Cuántas veces habremos utilizado la expresión “esto me va de perilla” para referirnos a algo que nos es oportuno y va bien para la consecución de un fin.
Nada tiene que ver el término ‘perilla’ con la porción de pelo que muchos hombres se dejan crecer alrededor de la barbilla (mentón), bajo el labio inferior ni con el diminutivo de la rica y sabrosa fruta.
La perilla a la que se refiere la expresión es una de las piezas que componen una silla de montar y que está situada en la parte delantera de ésta. No todas la llevan, pero sí que es aconsejable en la mayoría de sillas destinadas a los jinetes principiantes o menos experimentados.
El hecho de que un jinete en un momento dado pueda perder el control de las riendas y ve que puede ir al suelo, el tener a mano donde sujetarse rápidamente (la perilla) es algo que le es de gran ayuda, de ahí que surja esta oportuna expresión.
La perilla es muy común verla en las monturas vaqueras, ya que también era de gran ayuda a la hora de amarrar algún otro animal que llevaban consigo.
También es correcto utilizar el término ‘perillas’ (en plural) en la expresión.
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