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¿Cuál es el origen de la expresión ‘hacer triquiñuelas’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘hacer triquiñuelas’?

El término ‘triquiñuela’, a pesar de no ser una de esas palabras que se utilizan excesivamente, tiene cierto encanto especial que, sobre todo, recuerda a tiempos pasados, cuando el lenguaje estaba repleto de vocablos singulares.

Se emplea la expresión ‘hacer triquiñuelas’ para referirse a aquella artimaña o astucia que se realiza para conseguir algún propósito (la palabra triquiñuela es comúnmente utilizada como sinónimo de trampa, engaño o truco). Y es precisamente ese último término (truco), pero en su forma inglesa: ‘trick’ de donde nos llega (seguro que a muchos de vosotros  os sonara trick por el famoso ‘trick-or-treat’ [truco o trato] tan utilizado en Halloween). El término análogo de triquiñuela en el idioma de Shakespeare es ‘trickery’, de mismo significado que nuestra palabra.

Al inglés llegó aproximadamente en el siglo XIV a través del francés medieval ‘tricher’ (engañar) y éste provenía del latín vulgar ‘triccāre’ (comportarse de una manera evasiva).

 

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Debo agradecer al amigo Eduardo Basterrechea Molina (de Molino de Ideas) por ponerme en la pista de esta etimología.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Apretarse los machos’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Apretarse los machos’?

Es muy habitual escuchar o usar el modismo ‘Apretarse los machos’ (o en la forma ‘Atarse los machos’) cuando alguien se prepara para enfrentarse a una dificultad o riesgo que debe superar.

Al contrario de lo que algunas fuentes apuntan o pueda pensar más de uno, los ‘machos’ a los que se refiere la expresión no tienen nada que ver con el término utilizado para referirse al género masculino ni es una forma metafórica de aludir a los atributos sexuales (testículos).

En realidad los machos son los flecos (también llamados borlas) que cuelgan en el traje de luces que viste un torero. Hay diversos repartidos por todo el traje: en el chaleco, la chaquetilla y la taleguilla (que es el calzón). Y es precisamente de las que cuelgan en esta última (a la altura de las pantorrillas) a la que hace referencia la expresión, ya que son las últimas en apretarse justo en el momento de terminar de vestirse de luces y salir al ruedo. De ahí que surgiese esta locución como sinónimo de ‘prepararse cuidadosamente para una empresa difícil’.

 

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Fuente de la imagen: concellon (Flickr)
Nota importante:
Tanto este blog,  su autor, como la web en la que se encuentra alojado (20minutos.es) mantienen por convicción propia y como línea editorial el no fomentar ni apoyar la tauromaquia. Ello no exime, al mal llamado ‘arte’, de haber proporcionado un sinfín de interesantes anécdotas y/o curiosidades a lo largo de la historia siendo dignas de su publicación en esta página, sin que esto pueda representar un cambio de actitud hacia la misma.

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?A través del apartado de contacto, Asun Domenech me escribe preguntándome de dónde surge la expresión ‘rascarse la faltriquera’, la cual la escuchaba decir a su abuela (hace ya más de treinta años) cada vez que tenía que pagar algo o hacer un desembolso de dinero.

Esta es una expresión que posiblemente muchos de los lectores de este blog no habréis escuchado decir jamás y aquellos que tenemos cierta edad podríamos recordar que algunos de nuestros mayores dijese años atrás.

La expresión ‘Rascarse la faltriquera’ significa literalmente ‘tener que pagar algo de mala gana’.

Se conocía como faltriquera al bolsillo de las prendas de vestir, pero también se usaba este término para llamar así al rudimentario bolso de tela (e incluso un simple paño) en el que se guardaba y/o envolvía el dinero y el cual llevaban antiguamente las mujeres entre sus ropas (muchas de ellas bajo el delantal, la falda, dentro de la blusa…).

El hecho de tener que realizar un pago (que no se solía hacer con agrado) obligaba a esa persona a  rebuscar en el bolsillo o entre sus ropas (haciendo un gesto que recordaba a como si estuviera rascándose), hasta coger el dinero con el que debía pagar. Ese gesto se realizaba así para no mostrar en público el dinero que se llevaba encima con el fin de no ser robada.

Etimológicamente el término faltriquera proviene del mozárabe ḥaṭrikáyra, cuyo significado era ‘lugar para las bagatelas’ (cosas de poco valor) y fue evolucionando en el tiempo hasta tal y como se conoce actualmente. Fue una palabra muy utilizada en los entornos rurales durante la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XX.

Algunos son los grupos o entidades que intentan recuperar el uso de palabras antiguas en desuso, estando el de faltriquera entre ellas.

 

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Fuente de la imagen: hecho-a-mano-calanda

¿De dónde surge la expresión ‘Tiran más dos tetas que dos carretas’?

¿De dónde surge la expresión ‘tiran más dos tetas que dos carretas’?Entre las muchas locuciones que podemos encontrarnos que todavía siguen siendo de uso común y cotidiano pero que al mismo tiempo se consideran desafortunadas y sexistas está la expresión ‘Tiran más dos tetas que dos carretas’ la cual tiene tras de sí una curiosa e interesante historia en cuanto a su evolución y origen.

