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Reseña del libro: ‘El elemento del que solo hay un gramo’ de Sergio Parra [#UnoAlMes]

‘El elemento del que solo hay un gramo’ de Sergio ParraBajo la etiqueta #UnoAlMes, y animado por mi compañera Melisa tuya, inauguro esta nueva sección en el blog en el que la última semana de cada mes publicaré un post con la reseña y recomendación de un libro.

Lo inauguro con el último que he terminado de leer y que además está escrito por un buen amigo (además de ser uno de los mejores y más prolíficos divulgadores que hoy en día tenemos), se trata del libro ‘El elemento del que solo hay un gramo’ de Sergio Parra editado por Guadalmaza.

En realidad el título completo del libro es ‘El elemento del que solo hay un gramo y otras historias sobre FÍSICA, QUÍMICA y SUSTANCIAS ASOMBROSAS’ y es que en él podemos encontrarnos con un buen número de curiosísimas historias que el bueno de Sergio nos va explicando de una manera cercana y, sobre todo, amena y con gran sentido del humor sobre diferentes elementos ya sean escasos o cotidianos, algunos relacionados con la ficción e incluso otros que no podríamos creer que existen.

Yo, como buen curiosón que  soy, he pasado unos ratos estupendísimos descubriendo nuevos datos de cosas que ni tan siquiera tenía ni idea de que existían y que muy probablemente me den pie a que más adelante siga buscando más info sobre las mismas y publique algún post.

Y ahora, sin pretender destripar demasiado el contenido del libro de Sergio Parra, os voy a explicar cuál es el elemento del que solo hay un gramo y que da título al libro: el ástato’, un elemento radiactivo que se produce a partir de la degradación de uranio y torio y del que tan sólo existe entre 1 y 30 gramos. El propio Sergio dice que es tan escaso que él mismo propone que al término ‘ástato’ se le dé una nueva acepción para referirnos a algo que es ‘más escaso que escaso’ y como ejemplo nos pone la siguiente comparación: a él le has puesto una porción pequeñísima de pastel, pero la mía es una porción ástata. Cabe destacar que gracias a su radiactividad, el ástato podría ser fundamental para curar el cáncer.

 

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Sergio Parra y Alfred López con un ejemplar del libro ‘El elemento del que solo hay un gramo’

Sergio Parra y Alfred López con un ejemplar del libro ‘El elemento del que solo hay un gramo’

El perro que inspiró el apodo de ‘Indiana Jones’

El perro que inspiró el apodo de ‘Indiana Jones’

En 1981 llegó a los cines la primera de una saga de películas en las que un nuevo personaje nos haría disfrutar de lo lindo desde nuestras butacas: Indiana Jones. Interpretado por Harrison Ford y creado por George Lucas, una década antes, este valiente y arriesgado arqueólogo y profesor de universidad se enfrentaba a un sinfín de emocionantes aventuras.

Pero ‘Indiana’ era un apodo y no el verdadero nombre del protagonista y no fue hasta la tercera entrega cuando se dio a conocer cómo se llamaba verdaderamente (Henry Jones Jr.) y de dónde surgía el sobrenombre: del perro que había tenido en su niñez el intrépido arqueólogo, el cual se llamaba Indiana.

El perro que inspiró el personaje de ChewbaccaPero esto es la razón que se nos explica dentro de la ficción de la película, pero ¿por qué George Lucas bautizó al personaje de Indiana Jones con ese nombre? pues prácticamente por el mismo motivo. Indiana era como se llamaba la fiel y cariñosa mascota, de raza Alaskan Malamute, que Lucas tuvo en la década de los años 70.

Pero, como nota curiosa, su perro no sólo le sirvió para proporcionar un apodo a su famoso personaje Indiana Jones sino que también le inspiró a la hora de crear el personaje de Chewbacca de Star Wars, otra de sus famosas sagas de películas. Muchas eran las ocasiones en las que su Alaskan Malamute lo acompañaba a todas partes sentado en el asiento del copiloto y basándose en esa imagen le proporcionó al personaje de Han Solo un acompañante peludo, fiel y amigable.

