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¿Por qué según vamos cumpliendo años la ingesta de alcohol nos sienta peor?

¿Por qué según vamos cumpliendo años la ingesta de alcohol nos sienta peor?

Aquellos que ya hemos pasado del medio siglo de vida debemos reconocerlo: cada vez que se propicia una celebración y nos tomamos alguna copa de más (evidentemente por encima de las que estamos habituados) notamos cómo, posteriormente, esa ingesta de alcohol nos va sentando cada vez peor, siendo cada vez más molestas y largas las resacas y, sobre todo, tolerándolo mucho peor.

Y es que el hecho de cumplir años tiene mucho que ver y nuestro organismo ya no asimila según qué excesos tan bien como cuando éramos unos jovenzuelos. A pesar de que somos conscientes de ello y que incluso podemos llegar a beber muy por debajo de cómo lo hacíamos tiempo atrás (la típica copita de menos) vemos que gradualmente va sentándonos peor. Evidentemente todo esto es una explicación muy genérica y depende de cada persona,  su constitución y el tipo de bebida que tome (no es lo mismo mezclar el alcohol en un combinado junto a un refresco azucarado que tomar un lingotazo de una bebida oscura –tipo wiski- o copas de un licor de los llamados ‘espirituosos’).

El cumplir años hace que nuestro metabolismo se ralentice, motivo por el que la resaca dura más e incluso se convierta en más molesta.  Nuestro hígado, encargado de depurar el alcohol que llega a nuestra sangre, con los años ya no rinde con la misma efectividad que tiempo atrás (de ahí que se den frecuentemente casos de cirrosis hepáticas en personas de mayor edad o que abusan reiteradamente del alcohol).

Otro factor importante por el que con los años la ingesta de alcohol nos sienta peor es la pérdida de agua corporal. De manera natural con el paso del tiempo vamos perdiendo parte del líquido elemento del que está compuesto nuestro organismo.

Esa deshidratación natural y progresiva es la que hace que el alcohol que hemos bebido pase de nuestro estómago a la sangre y que apenas quede diluido en nuestra agua corporal (que hemos ido perdiendo con el tiempo).

 

 

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Post realizado a raíz de la consulta formulada por Esperanza Roig a través de la página en Facebook de este blog
Fuente de la imagen: kboneva (Flickr)

¿Por qué se llama ‘cólera’ al ataque de ira? ¿tiene algo que ver con la enfermedad del mismo nombre?

¿Por qué se llama ‘cólera’ al ataque de ira? ¿tiene algo que ver con la enfermedad del mismo nombre?

Se conoce como ‘cólera’ a una enfermedad intestinal infecciosa que provoca fuertes diarreas, vómitos y deshidratación. Desde la antigüedad se tenía el convencimiento que dicha dolencia estaba estrechamente relacionada con la ‘bilis’ (secreción amarillenta o verdosa, altamente amarga, y que es producida por el hígado de los vertebrados). De ahí su nombre ‘cólera’ que etimológicamente nos llega del latín ‘cholĕra’ y a éste del griego ‘cholḗ’ (χολή) que significaba literalmente ‘bilis’.

Por otro lado nos encontramos al médico griego Hipócrates de Cos (que vivió entre el 460 a.C y el 370 a.C) a quien se le atribuye una teoría (altamente defendida por los filósofos y expertos de la época) que catalogaba la personalidad de los individuos en cuatro estados (Teoría de los humores) y en la cual destacaba que esos estados (valiente, enojado, depresivo y calmado) eran producidos por cuatro fluidos (humores) que recorrían por el interior del organismo de cualquier persona.

Los líquidos que provocaban esas condiciones en el carácter de los individuos eran: la sangre (producida por el corazón) la cual proporcionaba valentía y coraje; la bilis amarilla (producida en el hígado) que daba exacerbación y mal carácter;  la bilis negra (que se producía en el bazo) responsable del decaimiento y la depresión; la flema (que se producía en los pulmones) que convertía a la persona en indiferente y aplacada.

Y fue precisamente la relación de esa ‘bilis amarilla’ con la ira y el enojo lo que le dio al término cólera (que, como unos párrafos más arriba he explicado, significa literalmente bilis) la acepción de exasperación, rabia, enfado o furia (entre otras) y dando origen a expresiones como ‘tener un ataque de cólera’, ‘entrar en cólera’ o ‘montar en cólera’.

 

 

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Fuente de la imagen: Craig Sunter (Flickr)

La curiosa procedencia de la palabra ‘hígado’

La curiosa procedencia de la palabra ‘hígado’Como bien sabréis, el hígado es una víscera que poseemos y que entre sus muchas e importantes funciones está la de eliminar de la sangre las impurezas y sustancias nocivas que puedan ser perjudiciales para nuestro organismo.

En su origen, los griegos llamaban a este órgano ‘hépar’ (de ahí provienen términos como ‘hepático’, ‘hepatitis’ o ‘heparina’); en la Antigua Roma lo llamaban ‘iecur’ y de alguno de estos dos términos debería haber evolucionado hasta nuestros días la palabra con la que referirnos a él, pero no fue así, ya que pudo más el nombre de una técnica gastronómica que el de la propia víscera. Esta es la curiosa procedencia:

Los antiguos romanos ya conocían el uso culinario del  ‘foie’ y que tanta fama le ha dado a la gastronomía francesa. Ya por entonces tenían una técnica para conseguir un producto mucho más sabroso, siendo conocedores que para ello debían alimentar de un modo concreto a las ocas con el fin de que se les inflamase el hígado y así hacerlo más grande y exquisito. Lo que les daban de comer era nada más y nada menos que ‘higos’ (ficātum en latín), y sí, del nombre de este rico fruto se derivó el término con el que hoy llamamos comúnmente al hígado.

El proceso de engorde de las ocas y el resultado obtenido se llamaba ‘iecur ficātum’ (hígado alimentado con higos). Se hizo tan popular que incluso el famoso gastrónomo romano, del siglo I d.C., Marco Gavio Apicio utilizó esta técnica y habló de ella en algunos de sus escritos de la época, por lo que esta víscera comenzó a ser conocida como ficātum en lugar de iecur. Con los años y la evolución de la lengua el órgano acabó compartiendo nombre y etimología con el fruto de la higuera. Pero esto no es algo aislado que ha pasado únicamente con el castellano, ya que otras lenguas románicas también lo adoptaron: fetge (catalán), fégado/fígado (gallego), foie (francés), fegato (italiano), fígado (portugués).

 

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Fuentes de consulta: blog.lengua-e / elcastellano / RAE / etimologias.dechile / dicciomed
Fuente de la imagen: lemar (morguefile)