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Calvicie, calvario y calavera, tres términos con un mismo origen etimológico

Días atrás, el lector de este blog ‘ignotis parentibus’ dejó un comentario en otro post en el que me preguntaba ‘¿De dónde proviene la palabra calvo para referirnos a alguien sin pelo en la cabeza y cuando se utilizó por primera vez?’

Calvicie, calvario y calavera, tres términos con un mismo origen etimológico

Elaborando la entrada para contestar la consulta, recordé que hace tiempo estuve investigando sobre el origen de varios términos (entre ellos calvo), encontrando que estos provenían de la misma raíz etimológica, así que aprovechando este post voy a hablar también de ellos: calvicie, calvario y calavera.

La ‘calvicie’ se trata de la falta de pelo en la cabeza (cuando nos referimos a la caída de éste se utiliza el término ‘alopecia’), término que proviene del latín ‘calvities’, de exacto significado y que a su vez procedía de ‘calvus’, que dio nuestro ‘calvo’, un adjetivo utilizado para hacer referencia a una persona que ha perdido el pelo de la cabeza. No hay una constancia específica sobre cuándo se utilizó por primera vez estos vocablos, pero se sabe que ya en la Antigua Roma era común su uso. Ya aparece recogida la palabra el en Diccionario de Autoridades de 1729.

El término ‘calvario’ lo utilizamos en la actualidad para hacer referencia a la ‘sucesión de adversidades y desgracias’ que puede estar sufriendo una persona (famosa es la expresión ‘estar pasando un calvario’). Proviene del latín ‘calvarium’, nombre que recibía el monte donde fue crucificado Jesucristo, y que significa ‘conjunto o acumulación de calaveras’, debido a que dicho montículo era un lugar se amontonaban las calaveras y otros restos óseos de los condenados que habían sido ejecutados.

‘Calavera’ proviene del latín ‘calvaria’ y se aplicaba a aquello que carecía de pelo, como podía ser un cráneo, quedando con el tiempo asociado a éste.

Tanto calvicie, como calvario y calavera y sus correspondientes términos en latín (calvities, calvarium y calvaria) provienen etimológicamente del vocablo indoeuropeo ‘kləwo’, cuyo significado literal era ‘sin pelo’ y se aplicaba tanto a los seres humanos (calvos) como a los animales (una vez despellejados).

 

 

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Fuente de la imagen: nubedepalabras

Algunas curiosas y conocidas expresiones relacionadas con la Semana Santa

Media docena de curiosas expresiones relacionadas con la Semana Santa

Nuestro lenguaje cotidiano está lleno de frases hechas que las utilizamos comúnmente para referirnos a innumerables situaciones.

Las hay de todo tipo: relacionadas con la meteorología, la agricultura, los distintos oficios, el santoral, de hechos históricos, religiosos… y es que de estos últimos hay un buen puñado que están relacionados (directa o indirectamente) con la Semana Santa. Aquí tenéis algunas:

 

‘Estar pasando un calvario’

Proviene del monte en el que fue crucificado Jesús, llamado Monte Calvario (calvarium en latín quiere decir calavera) ya que en aquel lugar era donde se amontonaban las calaveras de todos aquellos condenados que habían sido ejecutados.

En referencia al sufrimiento de Jesús en la cruz, se utiliza la expresión ‘estar pasando un calvario’ para referirse a las penurias y desgracias por las que atraviesa una persona.

 

‘Hacer una barrabasada’

La expresión tiene relación con Barrabás, un personaje que, según los evangelios, estaba preso a la espera de ser ejecutado en la cruz. Cuando Jesús fue apresado, Poncio Pilatos (jefe militar de la provincia romana de Judea) dio a elegir a la multitud a quién querían que indultase y la multitud eligió a Barrabás, por lo que Jesús acabó crucificado.

De esa toma de decisión desacertada surgió el término ‘barrabasada’ como  aquel acto que provoca un gran daño o perjuicio.

 

‘Ser un tonto de capirote’

El capirote es el gorro en forma de cucurucho invertido que portan sobre la cabeza los nazarenos.

Antes de ser usado por  los penitentes que desfilan en las procesiones de Semana Santa, el capirote lo utilizó la Santa Inquisición para colocárselo (a modo de escarnio público) en la cabeza a todo aquel al que acusaba de algún delito, pecado o herejía. Esto provocaba que el ‘populacho’ hiciera burla del reo, llamándole entro otras cosas ‘tonto’.

Durante las primeras procesiones religiosas (en la Edad Media) era muy común que algunos de los penitentes que en ellas desfilaban fuesen los presos mencionados en el párrafo anterior, quienes, arrepentidos de sus actos, querían arrepentirse de sus pecados, motivo por el que se incorporó esta pieza a este recorrido religioso.

 

‘No ser nada del otro jueves’

La tradición católica marcaba que durante la Cuaresma y Semana Santa, los viernes debía llevarse a cabo lo que es conocido como ‘abstinencia’ y que consistía en no poder comer carne y ciertos alimentos durante esa jornada. Eso llevó a que, aquellos que se lo podían permitir, el día anterior (el jueves) comieran opíparamente.

Esto era muy común en el Jueves Santo, ya que al día siguiente no solo debía realizarse la abstinencia sino que también se tenía que hacer ayuno de cualquier alimento (estar todo el Viernes Santo sin comer, a excepción de pequeñas porciones de dulces que le aportaran energía.

Pero no todos los jueves podían realizarse un banquete de exquisiteces, habiendo algunos jueves en el que el menú no era mucho más abundante o sabroso que otros. De ahí que surgiera la expresión ‘No ser nada del otro jueves’, al no haber diferencia entre uno y otro día.

 

‘Llorar como una Magdalena’

Algunas personas erróneamente pronuncian esta expresión diciendo ‘llorar como una madalena’, pero no, nada tiene que ver ese pequeño y redondeado bollo de repostería con la expresión original.

La Magdalena a la que se refiere el dicho es ‘María Magdalena’, personaje bíblico salvada por Jesús de ser lapidada cuando la acusaron de adultera (según el evangelio de Juan) y que estuvo presente durante la crucifixión, llorando amargamente la muerte del Mesías.

Este hecho es el que dio origen a la expresión para referirse a aquella persona que llora mucho y desconsoladamente.

 

 

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¿De dónde surge la expresión ‘estar pasando un calvario’?

¿De dónde surge la expresión ‘estar pasando un calvario’?La palabra calvario para designar una sucesión de adversidades viene del monte Calvario, el lugar en el que, según las sagradas escrituras, crucificaron a Jesucristo.

El monte recibe ese nombre porque calvario proviene del latín calvarium, que significa calavera y era el nombre que tomaban aquellos cerros o montes en los que se amontonaban las calaveras de los condenados que habían sido ejecutados.

Al haber sido crucificado Jesús en un lugar con tal nombre y haber padecido todo ese sufrimiento, se comenzó a utilizar ese término para describir cuando se vive una serie de pesadumbres y desgracias, dando pie, con los años, a expresiones como ‘estar pasando/viviendo un calvario’.

 

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Fuente de la imagen: waitingfortheword (Flickr)