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‘Galatea’ de Melisa Tuya, una nueva era

Galatea’ de Melisa Tuya, una nueva era

Semanas atrás asistía a la presentación en Barcelona de la novela de ciencia ficción Galatea, escrita por mi compañera Melisa Tuya (autora de los blogs ‘Madre reciente (cada vez menos)’ y ‘En busca de una segunda oportunidad’), y cuya lectura me ha acompañado durante los días de descanso y ocio esta pasada Semana Santa.

Este es un pequeño review que he querido hacer dedicado a esta novela por dos motivos: el primero porque la historia narrada por Melisa vale la pena ser leída, razón por la que os aconsejo comprarlo y regalarlo  y el segundo por tratarse de una obra solidaria, pues la mitad de los beneficios de Galatea irán destinados a los perros y gatos abandonados de la Asociación Nacional de Amigos de los Animales.

ClaX y la mujer sin nombre, pobladores de un nuevo mundo, cual Alba y Dídac en Mecanoscrito del Segundo Origen, se enfrentan a la responsabilidad de crear una nueva civilización, construyendo nuevas normas y valores y defendiéndola, si es necesario con sus vidas, de aquellos que intentan destruirla.

Apasionante crónica del paso de niña despreocupada a líder de una comunidad de una mujer que no carece de nada, excepto de nombre, y con la fuerza y valor para tomar las decisiones más difíciles, sin embargo la elección final escapará a su control, ¿debemos lamentarlo?

Escrito de una forma directa, amena y sin tapujos Galatea nos presenta una historia de humanos y robots en la que no todos se comportan como teóricamente pensamos que deberían hacerlo. La historia te atrapa inmediatamente y te deja con una sensación de vacío tras acabar su lectura y tener que despedirnos de sus personajes.

¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela a un difunto importante?

¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela un difunto importante?El vocablo ‘ardiente’ (dentro de la expresión ‘capilla ardiente’) proviene de las velas que arden (y en su extensión iluminación) durante el tiempo en el que se vela y honra un difunto en las horas previas a la celebración del funeral y posterior sepultura.

Para destacar la importancia del finado, normalmente suele decirse capilla ardiente en lugar de velatorio y ésta se instala (dependiendo de la relevancia de la persona fallecida) en un lugar donde pueda acudir un gran número de personas que van hasta allí con el propósito de presentar su respeto, dar las condolencias a los familiares o rezar alguna oración. Durante todo el tiempo en el que permanece instalada la capilla ardiente ésta se mantiene permanentemente iluminada, situando el féretro en el centro y rodeado de ornamentos luminosos.

Años atrás ese alumbrado provenía de las antorchas o candelabros con velas  que se colocaban alrededor del ataúd, pero en la actualidad son muchos los casos que se dan en el que los ornamentos lumínicos son eléctricos (bombillas o luces LED que simulan ser velas).

Antiguamente, tal y como su nombre indica, esas honras de duelo previas al funeral se instalaban en una capilla, bien fuese de un edificio religioso (iglesia, catedral…) o incluso que estuviera dentro de una propiedad particular (normalmente de la persona fallecida), ya  que los miembros de la aristocracia y burguesía solían disponer de capilla propia.

Hoy en día se utiliza cualquier espacio en el que instalar una capilla ardiente, debido a que ya no es algo que se disponga por la importancia o abolengo del fallecido, sino por la relevancia que éste tuvo en la sociedad (políticos, actores, deportistas, escritores…) siendo cada vez más común alojarlas en pabellones, teatros, ayuntamientos…

Cabe destacar que tal y como indica la web de Fundéu: una capilla ardiente se instala, se dispone, se abre…, pero no se celebra ni tiene lugar, ya que se trata de un emplazamiento y no de un acto.

 

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Post publicado a raíz de la consulta realizada a través de twitter por mi compañera Melisa Tuya.
Fuente de la imagen: Wikimedia commons