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¿De dónde surge la expresión ‘No ser moco de pavo’?

A través de mi perfil @yaestaellistoquetodolosabe2 en Instagram, recibo una consulta de @xavimarturet donde me pregunta sobre el origen de la expresión ‘No ser moco de pavo’.

¿De dónde surge la expresión ‘No ser moco de pavo’?

Se utilizan expresiones como ‘No ser moco de pavo’ o ‘No es moco de pavo’ para hacer referencia a que algo es de importancia o valor (monetario, personal…).

El origen de esta locución es algo confuso, debido a que existe una etimología popular que señala que la misma proviene de la germanía (jerga hablada por delincuentes) quienes llamaban ‘moco de pavo’ a la cadena que era utilizada para llevar sujeto el reloj de bolsillo y le colgaba a algunas personas. El indicarse entre los ladrones que aquello que colgaba no era un moco de pavo era para referirse que aquel individuo portaba un reloj; teniendo en cuenta que en la época que se sitúa esta explicación –siglos XVI y XVII- costaban una fortuna.

Parece ser que el motivo por el que se le denominaba ‘moco de pavo’ a la cadena del reloj era porque al ir colgada hacia fuera del bolsillo recordaba a la carúncula de esas aves (carnosidad de color encarnado que le cuelga por encima del pico).

Pero cabe destacar que esta etimología popular no parece estar respaldada por la mayoría de expertos, a pesar de que la misma está ampliamente difundida en las redes (múltiples copia y pega del mismo texto en blogs, webs y cuentas personales) e incluso compartida en algunos libros sobre orígenes de las frases cuyas fuentes de consulta señalan a esas páginas.

En el Diccionario de Autoridades de 1734 ya aparece una referencia a esta expresión en la forma interrogativa  ‘Es moco de pavo?’ dándole como acepción: […]Phrase jocosa, con que se da a entender a otro la estimación o entidad de alguna cosa, que él considera por despreciable. Usase regularmente preguntando. […] Pero en ningún momento hace referencia alguna a los relojes de bolsillo, cadenas o delincuentes. Tampoco se encuentra en ningún documento antiguo (anterior al siglo XX) en el que aparezca tales referencias, por lo que todo hace sospechar que debe tratarse de una explicación creada a posteriori de la popularización de la expresión (en cualquiera de sus formas).

Sí que existen algunas constancias escritas a la forma ‘moco de pavo’, de los siglos XVI y XVII en las que se utiliza como referencia a algo ‘flácido’, que está flojo o sin consistencia, como un texto de Francisco Santos del año 1665 (Las tarascas de Madrid) en el que se refiere como moco de pavo al capirote de un penitente que se le había deformado y le caía el capuchón hacia atrás.

También encontramos una referencia entre la expresión y la flacidez en unos poemas de Félix María Samaniego de su obra ‘El jardín de Venus’ de 1797, donde el elemento que se señala como flojo es la pérdida de una erección sexual masculina.

Es precisamente la referencia hacia la flacidez de alguna cosa y su comparación con la carúncula del ave lo que muy probablemente le diese el verdadero origen a la expresión, con intención de preguntarse si algo está en condiciones o tiene importancia alguna.

Debo puntualizar que tras numerosas y exhaustivas búsquedas en internet, no he encontrado en la red ninguna entrada o publicación online anterior al año 1999 que relacione el moco de pavo con las cadenas de los relojes de bolsillo y la delincuencia, siendo todas las entradas en las que aparece la locución referencias a la importancia o no en algún asunto.

 

 

 

Fuentes de consulta: stackexchange / cervantesvirtual / origenlenguaje / lasprovincias / sigificadoyorigen / Diccionario de Autoridades (1734) / RAE
Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘poner el cascabel al gato’?

¿Cuál es el origen de la expresión 'poner el cascabel al gato'?

‘Poner el cascabel al gato’ o ‘¿Quién pone el cascabel al gato?’ (y otras variantes) son de esas frases proverbiales que se utilizan ante una dificultad y la imposibilidad de llevar a cabo alguna tarea que acarreará cierto peligro. Un grupo de personas podrán ponerse de acuerdo en la conveniencia de realizar un acto que beneficiará al colectivo, pero el riesgo que comporta realizarlo provocará que no haya voluntarios para ponerlo en práctica.

