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¿De dónde proviene la expresión ‘Pasar las de san Amaro’?

En mi afán de buscar el origen de ‘expresiones viejunas’, en esta ocasión os traigo al blog la locución ‘Pasar las de san Amaro’, la cual fue muy popular durante mucho tiempo y que en las últimas décadas prácticamente ha dejado de utilizarse, aunque de vez en cuando se escucha decirla alguien (normalmente de edad avanzada) para hacer referencia a alguien que está pasando por una mala racha y continuas penalidades.

¿De dónde proviene la expresión ‘Pasar las de san Amaro’?

La expresión hace referencia a un personaje surgido en la Edad Media y que protagonizó una leyenda que se hizo muy popular a partir del siglo XIV, la cual se transmitía oralmente, trasladándose la historia de una generación a otra.

Dicho relato explicaba que el tal ‘san Amaro’ se convirtió en un perpetuo peregrino en busca del ‘Paraíso terrenal’, por lo que estuvo vagando a lo largo y ancho del planeta durante trescientos años, pasando numerosas vicisitudes y contratiempos a lo largo de todo aquel tiempo.

De ahí que, a raíz de aquella famosa leyenda medieval, surgiera la expresión ‘Pasar las de san Amaro’ (en ocasiones también en la forma ‘Pasarlas como san Amaro’) como clara referencia a aquel que vive continúas desgracias o un cúmulo de desafortunados acontecimientos.

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘jamacuco’?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan sobre el origen del término ‘jamacuco’.

¿Cuál es el origen del término ‘jamacuco’?

Utilizamos habitualmente el término ‘jamacuco’ para referirnos a una dolencia o malestar que ha padecido alguien (por ejemplo: ‘A fulano le ha dado un jamacuco por la calle y se ha caído redondo al suelo’).

El término jamacuco no fue recogido por el diccionario de la RAE hasta su edición de 2001 (aunque hay constancia de su existencia y uso desde hace varios siglos), pero en la publicación académica simplemente se le da la acepción de ‘Indisposición pasajera’ (cuando por norma es utilizada la palabra para referirse a alguna patología algo más importante o severa).

También cabe destacar que, tal y como indica el filólogo y escritor, Fernando Iwasaki, en su premiado libro ‘Las palabras primas’, […] la Sociedad Española de Neurología admite la voz jamacuco como sinónimo de ictus, apoplejía, embolia, trombosis y otros traumatismos de la fisiopatología cerebrovascular […] (debo reconocer que no he encontrado referencia alguna a dicha palabra en ninguna búsqueda de las muchas que he hecho en la web de la SEN).

Tal y como os indico al inicio del post, a pesar de no haber sido recogido el término hasta la edición de 2001 de la RAE, sí que existe constancia de hace varios siglos de su existencia y uso. Por ejemplo aparece en los diccionarios de Esteban de Terreros y Pando (1787), Ramón Joaquín Domínguez (1853) o de Elías Zerolo (1895) y en los tres casos remitiendo a la entrada ‘zamacuco’ e indicando que se trataba de lo mismo.

Pero, el término ‘zamacuco’ (o ‘xamacuco’, como también aparecía en aquella época) sí que estaba recogido en el Diccionario de Autoridades de 1739 y, originalmente,  nada tenía que ver con dolencias o problemas de salud, sino que hacía referencia a ‘el hombre tonto, torpe y abestiado’ (como vulgarismo) y ‘a la embriaguez o borrachera’.

En la edición de 1925, del diccionario usual, se le añadió una tercera acepción al término zamacuco: ‘Hombre solapado, que calla y hace su voluntad’, pero en ningún momento había rastro o referencia alguna a dolencias de salud, hasta que apareció recogido en 2001 en la forma ‘jamacuco’ y el diccionario de la RAE, en la entrada correspondiente a este vocablo, remite, como origen del mismo, a ‘zamacuco’.

Lo que tampoco tiene demasiado claro los académicos es la etimología de la palabra, señalando que ‘quizá’  provenga del árabe clásico ‘ṣamakūk’, cuyo significado era ‘necio, malicioso’. Pero el diccionario de arabismos de Federico Corriente discrepa de este origen, señalando que ‘podría’ tratarse de un caso de metátesis con la palabra ‘mazacuco’, proveniente del árabe ‘maṣkūk’ y con significado de ‘golpeado en el cogote’.

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘hipocondriaco’ al individuo exageradamente aprensivo con su salud?

Se conoce como ‘hipocondría’ al síndrome que se caracteriza por una exagerada preocupación por padecer cualquier tipo de enfermedad, siendo muchas de esas dolencias que se sienten de origen imaginario. Aquella persona que desarrolla esta patología (que suele ser por factores psíquicos pero no físicos) es denominada como ‘hipocondriaca’.

¿De dónde surge llamar ‘hipocondriaco’ al individuo exageradamente aprensivo con su salud?

