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¿Cuál es el origen del término ‘Mamarracho’?

¿Cuál es el origen del término ‘Mamarracho’?

En las últimas horas uno de los temas más comentados y debatidos en las redes sociales y medios de comunicación ha sido el comentario realizado por Carlos Herrera en su programa ‘Herrera en Cope’ en el que llamó ‘mamarracho’ a Drag Sethlas (Borja Casillas) ganador de la gala Drag Queen del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria que participó disfrazado de Virgen y recreó una crucifixión.

El comentario del periodista, además de iniciar una importante polémica, ha servido para que sean varios los seguidores de este blog (entre ellos Luis Rodríguez, Laura Mur o Jesús Sainz) que me han preguntado por el origen etimológico del término mamarracho.

Conocemos como mamarracho a aquel que va vestido o disfrazado de manera ridícula y extravagante o al que suele comportarse de forma informal. El vocablo nos llegó a través del árabe hispánico ‘muharríǧ’ el cual se utilizaba para nombrar así a aquel que hacía reír (bufón, payaso…).

De muharríǧ pasó al mozárabe ‘moharrache’ y de éste a ‘moharracho’, tal y como podemos encontrar reflejado en el Diccionario de la RAE.

Lo curioso del tema es la ‘pirueta semántica’ que hizo el término (como otras tantas veces ha ocurrido en nuestra lengua) para añadir o convertir el inicio del vocablo la forma ‘mamar’ que, según las fuentes consultadas también dio origen a otras palabras como mamandurria, mamacallos o mamarón (por poner tres ejemplos).

Bajo estas líneas podréis escuchar el audio con las palabras de Carlos Herrera que tanta polémica han provocado.


Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

Fuentes de consulta: RAE / etimologias.dechile / yorokobu

¿Es correcto el uso que se hace en castellano del término ‘bizarro’?

ACTUALIZACIÓN: Este post fue publicado el 22 de octubre de 2016; cinco años después (en diciembre de 2021) la RAE ha actualizado su diccionario incorporando una nueva acepción a la entrada ‘bizarro’ con el significado: ‘Raro, extravagante o fuera de lo común’.

El erróneo uso que se hace en castellano del término ‘bizarro’

Si nos pusiéramos a preguntar a todos nuestros conocidos sobre el significado de la palabra ‘bizarro’, muy posiblemente, un gran número de personas nos daría como respuesta que bizarro se utiliza para señalar algo que es ‘extraño’, ‘raro’, ‘extravagante’ e incluso ‘escatológico’. Esta respuesta es debida al uso que se le da en internet a este término, ya que son muchas las personas que han adoptado las acepciones que se le da al vocablo desde el inglés y francés ‘bizarre’, pero en este caso se trata de lo que es conocido como ‘false friend’ o ‘faux-ami’ (‘falso amigo’, vocablo de otro idioma que se parece, en la escritura o en la pronunciación, a una palabra de la lengua materna del hablante, pero que tiene un significado diferente).

En realidad, en nuestro idioma castellano el término bizarro significa literalmente ‘valiente, esforzado, generoso, lucido y espléndido’ (tal y como indica el Diccionario de la RAE) y el término proviene etimológicamente del italiano ‘bizzarro’ cuyo significado es ‘iracundo’ (que muestra ira o es propenso a ella).

Y es que antiguamente se tenía el convencimiento de que una persona iracunda era alguien valiente y arriesgada. Fue al llegar a nuestro idioma cuando se le comenzó a aplicar el término bizarro a algunos militares, con la intención de señalar la gallardía de éstos y, por tanto, acabó siendo también sinónimo de ser generoso, esforzado, audaz, intrépido, lucido y espléndido.

Por su parte, el idioma francés tomó el mismo vocablo (bizzarro) también desde el italiano, pero en lugar de utilizar el término para referirse a una persona valiente (como fue en el caso del castellano) hizo que la acepción de alguien iracundo fuese ‘extraño o peculiar’. Del francés fue tomado por la lengua inglesa que terminó de darle a la palabra los significados de extravagante, raro y escatológico que muchas personas también han adoptado, erróneamente, cuando usan el término en español.

Cabe destacar que es común utilizar el término ‘bizarre’ para referirse a ciertos personajes, tendencias o arte excesivamente extraño (algunos señalan como grotesco) y también a un subgénero cinematográfico de películas surrealistas, de terror e incluso pornográficas.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Las manías y supersticiones de Truman Capote

Las manías y supersticiones de Truman Capote [Anécdota]Truman Capote es uno de los más célebres escritores norteamericanos del siglo XX. Considerado como un genio literario por una gran parte de la crítica, conocidas fueron sus manías y supersticiones, llevadas hasta tal extremo que lo limitaban a realizar numerosas cosas de su vida cotidiana. Sin embargo, muchos son los que creen que ese punto de genialidad le provenía gracias a esa peculiar y extravagante forma de ser y vivir.

Entre las muchísimas manías y supersticiones que tenía (ni el propio Capote sabía distinguir si lo que padecía era una u otra cosa) estaba su animadversión al número trece (triscaidecafobia) que lo obligaba a estar continuamente sumando todos los números que lo rodeaban para comprobar que el resultado no diese ese maléfico número para él. En más de una ocasión tuvo que cambiarse de habitación en un hotel porque el número de teléfono de la habitación sumaba trece (incluso cambiarse de hotel). Lo mismo le pasaba con el número de teléfono de sus amistades, habiendo un puñado de ellos a los que no llamaba por ese mismo motivo.

Una de sus normas que llevaba a rajatabla era la de no empezar ni terminar ningún trabajo en viernes. Era meticuloso a la hora de trabajar y  seguía una serie de rituales los cuales en  muchas ocasiones le ocupaban más tiempo en realizarlos que el destinado a escribir.

A la hora de viajar en avión también tenía una peculiar manía (aparte de no sentarse jamás en la fila 13 o que la suma del número de vuelo diese como resultado ese número de mal agüero) y era la de controlar que entre los pasajeros no viajasen dos monjas juntas, de ser así se negaba a subir al aparato, posponiendo el viaje.

A pesar de ser un fumador empedernido, jamás apagaba más de tres colillas en un mismo cenicero, por lo que estaba continuamente yendo y viniendo para vaciarlos. En caso de encontrarse en un establecimiento, acto público o una fiesta/reunión en casa de otra persona, si en el cenicero había más de tres colillas guardaba las suyas (de los cigarrillos que se iba fumando) en el bolsillo.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons