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Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Muchos han sido los estudios que se han realizado en los que se ponía a prueba la capacidad de varios voluntarios para apreciar un buen vino o distinguir a éste entre otros de menor calidad. Una de las muchas pruebas consistía en hacerles probar varias copas conteniendo el mismo tipo de vino en todas pero indicándoles que se trataba de diferentes caldos y con calidades y precios distintos.

Evidentemente, la inmensa mayoría de voluntarios marcaba como el mejor de todos aquel al que se le había asignado un precio más elevado e incluso, para rizar más el rizo, a algunos participantes se les comentó que procedían de diferentes años de cosecha. Aquellos voluntarios que tenían algún pequeño conocimiento sobre el tema y sabían que una añada había sido mejor que otra rápidamente indicaban que ese era el mejor vino de todos.

Y es que se ha demostrado que es realmente nuestro cerebro quien nos hace convertirnos (inconscientemente) en esnobs, activándose en la corteza orbitofrontal el mecanismo de procesamiento del placer y la recompensa en el momento en el que creemos que estamos disfrutando de algo exclusivo, como por ejemplo beber un vino caro –aunque en realidad se trate de uno barato- o cuando nos damos un capricho caro (ir a degustar un menú con estrella Michelin, acudir a un evento exclusivo o que nos dejen entrar a un reservado o zona vip).

Esto también ocurre con frecuencia al adquirir y vestir ropa de marca. Si le quitásemos a una prenda exclusiva la etiqueta por la que se distingue, el hecho de vestirla no nos produciría esa placentera sensación de elitismo sobre los demás.

 

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Fuentes de consulta y más info: nature / vinetur / ‘El ladrón de cerebros’ de Pere Estupinyà / medlineplus / readcube / ‘Economía 3D’ de Martín Lousteau
Fuente de la imagen: pixabay

Etimologías curiosas: Cuando algunas expresiones no significan lo que creemos

Etimologías Curiosas: Cuando algunas expresiones no significan lo que creemos

Desde que inicié mi andadura en el blog ‘Ya está el listo que todo lo sabe’, en enero de 2006, muchas son las curiosidades con las que me he encontrado, descubriendo y aprendiendo un sinfín de orígenes etimológicos de términos y expresiones de uso cotidiano. Una de las cosas más fascinantes fue el llegar a descubrir significados diferentes para algunas de ellas y, sobre todo, la procedencia de un buen puñado que era totalmente diferente al que creía o esperaba.

Como en todos los trabajos, el de buscar el origen y porqué de curiosidades tiene sus riesgos, pues un pequeño despiste puede llevarte a una conclusión errónea y, por lo tanto, a meter la pata.

Meter la pata

Y hablando de ‘meter la pata’ esta es una de esas frases hechas, y de uso muy común por parte de muchísima gente, cuyo origen etimológico nos guarda una pequeña sorpresa, debido a que la mayoría de nosotros estábamos convencidos de que la ‘pata’ a la que se refiere la expresión era la extremidad de un animal. Pero no, nada tiene que ver con fiera alguna, sino que el protagonista del dicho es nada más y nada menos que el mismísimo ‘diablo’, ya que resulta que en sus orígenes, la expresión era era ‘mentar a Pateta’(nombrar al diablo) y no ‘meter la pata’ tal y como la conocemos y decimos actualmente. Desde bien antiguo el término ‘Pateta’ se utilizó para referirse al diablo, tal y como recoge el Diccionario de la RAE.

Mentar a Pateta era síntoma de mala suerte, de llamar al infortunio, siendo muy popular y ampliamente utilizado, por lo que sufrió una lógica transformación con el transcurrir de los años debido al boca a boca y popularización en el lenguaje cotidiano, cambiando el original ‘mentar’ por ‘meter’ y a ‘Pateta’ por la ya mencionada ‘pata’.

De ahí que cuando ‘metemos la pata’ en algo (o sea, cometemos una torpeza inoportuna) ésta no es más que una travesura realizada por el mismo diablo, quien se está inmiscuyendo en nuestros asuntos.

Tener la mosca detrás de la oreja

Etimologías Curiosas: Cuando algunas expresiones no significan lo que creemosPero esta no es la única expresión cuyo significado u origen es diferente al que se le da habitualmente. Otra de esas frases hechas y de gran arraigo popular con una etimología curiosa es ‘tener la mosca detrás de la oreja’, que vendría a indicarnos el acto de estar alerta, atento o expectante ante una situación.

Y al igual que la anterior frase, muchos son los que daban por seguro que la ‘mosca’ del dicho algo tenía que ver con el reino animal, pero no es así, ya que en este caso la mosca no es un insecto que revolotea y nos molesta con su zumbido alrededor de nuestro pabellón auditivo, sino que se trata de una ‘mecha’ (también llamada llave de mechaserpentín) con la que antiguamente se encendía el arcabuz (arma de fuego anterior al mosquete) para hacerlo disparar. El soldado portador de dicha arma, también conocido como arcabucero, se colocaba la mecha sobre la oreja (del mismo modo que algunos operarios pueden ponerse un lapicero o alguien llevar un cigarrillo) y se mantenía alerta y preparado ante un posible ataque. En caso de necesidad solo tenía que echar rápidamente mano de ella, encender el arma y disparar.

Llevarse el gato al agua

Y como no hay dos sin tres, otra famosísima expresión de la lengua española que tiene a un animal (o eso parece) como protagonista es la de ‘llevarse el gato al agua’, que, al igual que las otras dos frases, nada tiene que ver con un felino al que hay que meter en remojo.

