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¿Desde cuándo y por qué llevan botones las mangas de las chaquetas masculinas?

¿Desde cuándo y por qué llevan botones las mangas de las chaquetas masculinas?Hoy en día, la mayoría de chaquetas o americanas que llevan botones en sus bocamangas los tienen más por un motivo decorativo que práctico.

La mayoría de expertos en historia de la moda señalan que las mangas de las chaquetas masculinas empezaron a confeccionarse con botones en tiempos de la Inglaterra victoriana.

Por aquel entonces los médicos no tenían costumbre de quitarse la levita por deferencia a sus pacientes femeninas, debido a que el protocolo marcaba que no era correcto mostrarse en mangas de camisa frente a las damas. Pero este inconveniente les provocaba no poder desarrollar bien su trabajo y las mangas cerradas hasta las muñecas les eran molestas para poder realizar la exploración cómoda y eficazmente, debido a que por su estrechez no podían remangárselas.

Este fue el motivo por el que comenzaron a añadirle unas aberturas que permitían abrirse y cerrarse gracias a unos botones, una solución que ayudó a subsanar el problema. De este modo podían llevar las bocamangas cerradas y en caso de tener que subírselas tan solo tenían que desabotonar y tirar hacia arriba.

Hasta aquí la versión más conocida, defendida y extendida del origen y porqué, pero para Alan Flusser, diseñador y autor de varios libros relacionados con la moda, el motivo y razón fue otro.

Flusser apunta al rey de Prusia, Federico II el Grande, como el impulsor e instaurador de esa costumbre… ¿el motivo? con ello el monarca buscaba que los soldados no utilizasen sus chaquetas como pañuelo y gracias a la colocación de unos botones en las mangas de sus casacas hacía que resultase molesto limpiarse los mocos con éstas. Un argumento descabellado, pero que el diseñador norteamericano defiende a capa y espada.

 

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Fuente de la imagen: Robert Couse-Baker (Flickr)

Federico II de Prusia y la araña

Federico II de Prusia llegó al trono a los 28 años. Reinó desde 1740 hasta 1786. Llamado Federico el Grande fue un monarca de gran capacidad gubernativa. Rodeado de filósofos y hombres de letras su gobierno se caracterizó por un despotismo ilustrado bien marcado. Contando entre sus amigos con hombres como Voltaire, favoreció el desarrollo de las artes y entre sus medidas más significativas incorporó a su reinado la enseñanza primaria obligatoria.
La siguiente, más que sólo una anécdota, es una historia desapercibida que alargó la vida de uno de los reyes prusianos más significativos.

Una tarde Federico entró a uno de los salones del palacio de Sans – Souci y sentándose a la mesa pidió a un sirviente su habitual taza de chocolate. El sirviente hizo llegar la orden al cocinero y al tiempo ingresó al salón con el pedido del rey. Una vez que tuvo el tazón delante de sí, Federico fue asaltado por un pensamiento que le hizo postergar por unos segundos la toma del chocolate. Habiendo dejado la llave puesta del arcón donde había dejado unos papeles de gran importancia, decidió ponerse de pie y desplazarse hasta la habitación contigua a solucionar el descuido.
Ya de vuelta a la mesa, se dispuso a ingerir su chocolate cuando detectó un fino hilo brillante que descendía, desde el techo hasta su taza, en perfecta línea recta. Pasó la mano suavemente como para cortar el recorrido de la fina hebra y advirtió que se trataba de la tela de una araña incauta que había descendido sobre su tazón real para darse un chapuzón en el espeso líquido.
Sin perder tiempo, el rey, llamó de inmediato a su criado y pidió que le cambien la taza de inmediato.
Al ver al criado llegar con la taza intacta, el cocinero comenzó a transpirar, los nervios se le quebraron y la angustia iba en aumento a medida que el criado se acercaba.
Al escuchar al sirviente decir que el rey pidió, sin motivo aparente, que le sea cambiada la taza, el cocinero corrió hasta un rincón y se dio muerte súbitamente. La razón: el hombre había puesto veneno en el tazón y, dadas las circunstancias, supuso que el rey había descubierto su plan homicida.
Debido a este confuso episodio es que años después Federico el Grande dispuso que se pintara el techo de la habitación, en la que se encontraba, la imagen de una araña en su tela. Un homenaje merecido a aquella amiga desconocida que fue la más eficaz guardaespaldas del rey y que entregó la vida por el monarca prusiano sin darse cuenta de lo que esto significaba.
Quizás lo más llamativo de esta historia desapercibida radique en lo variado de sus protagonistas: un rey afortunado, un cocinero traicionero y una araña que, sin saberlo, salvó la vida de Su Majestad.

Esta curiosa historia me la ha hecho llegar vía e-mail Joan Almansa -¡Gracias!-
He comprobado que aparece en multitud de Webs y Blogs, pero no he podido verificar su autenticidad, por lo que su publicación aquí es más por lo curioso del relato que por el aporte histórico en si.