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¿De dónde surge la expresión ‘Juventud, divino tesoro’?

A través de mi cuenta @curiosisimo en la red social TikTok, un usuario me pregunta de dónde surge la expresión ‘Juventud, divino tesoro’.

¿De dónde surge la expresión ‘Juventud, divino tesoro’?

Esta locución suele ser pronunciada por personas de cierta edad (sobre todo adultos y ancianos) y se hace con la intención de rememorar y añorar los años de juventud, teniendo cierto componente de melancolía y recuerdo.

La primera constancia escrita de la expresión la encontramos en el libro de poemas ‘Cantos de vida y esperanza’, publicado en 1905 por el poeta nicaragüense Ruben Darío, quien iniciaba el poema ‘Canción de otoño en primavera’ del siguiente modo:

[…]Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…[…]

La obra se hizo inmensamente famosa y la frase ‘Juventud, divino tesoro’ se ha repetido hasta la saciedad desde entonces.

A continuación podéis leer el poema ‘Canción de otoño en primavera’ al completo:

   Juventud, divino tesoro,                          
¡ya te vas para no volver!                          
Cuando quiero llorar, no lloro…                              
y a veces lloro sin querer…                        

   Plural ha sido la celeste                            
historia de mi corazón.                
Era una dulce niña, en este                       
mundo de duelo y de aflicción.                

   Miraba como el alba pura;                     
sonreía como una flor.                
Era su cabellera oscura               
hecha de noche y de dolor.                       

   Yo era tímido como un niño.                  
Ella, naturalmente, fue,                              
para mi amor hecho de armiño,                             
Herodías y Salomé…                    

   Juventud, divino tesoro,                          
¡ya te vas para no volver!                          
Cuando quiero llorar, no lloro…                              
y a veces lloro sin querer…                        

   La otra fue más sensitiva,                       
y más consoladora y más                          
halagadora y expresiva,                            
cual no pensé encontrar jamás.                             

   Pues a su continua ternura                    
una pasión violenta unía.                          
En un peplo de gasa pura                          
una bacante se envolvía…                        

   En sus brazos tomó mi ensueño                          
y lo arrulló como a un bebé…                   
y le mató triste y pequeño,                        
falto de luz, falto de fe…                            

   Juventud, divino tesoro,                          
¡te fuiste para no volver!                           
Cuando quiero llorar, no lloro…                              
y a veces lloro sin querer…                        

   Otra juzgó que era mi boca                   
el estuche de su pasión;                              
y que me roería, loca,                  
con sus dientes el corazón.                        

   Poniendo en un amor de exceso                          
la mira de su voluntad,               
mientras eran abrazo y beso                    
síntesis de eternidad;                   

   y de nuestra carne ligera                         
imaginar siempre un Edén,                       
sin pensar que la Primavera                     
y la carne acaban también…                    

   Juventud, divino tesoro,                          
¡ya te vas para no volver!                          
cuando quiero llorar, no lloro…                              
y a veces lloro sin querer.                           

   ¡Y las demás! En tantos climas,                            
en tantas tierras, siempre son,                
si no pretextos de mis rimas,                    
fantasmas de mi corazón.                         

   En vano busqué a la princesa                
que estaba triste de esperar.                    
La vida es dura. Amarga y pesa.                            
¡Ya no hay princesa que cantar!                             

   Mas a pesar del tiempo terco,                              
mi sed de amor no tiene fin;                     
con el cabello gris me acerco                    
a los rosales del jardín…                             

   Juventud, divino tesoro,                          
¡ya te vas para no volver!                          
Cuando quiero llorar, no lloro…                              
y a veces lloro sin querer…                        

   ¡Mas es mía el Alba de oro!

