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¿De dónde proviene el término ‘seudónimo’?

Se conoce como ‘seudónimo’ (también en la forma ‘pseudónimo’, aunque la RAE aconseja que la usemos preferiblemente sin la letra p delante) al nombre inventado utilizado por alguna persona para ocultar su verdadera identidad.

¿De dónde proviene el término ‘seudónimo’?

Suele ser utilizado (ya desde la antigüedad) por escritores y artistas que desean mantener en secreto quiénes son. Es importante no debemos confundirlo con el apodo o nombre artístico, ya que son cosas diferentes.

Etimológicamente, el término proviene del griego ‘pseudṓnymos’, formado por ‘pseudo’ (falso, mentira) y ‘onoma’ (nombre) y su significado literal es ‘nombre falso’, ‘nombre inventado’.

En tiempos de la civilización grecolatina, así como en el Renacimiento y otras muchas culturas, podemos encontrar un gran número de famosos artistas (pintores, escultores…) y escritores que utilizaron un seudónimo para ocultar su identidad en algunas obras consideradas como menores. Incluso había quienes realizaban trabajos por encargo (con el fin de ganarse un sobresueldo) y preferían que no interfiriera en la reputación que ya tenían, por lo que preferían firmarlos con identidades falsas.

En la actualidad se puede considerar como seudónimos los alias o nicks utilizados por algunos usuarios en las redes sociales, quienes quieren mantener sus identidades en el anonimato.

Quizás te interese leer el post relacionado que escribí tiempo atrás: Algunos escritores y escritoras que quizás no sabías que han firmado sus libros bajo seudónimo

 

 

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¿De dónde surge decir ‘nombre de pila’?

A raíz del post «La curiosa razón por la que Froilán y otros miembros de la Familia Real llevan en su nombre la coletilla ‘de Todos los Santos’» me ha dejado un comentario la usuaria #RaquelCuriosa en el que me pregunta qué significa y de dónde surge decir ‘nombre de pila’ a nuestro nombre usual.

¿De dónde surge decir ‘nombre de pila’?

Se conoce como ‘nombre de pila’ a la denominación formal y legal con la que somos conocidos y que figura en los documentos oficiales.

La coletilla ‘de pila’ hace referencia al nombre que recibió una persona en la pila bautismal, o sea, el nombre que le pusieron en el momento de bautizar. Evidentemente, muchas personas no son bautizadas, pero antiguamente en aquellos países católicos (como era el caso de España) era de obligado cumplimiento realizar el sacramento bautismal para poder ser registrado en los estamentos oficiales (y para obtener permisos en infinidad de asuntos en el que la institución eclesiástica era la que realmente tenía poder).

Tiempo atrás la mayoría de personas se conocían y llamaban entre sí por algún mote (sobre todo familiar o de un clan al que pertenecían) y habitual era ir a realizar una gestión (por ejemplo al ayuntamiento) y cuando se le preguntaba cómo se llamaba contestase diciendo el apodo, por lo que el funcionario le indicaba que le dijese el ‘nombre de pila’, o sea, el que figuraba en los documentos oficiales y que había recibido en la pila bautismal.

Se hizo tan habitual esa coletilla de solicitar el nombre real que la coletilla ‘de pila’ quedó asociada indefinidamente a ‘nombre’, cuando se hacía referencia a la identificación por la que era conocida alguna persona.

 

 

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La curiosa razón por la que Froilán y otros miembros de la Familia Real llevan en su nombre la coletilla ‘de Todos los Santos’

En 1998, tras dar a luz la infanta Elena a su primogénito, llamó la atención la coletilla que había añadido al nombre del recién nacido, quien fue bautizado como ‘Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón’.

La curiosa razón por la que Froilán y otros miembros de la Familia Real llevan en su nombre la coletilla ‘de Todos los Santos’

Pero ese ‘de Todos los Santos’ que tanto sorprendió no era ni es algo inusual entre los miembros de la Casa Real española, siendo muy común que la mayoría de sus miembros lo lleven incorporado.

De hecho, el nombre completo del actual rey de España es Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, incluso la propia hermana del mencionado Froilán se llama ‘Victoria Federica de Todos los Santos’, así como sus primos hermanos Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene (hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín) también llevan acoplado el ‘de Todos los Santos’ en su onomástica.

Y es que tal y como marcaba la tradición cristiana, era muy común desde hace varios siglos añadir al nombre de pila de cualquier neonato un par de nombres más, que solían ser de algún santo, santa o de la propia virgen María (de quienes los progenitores eran devotos e incluso porque era el que coincidía con el día del nacimiento). Esto, según la creencia, le proporcionaría protección por parte de dichos santos a lo largo de su vida.

Esta es la razón por la que a muchas personas (sobre todo de generaciones más adultas) además del nombre de pila en el DNI les aparece dos nombres más en documentos como la partida de bautismo (aunque no necesariamente sea así en la del registro civil o en el libro de familia). No todo el mundo lo ha hecho y numerosos son quienes simplemente se les ponía un solo nombre o uno compuesto (por ejemplo José María, María Dolores, Francisco Javier, Eva María…). Curiosamente, el hecho de añadir al nombre compuesto el ‘María’ se pretendía otorgar una protección de ‘mayor rango’: el de la propia Virgen María.

Pero para los miembros de las casas reales se les tenía reservado un estatus especial, por el cual se les concedía el beneplácito de incorporar a esos varios nombres (normalmente se les ponía el de los abuelos o miembros insignes de la familia) el mencionado ‘de Todos los Santos’, con el fin de que estuviesen bajo el amparo y protección de absolutamente todo el santoral católico.

