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“Grandes y pequeños inventos españoles” (I)

España ha sido siempre un país prolífico en inventos. Aquí os traigo la primera parte de una lista con unos cuantos de esos “Grandes y pequeños inventos españoles”.

La Grapadora En 1920 se fundó en Éibar (Guipúzcoa) una sociedad denominada “El Casco” , cuya inicial actividad se centró en la producción de revólveres, destinados principalmente a la exportación. A partir de 1929, la crisis económica mundial obligó a “El Casco” a reconvertirse, lo que hizo que, a mediados de los años treinta, sus socios fundadores lanzaran al mercado la grapadora, diseñada por ellos mismos (Juan Solozábal y Juan Olive).

El Afilalápices El afilalápices llegó en 1945, creado por Ignacio Urresti. El primer modelo de éste tenía un peso de algo menos de kilo y medio, y parece una mezcla entre un molinillo de café y una cámara fotográfica de visor vertical.

La Bota La Bota es originaría de Navarra. Es un recipiente flexible, de piel de cabra, que permite conservar el vino, llevarlo consigo y beberlo cuando a uno le apetezca echándoselo directamente al gaznate.

El Porrón El porrón es originario de Cataluña, y se utilizaba para servir el vino en la mesa. De vidrio o cerámica, aún hoy se emplea como objeto más o menos decorativo o tradicional. Su nombre proviene de una variedad de pato buceador, cuya forma es semejante a la del porrón.

El Botijo El botijo es una pieza de alfarería cuya utilidad es mantener fresca el agua, mediante su evaporación en la arcilla porosa de que está fabricado.

El Submarino En 1859, el catalán Narcis Monturiol diseñó y construyó un buque sumergible impulsado manualmente. Pero esto no suponía ventaja alguna, hasta que, cinco años más tarde, incorporó a su nave un sistema de propulsión de vapor, el primero de la historia. También tiene mucha importancia la innovación de Isaac Peral , nacido en Cartagena en 1851. Su carrera profesional se inició en la Marina, aunque también ostentó el título de ingeniero. Sólo vivió cuarenta y cuatro años (pues lo mató un tumor cerebral), pero en ese tiempo tuvo oportunidad de introducir una invención que revolucionaría el mundo de la navegación: un buque submarino impulsado por energía eléctrica. La idea se centraba en diseñar y construir una nave de guerra, cuyo principal objetivo era poder disparar torpedos sin ser vista, protegida bajo la superficie de las aguas. Así, el proyecto se inició en Cádiz en 1887. En menos de un año, el submarino fue botado con éxito. Fabricado en acero, sus características técnicas comprendían un peso de casi ochenta toneladas, autonomía de casi cuatrocientas millas náuticas (más de setecientos kilómetros), una eslora de veintidós metros, sistemas de inmersión y propulsión eléctricos, doble hélice, un tubo lanzatorpedos y capacidad para dos de estos ingenios, cuyo alcance se cifraba en unos doscientos metros. Por desgracia, la Marina española no juzgó el proyecto lo bastante interesante, y rechazó la construcción en serie del submarino de Peral. Además de este revolucionario invento, Isaac Peral fue padre de otras innovaciones, como el acumulador eléctrico que incorporaba el submarino, un tipo de ametralladora accionada por electricidad y un proyector lumínico.

El Cóctel Molotov Curiosamente, el nombre de este cóctel es ruso, se desarrolló tal y como ha llegado hasta hoy en Finlandia en 1939, y fue inventado, en una variedad algo distinta, por el ejército republicano español, que lo utilizó durante la Guerra Civil . El cóctel español no es estrictamente un cóctel Molotov, aunque es similar y anterior al que crearon y utilizaron los finlandeses en su guerra de invierno contra la URSS. Molotov (que significa “martillo” en ruso) era el apodo del revolucionario, periodista y político Viacheslav Mijáilovich Skriabin , y su nombre ha quedado indisolublemente ligado al cóctel por ser responsable de la producción en masa de esta arma durante la Segunda Guerra Mundial . Su utilidad principal es la guerrilla urbana y el ataque con pocos medios a fuerzas superiores, propiciadas por su facilidad de elaboración.

