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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [14]

Décimo cuarta entrega de la serie de post dedicados a traer a este blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que, posiblemente, conocías pero con otro nombre distinto.

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [14]

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [14]

 

Potorro: Algunas son las personas que utilizan el término ‘potorro’ para referirse, de una manera desenfadada, al órgano sexual femenino, pero en realidad este vocablo es como se conoce, coloquialmente, al ‘salero’.

 

 

Rimero: Es la montaña de cosas colocadas unas sobre otras.

 

 

Dedada: Es aquella porción de algún alimento (como la miel, mermelada, leche condensada, crema de chocolate…) que podemos tomárnosla utilizando el dedo en lugar de una cuchara.

 

 

Gruesa: Este término polisémico, entre las muchas acepciones que tiene (además de la referencia a una persona o cosa grande y corpulenta) también es utilizado para denominar a doce docenas. Es una unidad de medida utilizada sobre todo en ferreterías o mercerías y equivale a 144 piezas (una gruesa de tornillos, una gruesa de botones…).

 

 

Tabaque: Es el cestillo de mimbre utilizado para poner utensilios pequeños, ropa e incluso el canastillo que se coloca en una bicicleta.

 

 

Alunarse: La acción de echarse a perder un alimento (por culpa del moho, porque se ha secado…).

 

 

Bizna: Se trata de la parte no comestible del interior de una nuez, encargada de separar las cuatro partes de este fruto seco.

 

 

Ramonear: Acción de cortar las puntas de las ramas de los árboles.

 

 

Veneficio: Tranquilos, no se me ha colado ninguna errata, esté término se escribe con uve y hace referencia a un hechizo o maleficio. Pero no es el hecho de palabra (como por ejemplo lo que se conoce como ‘echar un mal de ojo’) sino al realizado a través de algún tipo de pócima (lo comúnmente conocido como ‘poción mágica’).

 

 

Liño: Árboles o plantas colocados en línea.

 

 

Cabrilla: Trípode en el que un carpintero coloca una pieza de madera sobre la que tiene que trabajar.

 

 

Regatón: No, no me refiero a la música reggaetón. Este término es con el que se conoce al remache (normalmente de goma) que se coloca en el extremo inferior de los bastones o en las patas de algunas sillas.

 

 

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Cuando en los jardines se plantaba albahaca para despertar el deseo sexual de la persona amada

Científicamente está por demostrar el poder afrodisíaco de numerosos alimentos, especias y compuestos que se presentan como potenciadores de la libido y en los que, alrededor de éstos, hay más leyenda y mitos que demostraciones empíricas, soliendo influir a menudo en ello el efecto placebo o el efecto ‘a mí me funciona’ .

Cuando se plantaba albahaca en los jardines para despertar el deseo sexual

Una de las plantas a la que se le otorga un gran poder afrodisíaco es la albahaca y esa creencia nos viene de siglos atrás, cuando en la cultura musulmana se tenía el convencimiento de que era una planta que atraía el amor (o deseo sexual) gracias a su potente olor.

Por tal motivo muchas eran las casas en las que en su jardín se plantaban, o colocaban macetas en el alfeizar de la ventana, con el fin de atraer y retener a los amantes.

Pero otra de las razones eran las medicinales, debido a que con la albahaca se realizaban infinidad de medicinas y ungüentos, pues se tenía el convencimiento de que su olor penetraba en el cerebro y curaba la dolencia.

De hecho, el término albahaca proviene del árabe hispánico ‘al-ḥabáqa’ (ḥabáqa era el nombre genérico que le daban a todas las plantas medicinales).

La creencia de que eran plantas afrodisíacas fue tal que, incluso, durante muchísimos siglos estuvo prohibida su utilización en la cocina de los conventos religiosos e incluso plantar en sus jardines.

 

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La planta ‘matagallegos’ y el curioso motivo sobre por qué se llama así

Días atrás, a través de Twitter, mi compañera Melisa Tuya publicaba un tuit en el que señalaba, con sorpresa, el hecho de que un polígono industrial cercano a Fuenlabrada llevase el nombre de ‘Matagallegos’.

La planta ‘matagallegos’ y el curioso motivo sobre por qué se llama así

No solo el mencionado polígono lleva tal nombre sino que algunas son las calles o caminos con dicha denominación (sin ir más lejos a una veintena de kilómetros se encuentra el camino de Matagallegos en Ciempozuelos).

Pero ¿de dónde surge dicho término? Pues tal y como el usuario de twitter @Xayme indica, acertadamente, dicho vocablo surgió como alusión a un hierba puntiaguda que crecía entre los cereales la cual provocaba heridas en los brazos y codos de los segadores que solían ser de origen gallego (famosas fueron las cuadrillas de segadores gallegos que acudían a trabajar los campos de Castilla).

El aludido ‘matagallegos’, tal y como lo define el Diccionario de la RAE, es una planta herbácea de la familia de las compuestas, de tallo muy ramoso, de unos 30 cm de altura, blanquecino, como todo el vegetal, hojas lineales divididas en lacinias y flores purpúreas con cabezuela cubierta de espinas.