 

 

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¿De dónde surge denominar como ‘apellido’ al nombre familiar?

Lo que actualmente nosotros conocemos y denominamos como ‘apellido’, en la Antigua Roma lo llamaban ‘cognomen’, que venía a significar ‘sobrenombre’ y que era el modo con el que se distinguía a las diferentes familias en aquella época y podía conocerse a cuál pertenecía cada individuo. Del latín ‘cognomen’ han derivado la mayoría de términos, en los diferentes idiomas y variantes, para hacer referencia a la denominación familiar (por ejemplo en catalán ‘cognom’ o el italiano ‘cognome’)

¿De dónde surge denominar como ‘apellido’ al nombre familiar?

Tal y como expliqué tiempo atrás en otro post, la utilización del apellido se generalizó a partir de que la burguesía, artesanos y personas que habían prosperado, tuvieron acceso a bienes inmuebles y, por tanto, tenían que generar alguna documentación que acreditase su propiedad, por lo que empezó a colocarse en documentos acreditativos los motes o sobrenombres familiares de cada individuo con el que se les identificaba mucho mejor.

En castellano, inicialmente, se denominó a ese segundo nombre (o apelativo familiar) como ‘cognombre’ (derivado del latín ‘cognomen’), pero hacia finales de la Edad Media se sustituyó por el término ‘apellido’, el cual se había puesto de moda durante las épocas de guerra.

Y es que el vocablo ‘apellido’ proviene del latín ‘appellitare’ (que significaba literalmente ‘nombrar con frecuencia’) y este provenía a su vez de ‘appellare’ (nombrar, llamar a alguien… y de ahí surgió también ‘apelar’).

El acto de ‘apelar’ (llamar) a alguien para que se incorporara en el ejército (tras entrar el territorio o reino en una guerra) es lo que popularizó el término ‘apellido’, debido a que cuando era llamado se le localizaba, en la mayoría de ocasiones, por el apelativo o sobrenombre familiar, de ahí que éste acabase siendo conocido de ese modo.

 

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¿Cuándo y por qué surgió la idea de llevar apellidos?

Hasta bien entrada la Edad Media raro fue el caso de alguien que, sin pertenecer a la realeza o nobleza, tuviese en propiedad alguna vivienda o tierras. Fue a partir del momento en el que la burguesía tuvo acceso a bienes inmuebles, y por tanto a tener que generar documentación que acreditase su propiedad, cuando apareció la conveniencia de poder identificar a quién pertenecía cada cosa. De esta forma el nombre de pila se convirtió en insuficiente, así que comenzó a añadirse en la documentación, y junto al nombre, alguna peculiaridad que identificase al propietario fácilmente.

¿Cuándo y por qué surgió la idea de llevar apellidos?

Habitualmente se colocaba la profesión de esa persona: Juan Carpintero, José Herrero, Manuel Alfarero. Otra fórmula era poner alguna característica física: Juan Tuerto, José Moreno, Manuel Cojo. El lugar de procedencia, en caso de no ser autóctono, también era una buena fórmula para distinguirlos: Juan Madrid, José Toledo, Manuel Sevilla. Si ninguna de estas formas era posible aplicarlas (porque estaban repetidas) entonces se le añadía el nombre de pila del progenitor (patronímico): Juan de Lope, José de Martín, Manuel de Rodrigo. Para ahorra la preposición ‘de’ se le añadió el sufijo -ez que venía a significar lo mismo, de ahí que pasasen a ser: Juan López, José Martínez, Manuel Rodríguez.

Esto último también se aplicó en otros idiomas, motivo por el que es tan común encontrar extranjeros con una parte de su apellido igual: los ingleses utilizaban la terminación ‘son’ (Johnson) o el prefijo ‘fitz’ (Fitzgerald), en Italia muchos apellidos terminan en ‘ini’ (Paolini), en Dinamarca en ‘sen’ (Nielsen), algunos anglosajones (de ascendencia celta) podemos encontrar que se apellidan como ‘Mac’ o ‘Mc’ (McEnroe, Macbeth), los irlandeses usan el característico O’ (O’Brien) y en Francia el prefijo ‘De’ (Dejean), por poner unos pocos ejemplos.

Hasta que se extendió el uso del apellido sólo la nobleza lo había utilizado y éste no era otro que el nombre de la casa a la que pertenecían: Tudor, Alba, Lancaster, Borbón, Austria…

 

 

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¿Por qué los nombres propios se escriben con la inicial en mayúscula?

¿Por qué los nombres propios se escriben con la inicial mayúscula?En la época clásica todo se escribía en mayúsculas. La minúscula es un invento basado en la letra carolina de la época de Carlomagno, que nació por la necesidad de crear un alfabeto fácil de leer y escribir.

Entonces se pasó a escribir en minúscula, pero se mantuvo la mayúscula para encabezar algunas palabras; en alemán, todos los sustantivos, mientras que en español y otras lenguas romances, sólo los nombres propios.Esta convención data del siglo XII, cuando la mayúscula marcaba el inicio de un capítulo o párrafo y facilitaba la identificación de las personas citadas en transacciones y documentos.

En el siglo XV, con el humanismo, el uso de la capitular se impuso para distinguir los nombres propios de los comunes iguales (por ejemplo: Rosa/rosa).

 

 

Fuente: Muy Interesante