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¿Utilizamos correctamente el refrán ‘Hay más días que longanizas’?

¿Cuál es el origen del refrán ‘Hay más días que longanizas’?Actualmente muchas son las personas que utilizan el refrán ‘Hay más días que longanizas’ para señalar que hay mucho tiempo para llevar a cabo algún cometido, por lo que no es necesario tener ninguna prisa para hacerlo, pero, realmente, en sus origenes este dicho nada tenía que ver con el sentido que se le da hoy en día.

El refrán hacía alusión a aquellas personas que comían sin medida todo lo que tenían en sus despensas, sin tener en cuenta que podían quedarse sin alimentos para los siguiente días. De ahí que se utilizase las longanizas (muy común en todos los hogares de la época) como ejemplo de que se disponía de menos piezas de este embutido que jornadas (días) había a lo largo del año hasta conseguir nuevas piezas.

Por lo tanto el refrán ‘Hay más días que longanizas’ era un clara advertencia a ser precavido y mirar por los días venideros, con el fin de no quedarse sin reservas en la despensa; un sentido muy diferente al que hoy en día se le da al utilizarlo.

Ocasionalmente podemos encontrarnos con alguna persona que, erróneamente, utiliza el apellido ‘Díaz’ en lugar de ‘días’.

La primera referencia al refrán la encontramos en la obra ‘Refranes que dizen las viejas tras el fuego’ recogida por el Marqués de Santillana en el siglo XV y en la que aparece como ‘Mas ay dias que longanizas’ (literalmente escrito).

 

Fuente de la imagen: Akassia vía photopin cc

¿Cuál es el origen del dicho ‘Atar los perros con longaniza’?

Este dicho se originó a principios del siglo XIX, en el pueblo salmantino de Candelario, cuando en la fábrica de embutidos de Constantino Rico, conocido como “El Tío Rico”, (heredero de aquel Juan Rico que fuera inmortalizado por Ramón Bayeu) una de las muchas obreras que allí trabajaban, ya cansada de las molestias e incordios que estaba ocasionando un perro(*), decidió atarlo a la pata de un banco con una ristra de longanizas.

Viéndolo de esa guisa un chiquillo que entró en la casa, le faltó tiempo para dar la noticia a los cuatro vientos de lo que sucedía en la casa del tío Rico, diciendo:

“En casa del tío Rico atan los perros con longaniza”

Dicha frase se generalizó y así fue creciendo la fama de hacendado que ya tenía el “Tío Rico”.

 

(*)Todas las fuentes consultas vienen a coincidir en los personajes y lugar de los hechos, aunque en alguna nos encontramos con que el perro en cuestión era propiedad de la obrera y se trataba de un perrito faldero al que había tenido que llevar al lugar de trabajo su propietaria apremiada por las circunstancias.

 

 

(Información extraída y consultada de: candelario.infobelcart.comCarlos Riveragrupolincejlartehistoria.comwikipediapatrimonionacional.esMuseo del Prado)