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Ileísmo: la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona

El término ‘ileísmo’ es un neologismo que se ha creado para hacer referencia a la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona.

Ileísmo: la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona

Etimológicamente proviene del inglés ‘illeism’ y a su vez éste se ha creado desde el latín ille (él, aquel) más el sufijo -ism.

Pero, como concepto, el ileísmo se remonta a la antigua Grecia, donde los filósofos a menudo hablaban de sí mismos en tercera persona, tanto en sus escritos como en sus discursos. Esta técnica también fue usada por Julio César, quien en su obra ‘La Guerra de las Galias’ escribió sobre sí mismo en tercera persona.

Desde entonces, esta práctica se ha usado en diversas culturas y contextos, como en la literatura y el cine, donde a veces se utiliza como un recurso para crear un efecto cómico o dramático.

En la psicología contemporánea, se ha descubierto que el uso del ileísmo puede tener algunos beneficios cognitivos, como la capacidad de neutralizar las emociones y tomar decisiones más sabias en situaciones difíciles, tal y como señalan en un artículo de BBC.

Por lo tanto, la práctica del ileísmo se ha convertido en un tema de interés en la investigación psicológica, siendo objeto de estudios científicos recientes, como el publicado en la revista Journal of Experimental Psychology, en 2021, por los investigadores Igor Grossmann, Ethan Kross y Nicholas Epley y titulado Training for Wisdom: The Distanced-Self-Reflection Diary Method, el cual describe un nuevo método para entrenar a las personas a pensar sabiamente sobre sus problemas personales, pidiéndoles que reflexionen como si fueran otra persona. Los autores realizaron tres estudios que demostraron la efectividad del método, incluso en problemas que no eran propios y en períodos cortos de tiempo. Este método de ileísmo (o reflexión de auto-distanciamiento) es una eficaz técnica para entrenar a las personas a pensar más sabiamente sobre sus problemas.

 

 

 

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¿De dónde surge la expresión ‘los hombres son de marte y las mujeres son de venus’?

A través de un mensaje a la cuenta en Instagram de este blog, Esperanza M. G. me consulta sobre el origen de la expresión ‘los hombres son de marte y las mujeres son de venus’ y si dicha locución tiene algo que ver sobre lo diferentes que somos esos dos géneros, como si cada uno perteneciese a un planeta diferente.

¿De dónde surge la expresión ‘los hombres son de marte y las mujeres son de venus’?

En 1992, el psicólogo y experto en sexología y comportamiento humano estadounidense, John Gray, publicó el libro titulado ‘Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus’, el cual calificó como ‘una guía esencial para comprender al sexo opuesto’ que acabó convirtiéndose en un auténtico fenómeno literario y que lleva un cuarto de siglo en los primeros puestos de venta (best sellers) de los libros de su categoría.

John Gray utilizó para diferenciar a hombres y mujeres con dos personajes de la mitología romana: Marte, dios de la Guerra, representaba a los varones, mientras que las féminas eran personificadas por Venus, la diosa del amor y la fertilidad. Además, ambas figuras daban nombre a dos planetas. Partiendo de esas premisas, John Gray iba desgranando una serie de situaciones por las que (normalmente) todos los hombres y mujeres se enfrentaban (tanto a nivel individual como de pareja).

La enorme repercusión del libro de John Gray hizo que aparecieran una larga serie de obras derivadas (tanto escritas por él como por otros autores) e incluso piezas teatrales, monólogos, series de televisión o consultorios radiofónicos.

Es usual que se utilice la expresión ‘los hombres son de marte y las mujeres son de venus’ para señalar lo diferentes que somos los dos géneros delante de diferentes situaciones y aunque John Gray no fue el primero en utilizar las figuras de ambas deidades romanas/planetas sí que fue el que consiguió más difusión y popularidad a la hora de hacerlo.

Cabe destacar que un gran número de expertos en psicología y comportamiento humano han criticado el libro de John Gray debido a encasillar a las mujeres y los hombres en estereotipos y tópicos.

 

 

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‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUU

‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUU

Calvin Coolidge, trigésimo Presidente de los Estados Unidos (1923-1929), fue conocido por ser un hombre de pocas palabras y de trato difícil con los demás debido a su peculiar y reservada forma de ser. Sin embargo, a la hora de gobernar y legislar tenía mano dura y no dudaba ni un segundo en aplicar leyes impopulares, si estaba convencido que con ellas se solucionaría un problema, a pesar que eso le reportase ganar enemigos y perder votos.

A pesar de esta reservada forma de ser y proceder, al señor Coolidge se le atribuye, junto a su esposa Grace Goodhue, una divertida anécdota (más leyenda que historia) que dos décadas después sirvió para dar nombre a un curioso fenómeno sobre el comportamiento sexual en los mamíferos.

Pero primero vamos con una breve explicación sobre este fenómeno y finalizaremos el post con la curiosa anécdota…

El ‘Efecto Coolidge’, descrito en psicología y biología, hace referencia al comportamiento y respuesta de un mamífero ante sus relaciones sexuales con una o varias parejas y cómo el ‘periodo refractario’  (tiempo de recuperación entre una y otra relación sexual) puede aumentar o disminuir dependiendo de si va a repetir el acto con una nueva pareja o con la misma. Según los expertos, en los humanos esto afecta más a los hombres que a las mujeres.

Por poner un ejemplo… En condiciones normales, un hombre tras realizar el acto sexual necesita de ese periodo de recuperación para volver a ponerse en el asunto. Evidentemente, ese tiempo puede ser mayor o menor dependiendo del individuo, edad y otras circunstancias.

‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUUA través del bautizado como Efecto Coolidge se determinó que el tiempo de recuperación suele ser muchísimo menor cuando es con otra pareja con quien se va a realizar el acto y se retarda el periodo refractario post-eyaculatorio si por el contrario se trata de volverlo a hacer con la misma pareja.

Este fenómeno se debe a que ante una nueva pareja/relación sexual los niveles de dopamina se incrementan, como si de un nuevo reto/premio se tratase, lo que nos condiciona a estar activos mucho más rápido y con más ganas de satisfacer a esa nueva pareja sexual. Por el contrario, nuestro sistema límbico no recibe ese subidón de estímulos emocionales tan rápidamente cuando es con la misma pareja con la que queremos repetir el encuentro sexual, alargándose el mencionado periodo refractario que necesitamos para ponernos de nuevo en marcha.

Se ha determinado que en el caso de las mujeres el Efecto Coolidge es irregular y no todas se comportan del mismo modo ante situaciones en las que debe tener un encuentro sexual múltiple con una misma pareja o diferentes, sin embargo este patrón no suele fallar cuando se trata de un hombre el que tiene que tener ración extra de sexo.

Volviendo a Calvin Coolidge, con quien encabezaba el post  y sobre el porqué a ese fenómeno se le bautizó con su apellido, cabe destacar que todo se debe a una anécdota explicada (a modo de chascarrillo) por Frank A. Beach, famoso etólogo co-autor del estudio ‘Patrones de comportamiento sexual’, durante una conferencia ofrecida en 1955…

Resulta que el matrimonio Coolidge realizó una visita oficial a una granja experimental de gallinas y les mostraban por separado las diferentes áreas de aquellas instalaciones. En una de esas salas se encontraban varios gallos manteniendo relaciones sexuales sin parar, algo que llamó la atención de la señora Coolidge quien preguntó al encargado de la visita por la frecuencia de los apareamientos entre los gallos y las gallinas, siendo contestada que eran de una docena de veces al día aproximadamente. Sorprendida por la respuesta, la Primera Dama dijo:

«Cuénteselo al presidente cuando pase por aquí»

Cuando llegó el turno de Calvin Coolidge de pasar por aquella sala y tras explicarle la frecuencia con la que los gallos se apareaban, el presidente preguntó si esa docena de veces lo hacían con la misma gallina todo el rato y la respuesta de la persona que le estaba atendiendo fue que evidentemente no, que lo hacía con diferentes gallinas, a lo que Coolidge dijo categóricamente:

«Pues entonces cuénteselo a la señora Coolidge»

Evidentemente no hay constancia alguna de la veracidad de esta anécdota que más bien puede tratarse de un chiste que surgió a raíz del carácter reservado, áspero y taciturno del presidente y sobre todo a su profunda religiosidad.

 

 

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Fuente de las imágenes: Wikimedia commons 1 /  Wikimedia Commons 2
Parte de este post forma parte de una colaboración que escribí para Naukas, el 8 de septiembre de 2014, con el título ‘El presidente estadounidense que dio nombre a un curioso fenómeno de comportamiento sexual’

Reseña del libro: ‘Los libros de autoayuda ¡vaya timo!’ de Eparquio Delgado [#UnoAlMes]

'Los libros de autoayuda, ¡vaya timo!' de Eparquio Delgado #UnoAlMesEn los últimos años hemos tenido un aluvión de libros llamados de ‘autoayuda’ en el que la base de su fundamento está en el ‘buenrrollismo’, el ‘tú puedes’ o en el ‘la solución a tus problemas está en ti y en tu pensamiento positivo’. Pero, lamentablemente, la inmensa mayoría de los autores de muchas de esas publicaciones basadas en la ‘psicología positiva’ nada tienen que ver con esta ciencia y carecen de estudios o formación especializada, utilizando en muchos casos los mismos clichés y pautas que aparecen en la mayoría de esos libros.

Eparquio Delgado, a través de ‘Los libros de autoayuda, ¡vaya timo!’, analiza la metodología usada en ese tipo de publicaciones, desenmascarando las trampas que muchos de sus autores hacen a la hora de escribir el manual de turno y cómo la inmensa mayoría se apoya en pseudociencias, que al igual que estas el ‘a mí me funciona’ es la base de su éxito y resultados.

Evidentemente el título del libro es contundente y generalizar no suele ser bueno, pero cabe destacar que el ‘¡vaya timo!’ que acompaña al título no es más que el nombre de la colección de libros de corte escéptico publicados por la editorial Laetoli.

A través del libro que recomiendo en esta ocasión en la sección #UnoAlMes el amigo Eparquio Delgado () separa el grano de la paja de los libros de autoayuda y la gran proliferación que hay de estos. También hace hincapié en el fenómeno ‘coaching’, explicándonos cómo en esta profesión tan de moda actualmente (y tan llena de ‘vendehumos’) se esconde muchísimo intrusismo por parte de supuestos ‘coaches’ que carecen de formación alguna.

En el siguiente vídeo (de una hora de duración) podréis visionar la interesante presentación realizada por Eparquio Delgado de «Los libros de autoayuda ¡vaya timo!» en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

 

Lee mis otras recomendaciones literarias de la sección #UnoAlMes

 

Los libros de autoayuda, ¡vaya timo! de Eparquio Delgado
Editorial Laetoli
ISBN 9788492422693
www.laetoli.es/vaya-timo/120-libros-de-autoayuda-vaya-timo-9788492422693.html
www.eparquiodelgado.com