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¿De dónde proviene la expresión ‘odio sarraceno’?

La expresión ‘odio sarraceno’ tiene sus raíces en la Edad Media, cuando los cristianos y los musulmanes (llamados ‘sarracenos’) luchaban en las guerras religiosas conocidas como las Cruzadas.

¿De dónde proviene la expresión ‘odio sarraceno’?

La palabra ‘sarraceno’ proviene del latín medieval ‘Sarracēnus’, que a su vez este deriva del griego ‘Sarakēnós’, que significaba ‘habitantes del desierto’.

La locución ‘odio sarraceno’ se utilizó frecuentemente en la literatura medieval para referirse al odio y la animadversión hacia los musulmanes que se habían convertido en un enemigo común para los cristianos en la época. La expresión se utilizaba para describir la actitud generalizada de desprecio y hostilidad hacia los mahometanos que persistió durante siglos después de las Cruzadas.

Hoy en día, la expresión ‘odio sarraceno’ se considera inapropiada y ofensiva, ya que perpetúa la discriminación y la xenofobia hacia los musulmanes y las personas de ascendencia árabe.

 

 

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Fuente de la imagen: creazilla

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Prometer el Oro y el Moro’?

La expresión ‘prometer el oro y el moro’ tiene su origen en un hecho histórico que tuvo lugar durante las guerras de la Reconquista en España. Un grupo de caballeros jerezanos capturó a unos cincuenta moros notables, entre los que se encontraban Abdalá, el alcaide de la ciudad malagueña de Ronda, y su sobrino Hamet. El alcaide logró su rescate mediante el pago de una fuerte suma de dinero, pero los demás cautivos no fueron liberados, a pesar de los requerimientos del rey Juan II de Castilla.

Los caballeros exigían una gran cantidad de oro a cambio de la liberación de los prisioneros, lo que llevó al rey a ordenar que Hamet fuese trasladado a la Corte. Sin embargo, la disputa por el rescate llevó a la malicia del pueblo a acuñar la expresión ‘quedarse con el oro y el moro’, aplicada a la aparente intención negociadora del rey.

Con el tiempo, esta expresión se ha utilizado para referirse a cualquier promesa exagerada o imposible de cumplir. Aunque su origen histórico está relacionado con un hecho concreto, la expresión ha perdurado en el lenguaje cotidiano como un ejemplo de la creatividad popular para encontrar frases y dichos que expresen situaciones de manera gráfica y efectiva.