 

El poema fue musicalizado y cantado por el gran Paco Ibáñez, quien realizó una brillante versión que interpretó por primera vez en el concierto ofrecido el 9 de enero de 1988 en el teatro Olympia de París. En el siguiente vídeo podéis escuchar la grabación incluida en el disco recopilatorio ‘Canta a los poetas latinoamericanos‘ (2012):

 

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Fuente de la imagen: needpix

Cinco curiosidades sobre la flor que quizá te gustaría conocer

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1) El término flor recibe su nombre de la deidad de la mitología romana ‘Flora’, la diosa que representaba la primavera, las plantas y todo aquello que florecía en la naturaleza (y, por tanto) era una de las diosas encargadas de la fertilidad.

2) Las flores contienen distintas sustancias volátiles, muy aromáticas, que dependiendo de la hora del día o de las condiciones ambientales (especialmente la temperatura y la humedad) se desprenden, produciendo un perfume característico.

3) El motivo por el que nació la costumbre de llevar flores a los muertos fue para evitar la pestilencia que los cadáveres desprendían, ya que, antiguamente, se tenía la costumbre de velar a un fallecido durante varios días (con intención de asegurarse que realmente había muerto).

4) En la antigüedad también se usaba el término flor para referirse al estado de juventud, salud y lozanía de una persona. Por tal motivo suele decirse expresiones como ‘Está en la flor de la vida’ o ‘Murió en la flor de la vida’.

5) También se vinculaba a la pureza de las personas y, directamente, a su virginidad, de ahí que perderla se denomine como ‘desflorar’.

 

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Fuente de la imagen: pexels

 

Este texto formó parte de mi colaboración con el podcast de divulgación Ondas Elementales, una producción de Laboratorio de Radio y Penélope Saray.

¿Cuál es el origen de la expresión ‘ser un viejo verde’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘ser un viejo verde’?Se utiliza el término ‘viejo verde’ para describir a aquel hombre que siendo ya maduro o anciano persigue, piropea, coquetea o mira lujuriosamente a mujeres u hombres más jóvenes, y al que le gustan los temas relacionados con el sexo (películas, revistas, chistes…).

Como bien sabréis, el color verde se identifica con aquello que todavía está sin madurar, pero antiguamente también se le daba el significado de ‘lozanía’, ‘juventud’ o ‘vitalidad’, por lo que un viejo verde era aquella persona que a pesar de haber llegado a la vejez todavía gozaba de buena salud, energía y vigorosidad. El adjetivo ‘verde’ en latín era ‘viridis’, utilizado para referirse al vigor , entre otras cosas de las plantas y los árboles llenos de savia.

Ya en el siglo I a.C, el famoso poeta del Imperio Romano, Publio Virgilio Marón, en su obra la Eneida, en el Libro VI describe al barquero Caronte del siguiente modo:

Caronte, barquero muy desaseado, guarda destas aguas y riberas, está muy poblado de canas en la barba y sin afeytar, resplandeciendo sus ojos como llamas. La capa astrosa le cuelga de los hombros con un fiador. El mismo gobierna la nave con el varal, y extiende las velas, y pasa en la barca mohosa, ya viejo, las almas; pero la vejez deste Dios es briosa y verde.

Por lo tanto, en sus orígenes, el termino ‘viejo verde’ no se utilizaba con un sentido negativo o peyorativo, todo lo contrario. Fue posteriormente cuando se le dio un giro semántico a partir del siglo XVIII (Covarrubias en 1611 todavía daba la acepción anterior) utilizándose a partir de entonces de un modo despectivo y para desaprobar las conductas lujuriosas de las personas ya entradas en la vejez.

A partir de ahí el término se popularizó y nacieron expresiones como ‘ser un viejo verde’ utilizada con frecuencia en el lenguaje coloquial de hoy en día.

Y para finalizar el post, que mejor manera de hacerlo que con la canción ‘El hombre que era viejo y verde a la vez’ de los divertidísimos ‘Mojinos Escozíos’

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Portada del libro "Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO" de Alfred López

 

 

Esta curiosidad es una de las que encontrarás en mi libro «Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO». De venta en librerías y Amazon: https://amzn.to/2q6wNXa

 

 

 

 
Fuentes de consulta: elcastellanoLos seis libros primeros de la Eneyda de Publio Virgilio Maron / etimologias.dechile / RAE
Fuente de la imagen: mirod (Flickr)