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Dmitri Mendeléyev y la mano negra que evitó que ganase el Premio Nobel de Química

Dmitri Mendeléiev y la mano negra que evitó que ganase el Premio Nobel de Química

En 1906 la casi totalidad de los miembros de la Real Academia de las Ciencias de Suecia estaban de acuerdo en que el justo merecedor del Premio Nobel de Química de ese año debía ser el ruso Dmitri Mendeléyev (también escrito Mendeléiev) al que habían hecho miembro de la academia un año antes y consideraban como una de las mentes más brillantes, por lo que debía de ser recompensando (entre otras muchas cosas) por poner los cimientos de la tabla periódica de elementos.

Inesperadamente, poco antes de ser anunciado el nombre de Mendeléyev, como ganador del Premio Nobel, la academia cambió de opinión y se lo concedió al químico francés Henri Moissan. El motivo de esa repentina y sorprendente decisión estuvo causada por la intervención del académico Peter Klason quien discrepó de la conveniencia de otorgar el Nobel al químico ruso por algo que había realizado cuatro décadas atrás (en 1869), por lo que propuso el nombre de Moissan por sus investigaciones sobre el aislamiento del flúor.

Pero quien realmente estaba detrás del empeño de que a Dmitri Mendeléyev no se le concediera el Premio Nobel, y había convencido a Klason para que fuese discordante con el resto de académicos, fue Svante August Arrhenius, ganador del Premio Nobel en 1903 por la teoría de la disociación electrolítica.

Arrhenius, a pesar de no ser miembro de la academia, tenía mucha influencia entre un buen número de sus colegas y poco a poco logró ir convenciéndolos gracias a la inestimable colaboración que le prestó Peter Klason.

Y es que todo ese empeño para que a Mendeléyev no se le concediera el premio venía originado por una rabieta que Arrhenius tenía desde hacía tres años atrás, cuando le concedieron a él el Nobel y su colega ruso criticó duramente y en público su teoría de la disociación electrolítica.

Así fue como la ‘mano negra’ de Svante August Arrhenius hizo que Dmitri Mendeléyev no ganara el Premio Nobel en 1906, algo que tampoco pudo conseguir el año siguiente debido a que el célebre químico ruso falleció el 2 de febrero de 1907 a la edad de 72 años.

 

 

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Fuente de la imagen: Google Doodle

¿De dónde surge el mito que asegura que la vitamina C cura el resfriado?

¿De dónde surge el mito que asegura que la vitamina C cura el resfriado?Estoy completamente seguro que en alguna ocasión, en la que cualquiera de los lectores de este blog hayáis cogido un resfriado, alguien os ha recomendado tomar vitamina C (sobre todo zumo de naranja) con el fin de que se os cure más rápida y eficazmente.

Este, como muchos otros, no deja de ser un mito que a pesar de llevar muchos años demostrado que es falso sigue transfiriéndose de una persona a otra como si de un consejo válido se tratase.

Hace unos años era muy común que fuesen nuestras madres y abuelas las que nos dijesen esos remedios que creían infalibles para curar enfermedades (aunque no tuvieran base científica alguna), pero hoy en día son las redes sociales las encargadas de difundir cualquier tipo de mensaje y convertirlo incluso en viral, sin importar si se trata de un bulo o no. Lamentablemente continua habiendo demasiada gente que comparte la información sin comprobar previamente si es errónea o no.

Sobre el tema que os traigo hoy al blog, cabe destacar que actualmente ya existen suficientes estudios científicos en los que se ha demostrado la ineficacia de tomar vitamina C como remedio para curar o prevenir un resfriado.

Pero, evidentemente, hay un origen y un responsable directo para que durante tantísimos años nos hayamos creído a pies juntillas que realmente sí que era un buen remedio: el bioquímico Linus Pauling, quien, además de ganar el Premio Nobel de Química en 1954, puso mucho empeño en intentar demostrar las virtudes y bondades que tenía la vitamina C sobre la salud de las personas.

En 1970 Pauling publicó el libro ‘Vitamin C and the Common Cold’ (La vitamina C y el resfriado común) que alcanzó una gran popularidad, por lo que la convicción que aseguraba que era un remedio infalible quedó incrustada en la sociedad y se convirtió en el perfecto consejo que se le da a alguien cuando lo ves acatarrado.

Con el tiempo y docenas de estudios científicos realizados, se llegó a demostrar que la vitamina C puede ser buena para muchas cosas de nuestro organismo, pero no para curar o mejorar los síntomas de un resfriado. Este, como otros muchos remedios, ha basado su posible eficacia en casos puntuales y en el placebo que producía en aquellas personas que estaban convencidas de las virtudes de la vitamina C contenida en algo que tomaban (zumo de naranja, por poner un ejemplo).

 

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Fuentes de consulta: quackwatch 1 / quackwatch 2 / xatakaciencia / askdoctork / nlm.nih
Fuente de la imagen: askdoctork