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¿Quién fue ‘el hombre del saco’?

¿Quién fue 'el hombre del saco'?Desde hace muchos años ha sido muy típico asustar a los más pequeños de la casa diciéndoles ‘¡que viene el hombre del saco!’, la figura de un personaje que está a medio camino entre la realidad y la ficción. Y es que muchos son aquellos a los que se les ha conocido con el apelativo de ‘hombre del saco’ y muchos los lugares de todo el planeta donde hacen referencia a alguno (los anglosajones lo llaman ‘bogeyman’, los franceses ‘croquemitaine’ o los italianos ‘uomo nero’, por poner unos pocos ejemplos).

Muchas son las historias de ficción que hay alrededor del personaje que se dedica a llevarse metido en un saco a aquellos niños que se han portado mal. Lo triste es que muchas son las ocasiones en las que a lo largo de la historia ha habido secuestradores reales de pequeños que han sido conocidos como ‘hombre del saco’.

Este es el relato de uno de ellos. Una historia que tuvo lugar en un pueblo de Almería en 1910…

Se llamaba Francisco Leona y tenía una barbería en Gádor, un pueblo de Almería de unos 3.000 habitantes. Fue el cabecilla del rapto (con saco), asesinato y siniestro ritual de sangre de un niño de 7 años.

A pesar de que tan sólo uno adquirió toda la fama como ‘hombre del saco’, con el que amenazar a los más pequeño, en realidad esta escalofriante historia estuvo copuesta por tres hombres y una mujer.

La trama empezó con una hipotética receta milagrosa para curar a un tuberculoso: Francisco Ortega. Leona, que era curandero, le prescribió “beber la sangre caliente de un niño y untarse sus mantecas sobre el pecho”. No sólo convenció a Ortega, sino que le cobró 3.000 reales por el ritual. Así que Leona decidió raptar a un niño y ahí entró en acción el tercer hombre del saco: Julio Hernández, El Tonto, un joven que tenía como hobby cazar pájaros y arrancarles la cabeza de un mordisco. Su madre, Agustina (también conocida como La Bruja) también se ofreció a colaborar e incluso hay quien cuenta que usó a su otro hijo como cebo.

Y llegó el 28 de junio de 1910. El niño despistado que terminó en el saco se llamaba Bernardo Parra. Leona y El Tonto realizaron el ritual –que nunca llegó a curar al enfermo– y llevaron los restos del niño, otra vez en el saco, a Las Pocicas (a 4 kilómetros del pueblo). Y a partir de ahí la cosa no está muy clara. Parece que El Tonto terminó acudiendo a la Guardia Civil porque Leona no le pagó el dinero acordado: 50 pesetas.

 

 

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Fuente: GPS (Guía Para Sobrevivir)
Fuente de la imagen: Wikimedia commons