No se sabe con certeza cuándo se originó el vocablo, pero la primera constancia escrita con dicho término aparece en el libro de 1787 titulado ‘Parte práctica de botánica del caballero Carlos Linneo (volumen VI)’ de Antonio Paláu y Verdéra (segundo Catedrático en el Real Jardín Botánico de la Corte) quien se encargó de realizar la traducción al castellano de la obra del célebre científico y botánico sueco creador de la ‘nomenclatura binominal’ de las plantas.

Lo que Carlos Linneo había señalado como una de las más de tres mil centaureas fue el propio Antonio Paláu y Verdéra quien le asignó la traducción específica de ‘Centaurea de panoja’ y la siguiente acepción:

‘Arsolla. Matagallegos. Habita en Narbona, Austria, Verona, Siberia y Alemania : en la Mancha, Cataluña, Aragón y en otras partes de España. Tiene las flores purpúreas; con los pistilor blancos; y las hojas de las ramas hendidas al través.’

Así pues, a pesar de que el término ‘matagallegos’ ya sería común en el lenguaje coloquial de siglos atrás (por las mencionadas heridas que les ocasionaba a los segadores gallegos) fue Paláu y Verdéra quien le otorgó cierta oficialidad al vocablo al incorporarlo a finales del siglo XVIII en la traducción del libro de botánica más importante que se había escrito hasta la fecha.

Cabe destacar que también existe un rico dulce compuesto de un buñuelo, rollo o empanada (en cada lugar se realiza de un modo) relleno de crema y que es conocido como ‘matagallegos’.

 

 

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¿Por qué la mayoría de las plantas son verdes?

¿Por qué la mayoría de las plantas son verdes?

El color verde de la mayoría de las plantas es debido a la clorofila, un pigmento que es capaz de absorber todos los colores que componen la luz blanca del sol excepto el color verde.

Pero la función principal de la clorofila no es el de dar color a las plantas sino proporcionarles alimento gracias a la combinación que hace con el dióxido de carbono: la fotosíntesis.

Otros pigmentos como los taninos, las xantofilas, el caroteno o las carotenoides son los que se ocupan de darle otros colores a las plantas y hojas y, según la combinación de estos en mayor o menor proporción, hacen que aparezcan plantas donde destacan otros colores como el rojo, marrón, amarillo, naranja…

 

 

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El falso mito sobre el peligro de dormir en una habitación con plantas

El falso mito sobre el peligro de dormir en una habitación con plantas

Este es uno de los mitos más comunes y más repetidos hasta la saciedad por nuestras madres y abuelas que insistían en que no se podían tener plantas en los dormitorios debido a que éstas, durante la oscuridad de la noche, absorben oxígeno y liberan dióxido de carbono. Incluso muchos son los hospitales en los que cuando llega la hora de dormir las enfermeras o familiares del paciente retiran las flores o plantas y las dejan en los pasillos.

En realidad la persona que tiene en su dormitorio alguna planta (o incluso varias) no corre peligro alguno de morir por falta de oxígeno. El consumo que hacen las plantas de este elemento, tan necesario para nosotros para poder vivir, es mínimo en comparación al que tiene cualquier ser humano e incluso animal. Lo curioso del asunto es que, quienes defienden la teoría de que hemos de retirar las plantas, en ningún momento se plantean si corremos peligro o no por compartir el dormitorio con otras personas.

De correr algún peligro por quedarnos sin oxígeno todos dormiríamos en habitaciones individuales. Si os ponéis a pensar, podréis recordar un buen puñado de ocasiones en las que habéis compartido y dormido en un mismo cuarto con otras personas (en unas colonias junto a docenas de niños y niñas, en la mili, en un albergue, con vuestros hermanos o primos…) o incluso con algún animal de compañía.

Otro de los motivos por el que es prácticamente imposible quedarse sin oxígeno por la noche al dormir junto a plantas es porque los dormitorios no son unas estancias que quedan cerradas herméticamente. Aunque se cierren las ventanas y puerta siempre hay alguna rendija por la que, por poco que sea, entra oxígeno a la habitación.

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos’

 

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¿De dónde surge la expresión ‘meterse en un berenjenal’?

¿De dónde surge la expresión ‘Meterse en un berenjenal’?

‘Meterse en un berenjenal’ es el acto de meterse en un embrollo y/o en una situación de la que es difícil salir.

El dicho tiene un origen rural y hace referencia a que las berenjenas son unas plantas espinosas que al crecer se vuelven molestas, por los arañazos y pinchazos que te puedes llevar. Por este motivo, si te metes en un berenjenal sin tener el debido cuidado, puedes salir lleno de rasguños. De ahí que sea habitual ver a los agricultores que se encargan de recogerlas que lo hagan protegidos adecuadamente.

En relación a lo espinoso de los berenjenales, existe una antigua copla de origen leonés que dice así:

«El pimiento ha de ser verde
los tomates colorados
la berenjena espinosa
y los amores callados»

 

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