Iribarren proponía que la expresión hace referencia a aquellos jóvenes que repiten mecánicamente las opiniones de sus preceptores.

Una tercera hipótesis, esta vez del filólogo Julio Cejador, sugiere que, al igual que los gansos repiten sonidos, la gente repite aquello que escucha sin pensar.

En cualquier caso, la expresión revela una crítica a la falta de originalidad al hablar por influencia de otros.

 

 

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¿Sabes a qué hacía referencia el término ‘filaucía’?

¿Sabes a qué hacía referencia el término ‘filaucía’?

‘Filaucía’ es un término prácticamente en desuso, pero tiempo atrás fue usado para hacer referencia al acto de egoísmo, en el sentido de amarse a uno mismo por encima de lo demás.

Fue muy utilizado durante el Siglo de Oro español (siglos XVI y XVII) el término procede del griego  ‘philautia’, compuesto por  ‘philein’ (amar) y  ‘autos’ (por sí mismo).

El vocablo fue recogido por primera vez en el diccionario de la RAE, en la edición de 1803, y actualmente sigue apareciendo con la acepción de ‘amor propio’.

 

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘A calzón quitado’?

La expresión ‘A calzón quitado’ se utiliza para indicar que algo se hace o dice (‘hablar a calzón quitado’) sin tapujos ni engaños y de forma valiente, sin ocultar nada (podría utilizarse como sinónimo de la locución ‘hablar sin pelos en la lengua’).

¿Cuál es el origen de la expresión ‘A calzón quitado’?

El origen y sentido de esta expresión proviene del Siglo de Oro (siglos XVI-XVII) en el que hubo una corriente literaria en la que se decían las cosas tal y como se pensaban y sin ocultarse en florituras; de ahí que se utilizase el símil de ‘calzón’ (modo en el que se llamaba antiguamente a los pantalones), para indicar que algo se hacía o decía desnudo, sin artificio alguno.

Pero esta referencia al ‘calzón quitado’ se hacía como alusión a las antiguas peleas en las que dos contrincantes luchaban cuerpo a cuerpo, utilizando únicamente sus manos y pies y estando totalmente desprovistos de cualquier arma e incluso prenda vestir (un claro ejemplo fue la lucha greco-romana).

Cabe destacar que existen algunas publicaciones donde se indica que el origen de la expresión ‘A calzón quitado’ posiblemente provenga del antiguo acto de azotar a un reo, quitándole la ropa a éste, como una práctica de castigo o tortura corporal e incluso hay quien señala que también podría venir de los azotes que daban antiguamente algunos maestros en el trasero de los alumnos que se portaban mal y a quienes les bajaban el pantalón (calzón). Pero este par de versiones cuentan con muy pocas referencias y expertos que apoyen dichas hipótesis.

 

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Destripando bulos: La expresión ‘Más vale maña que fuerza’ no tiene nada que ver con las aragonesas [#StopBulos]

Destripando bulos: La expresión ‘Más vale maña que fuerza’ no tiene nada que ver con las aragonesas [#StopBulos]Días atrás, a través de twitter, mi amiga Ana (@ANASAYEK) me pasaba un meme, que le había llegado, en el que se explicaba que durante el Primer Sitio de Zaragoza las mujeres (con Agustina de Aragón a la cabeza) defendieron la Puerta del Carmen, acabando con la vida de 4312 soldados franceses y que, de ahí, surgió la expresión ‘Más vale maña que fuerza’ (cuyo significado es que ‘es mejor utilizar la habilidad e inteligencia para conseguir un fin en lugar de la violencia o fuerza bruta’), haciendo una clara alusión al gentilicio coloquial ‘maña’ que se utiliza para referirse a las aragonesas.

Pero, como en tantas otras ocasiones, esta se trata de una etimología errónea y totalmente equivocada que, ha sido ampliamente difundida y son muchas las personas y páginas que lo defienden como origen de la expresión.

Nada tiene que ver el término ‘maña’ (referida a la destreza y habilidad) con el vocablo utilizado para llamar de un modo  coloquial a las personas originarias de Aragón (maño, maña, mañico, mañica…).

Por un lado nos encontramos que ambos términos polisémicos (palabras que, a pesar de pronunciarse o escribirse de un mismo modo, tienen significados diferentes) tienen orígenes distintos.