El gato de este dicho es una forma metafórica de indicar cómo se dejaba al adversario tras un ejercicio de resistencia y fuerza (a cuatro patas, o lo que es lo mismo… a gatas) y que ya se practicaba en la Antigua Grecia. En sus inicios, este ejercicio se realizaba en las instrucciones militares y con los años ha acabado convirtiéndose es el famoso juego llamado ‘tira y afloja’, el cual consiste en que dos grupos contrincantes tiran cada uno desde una extremidad, hasta tumbar/arrastrar unos a los otros.

En sus orígenes se realizaba teniendo un charco o rio de por medio y ganaba aquel equipo que lograba lanzar al suelo y arrastrar a sus contrincantes hacia el terreno de ellos, cruzando la línea divisoria que marcaba el agua. De ahí que quedasen a gatas.

Pedante

Etimologías Curiosas Cuando algunas expresiones no significan lo que creemosDejando los animales atrás, también podemos encontrarnos con otras expresiones y términos con etimologías curiosas, que con el transcurrir del tiempo se ha modificado su sentido. Un ejemplo claro es la palabra ‘pedante’ la cual se utiliza para referirnos a una persona ‘engreída y que hace alarde inoportuno de sus conocimientos’, tal y como nos indica la RAE.

Pero en sus orígenes ese no era su verdadero significado ni tenía esa connotación negativa, todo lo contrario. Pedante era como se le llamaba antiguamente a los maestros que enseñaban a domicilio, yendo a los hogares de los propios niños a enseñarles, entre otras cosas, la gramática. Dicha palabra que servía para referirse a ese tipo de maestro pasó a tener la connotación negativa por una sencilla razón: muchos eran los maestros que se ofrecían para ir a dar las lecciones a los hogares y pocas las casas a las que ir, por lo que las pruebas para acceder a dicho trabajo, que realizaban los señores que querían contratar a un profesor que fuese a enseñar a sus hijos, eran muy estrictas y selectivas.

Ello provocaba que cada aspirante al puesto fuese altamente preparado y dispuesto a saber más que el otro, por lo que esa rivalidad entre candidatos hacía que sobresaliesen aquellos más resabidos y listos, siendo los elegidos para el empleo de pedante, por lo que con el tiempo se comenzó a utilizar este término para referirse al tipo de personas engreídas y que hacen un excesivo alarde de erudición y/o sabiduría (la tengan o no).

Darle margaritas a los cerdos

La famosa expresión ‘darle margaritas a los cerdos’ también tiene una peculiaridad debido a un error de traducción. Dicha frase, cuyo origen es una cita bíblica (Mateo, 7:6), se utilizaba para explicar cómo se pueden desperdiciar cosas buenas en personas que no lo merecen.

En realidad, hubo un error de traducción al castellano, ya que la palabra original no era margarita sino la griega margaron, cuya traducción literal es perla.

Es en ese error donde se origina el uso en la lengua española de dicha expresión y de ahí que se popularizase como ‘darle margaritas a los cerdos’, en lugar de la más acertada ‘darle perlas a los cerdos’, mucho más ajustada al significado original, pues, desde luego, es un mayor desperdicio.

La expresión se popularizó de tal forma que muchas fueron las personas que utilizaban el término ‘margarita’ para referirse a las perlas, algo que hizo que con los años la propia RAE acabase admitiendo ambas palabras como sinónimas.

Cabe destacar que el mencionado ‘margaron’ es también el término que el químico francés Hyppolyte Mège-Mouriès utilizó en 1869 para dar nombre a su invento: ‘la margarina’, debido al color nacarado de dicho producto, que le recordaba al de una ‘perla’.

Etimologías Curiosas: Cuando algunas expresiones no significan lo que creemos

 

Fuentes de las imágenes: pixabay ocesaronada / pixabay Wikimedia commons /
Parte de este artículo fue publicado en enero de 2014 como colaboración del proyecto examtime

¿Sabías que la palabra ‘pedante’ originalmente se usaba para referirse al maestro que enseñaba a domicilio?

¿Sabías que la palabra “pedante” se usaba para referirse al maestro que enseñaba a domicilio?

La palabra ‘pedante’ es habitualmente utilizada de forma negativa para señalar a aquella persona engreída que hace un excesivo alarde de erudición y/o sabiduría (la tenga o no).

Pero no siempre tuvo la connotación negativa que hoy día tiene, sino que pedante era como se le llamaba antiguamente a los maestros que enseñaban a domicilio, yendo a los hogares de los propios niños a enseñarles, entre otras cosas, la gramática.

Dicha palabra que servía para referirse al maestro pasó a tener la connotación negativa a la que me refería por una sencilla razón: muchos eran los maestros que se ofrecían para ir a dar las lecciones a los hogares y pocas las casas a las que ir, por lo que las pruebas para acceder a dicho trabajo, que realizaban los señores que querían contratar a un maestro que fuese a enseñar a sus hijos, eran muy estrictas y selectivas.

Ello provocaba que cada aspirante al puesto fuese altamente preparado y dispuesto a saber más que el otro, por lo que esa revalidad entre candidatos hacía que sobresaliesen aquellos más resabidos y listos, siendo los elegidos para el empleo de pedante, por lo que con el tiempo se comenzó a utilizar este término para referirse al tipo de personas que describía al inicio del post.

Donde ya no concuerdan todos los historiadores es sobre el origen de la palabra, y aunque la mayoría apuntan a que deriva de ‘pedagogo’ (persona que tiene como profesión educar a los niños), otros se inclinan por el término en latín ‘pedís’ cuyo significado es pie (y del que ha derivado palabras como pedal,  pedestal, pedestre…). Se apoyan en este origen debido a que la mayoría de esos maestros que iban a enseñar a las casas lo hacían yendo a pie.

 

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Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

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Fuentes de consulta: cvc.cervantes / dechile / wikipedia / RAE
Fuente de la imagen: colonialdays