Se utiliza la figura del gato debido a que dicha expresión se originó a raíz de una antiquísima fábula que versaba en la historia de un grupo de ratones que deseaban salir de la ratonera para ir a buscar comida pero que les era imposible hacerlo debido a que siempre eran sorprendidos por el felino que habitaba en aquel lugar. Tras reunirse los roedores decidieron que una buena idea para enterarse cuándo se acercaba el gato sería colocándole a éste un cascabel, pero ¿quién sería el valiente que se lo pondría?: Ninguno se presentó voluntario.

Son numerosísimas las fuentes señalan como origen de la expresión a Félix Lope de Vega, uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español, debido a que dicha fábula estaba introducida en la comedia ‘La esclava de su galán’ (publicada 1647, doce años después del fallecimiento del escritor madrileño) y que fue puesta en boca de Pedro (uno de los personajes) en la escena IX del primer acto:

El cuento viejo ha venido
aquí a pedir de cogote.
Juntáronse los ratones
para librarse del gato,
y después de un largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
guardarse mejor podían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo,
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
«¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?»

Pero realmente Lope de Vega no fue el primero en escribir dicha fábula, sino que mucho antes que él hubo hubo otros que también lo hicieron.

¿Cuál es el origen de la expresión 'poner el cascabel al gato'?La primera referencia que existe es la que señala al fabulista griego del siglo VI a.C. Esopo, a quien se le atribuye la fábula ‘El gato y los ratones’ (en algunos lugares se encuentra bajo el título ‘Los ratones y el gato’):

Una gran familia de ratones vivía en una gran mansión. La vida fue siempre buena con ellos ya que siempre había comida en abundancia, sobre todo en la cocina.
Pero un día, el dueño de la casa trajo un gato. Desde entonces la vida de los ratones fue miserable.
El gato merodeaba día y noche. Los ratones no osaban salir de sus madrigueras porque el gato estaba siempre al acecho.
Con el paso de los días los ratones estaban más y más débiles porque no se aventuraban a salir de sus madrigueras para buscar comida.
Finalmente, un viejo ratón dijo: “No podemos continuar así o moriremos de hambre y de sed muy pronto. Tenemos que encontrar un modo de ocuparnos del gato”.
“Efectivamente, tenemos que idear un plan” dijo otro ratón. “Reunámonos todos los ratones esta noche y veamos si podemos pensar en algo”.
Enseguida anocheció. Todos los ratones se habían juntado en el lugar acostumbrado de reunión en la casa.
El ratón más anciano se aclaró la voz y dijo: “Estoy seguro de que ninguno de nosotros ha sido feliz últimamente debido a nuestro común enemigo, el gato”.
Todos los ratones asintieron con la cabeza.
El anciano ratón continuó: “Tenemos que actuar juntos y pensar en un plan para deshacernos del gato sino un día vamos a acabar siendo su comida”
Uno de los ratones sugirió matar al gato y a todos los demás le pareció una buena idea.
De modo que los ratones empezaron a idear la mejor manera para matar al gato. Pero tan pronto como uno proponía un plan los demás lo rechazaban porque era inviable.
Por fin, un joven ratón dijo: «Es posible que no podamos matar al gato pero quizás podamos pensar en algo para saber su paradero. De esa forma, cuando sepamos que viene tendremos tiempo para salir corriendo”
Los otros ratones aplaudieron la propuesta.
El joven ratón continuó: «Tengo un plan. Es realmente simple. Todo lo que tenemos que hacer es colgar un cascabel alrededor del cuello del gato. Por donde vaya sonará.
Si el cascabel es grande podremos incluso escuchar cuando el gato está viniendo antes de que esté demasiado cerca».
Todos los ratones saltaron de alborozo y aplaudieron la idea.
De repente, un ratón sabio dijo: “Esa es una idea brillante. Ahora.. Quién pondrá el cascabel al gato?”

Posteriormente otros muchos fueron los escritores y fabulistas que escribieron textos similares, como es el caso del clérigo inglés Odo de Cheriton quien en el siglo XIII publicó la obra en latín ‘Fabulae, Narrationes o Parabolae’ y que en la España Medieval fue traducido por un monje anónimo bajo el título ‘Libro de los gatos’, en el que Cherinton, en clave de metáfora, hacía una crítica a ciertas situaciones que vivían algunos clérigos de la época (nombrados en el texto como mures, forma antigua de referirse a los ratones) respecto a algún prelado u obispo (gato).

El texto (en castellano antiguo) dice lo siguiente: Lee el resto de la entrada »