El vocablo que se refiere a la habilidad procede del latín vulgar *mania, utilizado antiguamente para referirse a una ‘habilidad manual’, mientras que el término que hace alusión a una persona aragonesa proviene etimológicamente del latín ‘magnus’ usado para designar a aquellas personas magnas, importantes y grandes. Pero algunos etimólogos apuntan a que maño es la aféresis y trasformación de la palabra ‘hermano’. Aunque hay quien incluso defiende que es la unión de ambos orígenes (de magnus y hermano), debido a que existen constancia de que ‘maño’ fue un calificativo utilizado entre los mudéjares aragoneses con el que se designaban afectivamente (como si formasen parte de una hermandad, como pueblo sometido).

Pero lo que pretendía con este post no es encontrar la etimología del término maña, sino destripar el bulo que vincula la expresión ‘Más vale maña que fuerza’ con el hecho histórico protagonizado por Agustina de Aragón que tuvo lugar en 1808 durante la Guerra de Independencia que enfrentó a españoles contra las fuerzas de ocupación francesas de Napoleón Bonaparte.

Y el hecho de que es imposible que dicha expresión se originase por tal motivo está en que ya era conocida muchísimo tiempo antes, existiendo múltiples referencias escritas a la misma en obras tan insignes como la comedia ‘Cada uno para sí’ del célebre autor del Siglo de Oro Pedro Calderón de la Barca, publicado en el año 1661 (un siglo y medio antes que el episodio del Sitio de Zaragoza) y en el que aparecía el siguiente texto:

«Hernando Como digo de mi cuento,
empezando finalmente, ¿es más ser uno valiente
que darle en el pensamiento
que lo es? No. Pues, ¡ea, desvelos!,
tratemos de envalentar,
manos a labor, y dar
heroico fin a mis celos.
Salga Simón a campaña,
que esto, sin que el refrán tuerza,
más quiere maña que fuerza»

Por tanto, queda demostrado que dicha expresión ya se pronunciaba como refrán popular varios siglos antes que el supuesto origen zaragozano. Según el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), ya hay constancia escrita de la forma ‘maña que fuerza’ en el año 1652.

 

 

 

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Fuentes de consulta: cvc.cervantes / cervantesvirtual (descarga del pdf del libro ‘Cada uno para sí’ de Pedro Calderón de la Barca) / etimologias.dechile / RAE (1) / Corpus Diacrónico del Español (CORDE) / RAE (2) / 86400.es / webislam / eltostondeluismi

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘poner el cascabel al gato’?

¿Cuál es el origen de la expresión 'poner el cascabel al gato'?

‘Poner el cascabel al gato’ o ‘¿Quién pone el cascabel al gato?’ (y otras variantes) son de esas frases proverbiales que se utilizan ante una dificultad y la imposibilidad de llevar a cabo alguna tarea que acarreará cierto peligro. Un grupo de personas podrán ponerse de acuerdo en la conveniencia de realizar un acto que beneficiará al colectivo, pero el riesgo que comporta realizarlo provocará que no haya voluntarios para ponerlo en práctica.

Se utiliza la figura del gato debido a que dicha expresión se originó a raíz de una antiquísima fábula que versaba en la historia de un grupo de ratones que deseaban salir de la ratonera para ir a buscar comida pero que les era imposible hacerlo debido a que siempre eran sorprendidos por el felino que habitaba en aquel lugar. Tras reunirse los roedores decidieron que una buena idea para enterarse cuándo se acercaba el gato sería colocándole a éste un cascabel, pero ¿quién sería el valiente que se lo pondría?: Ninguno se presentó voluntario.

Son numerosísimas las fuentes señalan como origen de la expresión a Félix Lope de Vega, uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español, debido a que dicha fábula estaba introducida en la comedia ‘La esclava de su galán’ (publicada 1647, doce años después del fallecimiento del escritor madrileño) y que fue puesta en boca de Pedro (uno de los personajes) en la escena IX del primer acto:

El cuento viejo ha venido
aquí a pedir de cogote.
Juntáronse los ratones
para librarse del gato,
y después de un largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
guardarse mejor podían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo,
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
«¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?»

Pero realmente Lope de Vega no fue el primero en escribir dicha fábula, sino que mucho antes que él hubo hubo otros que también lo hicieron.

¿Cuál es el origen de la expresión 'poner el cascabel al gato'?La primera referencia que existe es la que señala al fabulista griego del siglo VI a.C. Esopo, a quien se le atribuye la fábula ‘El gato y los ratones’ (en algunos lugares se encuentra bajo el título ‘Los ratones y el gato’):

Una gran familia de ratones vivía en una gran mansión. La vida fue siempre buena con ellos ya que siempre había comida en abundancia, sobre todo en la cocina.
Pero un día, el dueño de la casa trajo un gato. Desde entonces la vida de los ratones fue miserable.
El gato merodeaba día y noche. Los ratones no osaban salir de sus madrigueras porque el gato estaba siempre al acecho.
Con el paso de los días los ratones estaban más y más débiles porque no se aventuraban a salir de sus madrigueras para buscar comida.
Finalmente, un viejo ratón dijo: “No podemos continuar así o moriremos de hambre y de sed muy pronto. Tenemos que encontrar un modo de ocuparnos del gato”.
“Efectivamente, tenemos que idear un plan” dijo otro ratón. “Reunámonos todos los ratones esta noche y veamos si podemos pensar en algo”.
Enseguida anocheció. Todos los ratones se habían juntado en el lugar acostumbrado de reunión en la casa.
El ratón más anciano se aclaró la voz y dijo: “Estoy seguro de que ninguno de nosotros ha sido feliz últimamente debido a nuestro común enemigo, el gato”.
Todos los ratones asintieron con la cabeza.
El anciano ratón continuó: “Tenemos que actuar juntos y pensar en un plan para deshacernos del gato sino un día vamos a acabar siendo su comida”
Uno de los ratones sugirió matar al gato y a todos los demás le pareció una buena idea.
De modo que los ratones empezaron a idear la mejor manera para matar al gato. Pero tan pronto como uno proponía un plan los demás lo rechazaban porque era inviable.
Por fin, un joven ratón dijo: «Es posible que no podamos matar al gato pero quizás podamos pensar en algo para saber su paradero. De esa forma, cuando sepamos que viene tendremos tiempo para salir corriendo”
Los otros ratones aplaudieron la propuesta.
El joven ratón continuó: «Tengo un plan. Es realmente simple. Todo lo que tenemos que hacer es colgar un cascabel alrededor del cuello del gato. Por donde vaya sonará.
Si el cascabel es grande podremos incluso escuchar cuando el gato está viniendo antes de que esté demasiado cerca».
Todos los ratones saltaron de alborozo y aplaudieron la idea.
De repente, un ratón sabio dijo: “Esa es una idea brillante. Ahora.. Quién pondrá el cascabel al gato?”

Posteriormente otros muchos fueron los escritores y fabulistas que escribieron textos similares, como es el caso del clérigo inglés Odo de Cheriton quien en el siglo XIII publicó la obra en latín ‘Fabulae, Narrationes o Parabolae’ y que en la España Medieval fue traducido por un monje anónimo bajo el título ‘Libro de los gatos’, en el que Cherinton, en clave de metáfora, hacía una crítica a ciertas situaciones que vivían algunos clérigos de la época (nombrados en el texto como mures, forma antigua de referirse a los ratones) respecto a algún prelado u obispo (gato).

El texto (en castellano antiguo) dice lo siguiente: Lee el resto de la entrada »

¿De dónde surge la expresión ‘Aflojar la mosca’?

¿De dónde surge la expresión ‘Aflojar la mosca’?

La expresión ‘Aflojar la mosca’ es comúnmente utilizada, de forma informal, para indicar a alguien que debe pagar algo (ya sea una deuda, una ronda de copas entre amigos, la compra que ha realizado…).

Su origen lo encontramos en la época conocida como ‘Siglo de Oro’ (siglos XVI y XVII) en el que surgieron un gran número de vocablos entre los miembros de la germanía, pícaros y rufianes que tenían su propia jerga (vocabulario) para referirse a infinidad de cosas (sobre todo relacionadas con los actos delictivos) con el fin de entenderse solo entre ellos (un ejemplo es la expresión ‘hay gato encerrado’ y que hacía referencia a la bolsa de piel en la que se guardaba el dinero y se llevaba escondida entre la ropa).

Al dinero lo llamaban ‘mosca’, ya que éste lo conseguían como el que atrapa una mosca al vuelo (en clara referencia al insecto), quedando esas monedas bien sujetas en el puño del ladronzuelo. A la hora de repartir el botín con sus compinches debía aflojar la mosca (abrir el puño para que los demás cogieran su parte).

Muchos fueron los escritores de la época (Francisco de Quevedo es uno de ellos) a los que les gustaba utilizar en sus obras algunas de esas expresiones inventadas y utilizadas frecuentemente por los miembros de bandas de delincuentes.