El Autogiro El ingeniero Juan de la Cierva inventó y construyó este tipo de aeronave en la década de 1920. El invento consiste en el fuselaje de un avión convencional, que dispone de una hélice frontal y un motor, y por encima del conjunto un rotor libre, que gira con la presión del aire generada durante el impulso horizontal del aparato, creando sustentación vertical. De este modo, el autogiro es capaz de prescindir de alas, o emplear unas muy simples. Un inicial problema con el que se enfrentó La Cierva consistió en superar la inercia de rotación que inducía el rotor (hoy evitada en los helicópteros mediante un pequeño rotor de cola o dos rotores contrarrotantes). Esta particularidad del rotor del autogiro, propiciada por girar siempre en un mismo sentido, la venció el ingeniero mediante un sistema de articulación que permitía al rotor inclinarse según las necesidades del vuelo. Además, este método permite maniobrar el aparato sin timones de dirección ni alerones.

El Arcabuz Fue el primer “cañón” portátil, aunque el vocablo arcabuz proviene del holandés, y significa “cañón de gancho”. Se inventó hacia 1450, siendo la primera vez que era posible para un solo hombre transportar y disparar un cañón. El que se tratara de un arma portátil no debe confundirse con que pudiera dispararse a pulso. Los primeros arcabuces disponían de un soporte, como las grandes ametralladoras actuales. La pólvora se cargaba por detrás de la bala, y el proceso era tan lento y complejo que se disponían alabarderos en torno a los arcabuceros para protegerlos en combate mientras efectuaban las recargas. Poco a poco, el arcabuz fue perfeccionándose y aligerándose, hasta que llegó a ser posible dispararlo apoyándolo en el hombro. Para la segunda mitad del siglo XVI, el arcabuz se transformó en el mosquete, cuyo disparo era más potente y efectivo.

El Chupa Chups Innovación sencilla donde las haya: un palo hincado en un caramelo. Pero el chupa chups supuso una revolución en el mundo de estas golosinas. Con el palito, los niños podían comerse el caramelo con menor riesgo de atragantarse o de mancharse. Eel personaje de la televisión llamado Kojak popularizó universalmente el chupa chups, que llegó incluso a consumirse en el consejo supremo del partido comunista chino. Corrían los años cincuenta y España empezaba a recuperarse del desastre de la Guerra Civil. En este marco, Enric Bernat , un empresario con visión y ambición, que provenía de una estirpe de confiteros cuyo abuelo fue el primero en fabricar caramelos en España, tuvo la idea feliz de ponerle el palito al caramelo. La primera de estas golosinas, con palo de madera, apareció en 1958, y se comercializó al precio de una peseta, lo que no era especialmente barato. La sociedad se denominó inicialmente Granja Asturias, S.A.; aunque pronto –en 1964–, y visto ya el éxito del producto, cambió a su nombre actual: Chupa Chups, S.A. La difusión mundial del chupa chups comenzó enseguida. En los años setenta se comercializaba en países como Estados Unidos, la Unión Soviética, Japón, Alemania, México o Australia. Hoy día, sus ventas llegan a ciento setenta países, es decir, prácticamente a todo el mundo.

La Fregona Este invento lo ideó un ingeniero y oficial del Ejército del Aire, llamado Manuel Jalón Corominas , en 1956. La primera fregona se probó con éxito en Zaragoza. Consistía en un palo de escoba que, en su parte inferior, disponía de un penacho de fajas de algodón (la mopa). Estas fajas se escurrían en un cubo con unos rodillos que se accionaban por medio de un pedal. A partir de entonces se fue perfeccionando hasta que en 1965 empezó a fabricarse en plástico y con la apariencia que a todos nos es familiar. Manuel Jalón llegó a exportar su invento a más de treinta países y las ventas alcanzaron los tres millones de unidades al año.

El Cigarrillo Aunque el tabaco es una planta originaría de America, y también lo es el modo básico de liar sus hojas en forma de “canutos”, o cigarros puros, el cigarrillo es un invento genuinamente español. Se debe a los mendigos de la ciudad de Sevilla, que en el siglo XVI empezaron a aprovechar los desperdicios del tabaco y a liarlos en finas hojas de papel de arroz. Pero no fue hasta 1825 cuando los cigarrillos empezaron a ser empaquetados y comercializados. Las primeras cajetillas manufacturadas iniciaron su venta en 1833, de la que data también el nombre de “cigarrillo”. La primera cajetilla comercial, de veinticinco unidades, tenía por nombre “Cigarrillos Superiores”. A partir de 1887, la venta de este producto estuvo monopolizada por la Compañía Arrendataria de Tabacos, antepasado de la famosa Tabacalera, ahora convertida en el grupo Altadis.

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