Al médico griego Hipócrates de Cos (que vivió entre el 460 a.C y el 370 a.C) se le atribuye una teoría (altamente defendida por los filósofos y expertos de la época) que catalogaba la personalidad de los individuos en cuatro estados y que fue conocida como la ‘Teoría de los humores’ y en la cual destacaba que el cuerpo humano producía una serie de fluidos (humores) que recorrían por el interior del organismo de cualquier persona y que eran los responsables de las enfermedades o estado de ánimo de cada individuo.

Esos fluidos eran: la sangre (producida por el corazón) la cual proporcionaba valentía y corajela bilis amarilla (producida en el hígado) que daba exacerbación y mal carácter;  la bilis negra (que se producía en el bazo y el hipocondrio) responsable del decaimiento, tristeza y la depresiónla flema (que se producía en los pulmones) que convertía a la persona en indiferente y aplacada.

El hipocondrio se encuentra inmediatamente debajo de las llamadas ‘costillas falsas’ y fue precisamente la relación de esa ‘bilis negra’ con la tristeza y depresión que padecían algunas personas (según dicha Teoría de los humores) la que originó que se conociera como ‘hipocondría’ al miedo a padecer enfermedades, debido a que el temor a padecerlas proporcionaba tal decaimiento en el ánimo de las personas.

Con el paso de los siglos y ya descartado científicamente este tipo de teorías, los términos ‘hipocondriaco’ e ‘hipocondría’ continuó utilizándose con el mismo sentido.

El término ‘hipocondriaco’ nos llegó a través del latín tardío ‘hypochondriacus’, proviniendo del griego ‘hypochondriakós’ y este a su vez de ‘hypochóndrion’ (hipocondrio) formado por ‘hypo’ (debajo) y ‘khondrión’ (cartílago), significando literalmente ‘cartílago que está debajo’ (de las costillas).

 

 

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¿Sabías que originalmente el término ‘tormenta’ nada tenía que ver con cuestiones meteorológicas?

Según se describe en la primera acepción que da el diccionario de la RAE al término tormenta, esta es una perturbación atmosférica violenta acompañada de aparato eléctrico y viento fuerte, lluvia, nieve o granizo.

¿Sabías que originalmente el término ‘tormenta’ nada tenía que ver con cuestiones meteorológicas?

Frecuente es escuchar o utilizar expresiones como ‘Se aproxima una tormenta’ o ‘Ha caído una tormenta de granizo’ y siempre lo hacemos para referirnos a cuestiones meteorológicas (sobre todo relacionadas con la lluvia).

Pero originalmente el término tormenta no era utilizado para hacer referencia alguna a cuestiones meteorológicas sino a una eficaz arma de guerra llamado ‘tormentum’, el cual era un artilugio muy similar a una catapulta y que era utilizado para lanzar piedras, objetos incendiarios, metralla, etcétera, sobre un objetivo.

¿Sabías que originalmente el término ‘tormenta’ nada tenía que ver con cuestiones meteorológicas? tormentum

Aquellos que eran atacados veían como caía sobre ellos una lluvia de proyectiles o fuego, motivo por el que empezó a denominarse como tormenta a las inclemencias meteorológicas.

Curiosamente, el término latino ‘tormenta’ es el plural de ‘tormentum’ y éste significaba literalmente ‘suplicio’, ‘sufrimiento’ (que era lo que padecían quienes recibían la lluvia de proyectiles del tormentum).

Este término también origino el vocablo ‘tormento’ y al provenir del verbo en latín ‘torquere’ (torcer) dio a lugar a ‘tortura’.

 

 

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La antigua y sufrida tortura que dio origen al término ‘trabajar’

La antigua y sufrida tortura que dio origen al término ‘trabajar’

Múltiples fueron en la antigüedad los dolorosos métodos de tortura que se utilizaban con el fin de hacer pasar un suplicio a los reos y condenados. Entre la extensa variedad existía uno, de frecuente uso, que estaba compuesto por tres estacas (dos en forma de equis y otra que las cruzaba verticalmente por en medio) clavadas en el suelo y a las que se ataba al ajusticiado. Después de afligirle una serie de dolorosos golpes o latigazos se le prendía fuego.

La antigua y sufrida tortura que dio origen al término ‘trabajar’- TripaliumEste método de tortura era llamado en latín ‘tripalium’ (tri-tres – palium-palos) y con el tiempo el vocablo (por la relación con la tortura) se convirtió en sinónimo de sufrimiento, penalidad, padecimiento, desgracia…

No se sabe cómo pero el término tripalium acabó teniendo una extraña evolución metonímica (designar una cosa con el nombre de otra con la que guarda una relación de causa/efecto) que la convirtió en el vocablo tripaliāre, llegando hasta nosotros como ‘trabajar’.

Así pues, ya los antiguos pensaron que eso del trabajo era un suplicio y una penalidad; pero debemos tener muy en cuenta que, en la época en la que se originó, la inmensa mayoría de los que podríamos calificar como trabajadores lo hacían en condiciones infrahumanas o de esclavitud.

 

 

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