 

 

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¿De dónde surge la exclamación ‘¡pardiez!’?

¿De dónde surge la exclamación ‘¡pardiez!’?A través de la página en Facebook de este blog Mónica Carrasco me escribe explicándome que recuerda que su abuelo utilizaba a menudo la exclamación ‘¡pardiez!’, la cual hace años que no la ha vuelto a escuchar decir a nadie, y le gustaría saber de dónde surgió dicho término.

La exclamación ‘¡pardiez!’ está en desuso (como bien apunta la lectora), pero durante varios siglos fue un término ampliamente utilizado como eufemismo (forma de aludir a algo sin necesidad de decir una grosería o blasfemar) por aquellos que querían realizar un juramento o exclamar algo en nombre de Dios. Debemos tener en cuenta que durante gran parte de la Historia todo aquello que era blasfemar o decir el nombre de Dios en vano estaba considerado pecado y era perseguido por la justicia; por lo que, gracias al ingenio de la época, se buscó una fórmula en la que se enmascaraba el nombre del llamado Creador de una forma en la que no pudiesen acusarles de herejía al pronunciarla.

Podemos encontrar el término pardiez ampliamente referenciado en textos del Siglo de Oro español por autores como Cervantes, Lope de Vega o Quevedo.

Esta fórmula de juramento y/o exclamación suele ser contundente y viene a sustituir a ‘Por Dios’: ¡Pardiez! ¿has visto cómo me has puesto?, Deja ya de dar el coñazo, ¡pardiez!.

 

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¿De dónde surge el término ‘piropo’ como sinónimo de decir un halago a alguien?

¿De dónde surge el término ‘piropo’ como sinónimo de decir un halago a alguien?

La etimología del término piropo nos trae esta palabra directamente del latín, donde ‘pyrōpus’ era el modo en el que se le comenzó a llamar a una piedra preciosa de color rojo, similar al rubí. Éstos habían cogido prestada la palabra (pyropos) de los griegos y que se utilizaba para describir a aquello de color encendido o parecido al fuego.

Por lo tanto, el piropo llegó a nosotros como una joya, la cual solía ser regalada a las enamoradas por sus correspondientes pretendientes y, por lo tanto, pasó a definirse como el acto de regalar algo bonito/bello/precioso a una mujer.

Durante el Siglo de Oro la verborrea e ingenio español, tan característico para decir halagos y galanterías a las damas, hizo que la palabra diese un paso más allá, utilizándose para describir ese acto de lisonja y/o alanza. Esto fue de gran ayuda para su popularización al ser utilizado por algunos célebres autores en sus obras (tanto la palabra piropo como el halago en sí).

 

 

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Fuentes de consulta:  RAE / etimologias.dechile / bitacora100 / cvc.cervantes
Fuente de la imagen: tecnicasdegrabado (Ricardo Baroja. La escandalosa o El piropo, 1908)

¿Cuál es el origen de la expresión ‘aquí hay gato encerrado’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘aquí hay gato encerrado’?
La expresión ‘aquí hay gato encerrado’ suele utilizarse cuando desconfiamos de alguna cosa o nos da en la nariz que hay algo turbio en algún asunto.

Para encontrar el origen de esta expresión debemos trasladarnos hasta los siglos XVI y XVII (también conocida esa época como Siglo de Oro) en el que se puso de moda llamar gato a la bolsa o talego en el que se guardaba el dinero.

Era habitual llevar alguno de estos ‘gatos’ con sus respetivas monedas escondido entre las ropas  o guardado a buen recaudo en algún lugar de la casa, como remedio a los posibles hurtos.

¿Cuál es el origen de la expresión ‘aquí hay gato encerrado’?La víctima que estaba en el punto de mira de los rateros era observado para ver si tenía dinero y donde lo llevaba, por lo que la consigna que se daban entre sí, los amigos de lo ajeno, era diciendo que había allí había ‘gato encerrado’ o, lo que es lo mismo, una bolsa con dinero guardado y/o escondido.

Lo que no se sabe con total seguridad es el porqué a este tipo de monederos se les dio el nombre de gato, habiendo quien indica que la razón era porque, originariamente, se confeccionaban con la piel de estos felinos y otros señalan que era el nombre coloquial utilizado en aquella época para llamar a los rateros que hurtaban con astucia y engaño (la RAE así lo recoge), puesto que estos ladrones tenían una habilidad que recordaba al comportamiento de los felinos.

 

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