Llevamos muchísimas décadas escuchándola decir de este modo y su significado viene a indicarnos el influjo y dominio que tienen las mujeres sobre la voluntad de cualquier hombre, siendo éstas las que finalmente deciden en cualquier lance de la vida. Evidentemente esto se veía desde la perspectiva heteronormativa (heterosexualidad obligatoria).

Pero no siempre se ha dicho la expresión en la forma en la que la conocemos (y las múltiples variantes que han surgido, algunas de ellas bastante desafortunadas).

A lo largo de los siglos ha sufrido diversas transformaciones que han cambiado, desde sus orígenes, por completo la estructura del modismo.

Tirando hacia atrás en el tiempo podemos encontrar que originalmente el término ‘carretas’ no estaba incluido dentro de esta frase, existiendo una expresión previa a ‘tiran más dos tetas que dos carretas’ que era ‘Más tiran tetas que sogas cañameñas’. Las sogas cañameñas eran cuerdas que se realizaban con fibras de la planta del cáñamo, las cuales tenían una gran resistencia y se decía que eran irrompibles, de ahí la exagerada comparación en esta locución.

Pero la expresión ‘Más tiran tetas que sogas cañameñas’ (que como tal ya aparece referenciada en el  recopilatorio de refranes o proverbios de Hernán Núñez en 1804) proviene de otra todavía mucho más antigua en la que tampoco aparecía el término ‘tetas’, pero cuyo significado era el mismo: ‘Más tira moza que soga’. Como tal aparece referenciado en la obra Seniloquium (Refranes que dizen los viejos) de Diego García de Castro ya en el siglo XV.

Pero dos siglos después, en 1627, en el Vocabulario de refranes de Gonzalo Correas el modismo es recogido no solo en ese mismo modo (Más tira moza que soga) sino que ya aparecen estas otras: ‘Más tiran tetas que sogas cañameñas’, ‘Más tiran tetas que carretas’, ‘Más tiran tetas que ejes ni carretas’ y otra curiosa variante que, aunque está escrita totalmente diferente, viene a tener el mismo significado: ‘Más tiran nalgas en lecho que bueyes en barbecho’, haciéndose más popular y llegando hasta nuestros días en la forma ‘Tiran más dos tetas que dos carretas’.

 

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Fuente de la imagen: chapiescarlata
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Nota: Este post fue mi aporte a la iniciativa #LunesTetas de la web Naukas

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Manos frías, corazón caliente’?

Aunque muchos se empeñen en utilizarlo como un termómetro que mide la intensidad del amor que siente una persona por otra, la verdad es que nada tiene que ver el dicho «manos frías, corazón caliente» (ni su variante, «manos frías, corazón ardiente») con los asuntos sentimentales.

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Manos frías, corazón caliente’?

La respuesta al origen del porqué de relacionar la temperatura de manos y corazón está estrechamente relacionada con otra de las entradas de este blog ¿Por qué nos ponemos a tiritar cuando tenemos frío?

Nuestro organismo es homeotermo y, por lo tanto, se va autoregulando para que los órganos vitales de nuestro interior se mantengan a una temperatura constante alrededor de los 37 ºC.

Cuando hace frío exterior y la sangre que circula por nuestras venas lo nota, comienza un proceso que se conoce como vasoconstricción (contraer los vasos sanguíneos, o sea, las venas) que provoca que llegue menos sangre a nuestras extremidades (pies y manos), que son las primeras partes del cuerpo que se nos enfrían cuando bajan las temperaturas.

Gracias a que las manos estén frías, nuestro órgano más vital (el corazón) se puede mantener caliente, todo un fantástico proceso fisiológico que no se sabe cómo se trasladó al campo sentimental.

Fue a raíz de esta regulación homeotérmica de nuestro cuerpo lo que dio pie a que naciese la famosa expresión ‘manos frías, corazón caliente’ que con los años comenzó a ser utilizada como un termómetro sentimental cuando en realidad tenía que ver con  la ciencia y no con el amor.

 

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Fuente de la imagen: Barry.Lenard (Flickr)

¿De dónde surge la expresión ‘ser una merienda de negros’?

¿De dónde surge la expresión ‘merienda de negros’?

Frases como ‘hay tanto ruido que esto parece una merienda de negros’ o ‘se lió tal follón que acabó siendo una merienda de negros’ (entre otras) son un claro ejemplo de locuciones en las que se emplea la expresión ‘merienda de negros’ para hacer referencia a un desorden, confusión o un momento caótico.

Afortunadamente la expresión comienza a estar en desuso y es cada vez menor su utilización, sobre todo por las connotaciones ofensivas y racistas que tiene.

El origen del modismo lo encontramos en la época de mayor actividad en la venta de esclavos negros que fueron llevados para ser explotados a un buen número de destinos europeos y las colonias americanas.

Parece ser que en los pocos momentos que esos esclavos podían disponer de algún descanso los aprovechaban para reunirse, comer algo y si les quedaban fuerzas cantar y bailar danzas típicas de sus lugares de origen.

Ese momento de ‘jolgorio’ no solía ser del agrado de los capataces y/o amos, quienes criticaban el desorden y comportamiento anárquico de los ‘negros’ a la hora de reunirse para merendar (todo hace suponer que ese tiempo de descanso para comer lo hacían a media tarde, de ahí que la expresión utilice el término merienda y no el de comida o cena).

A raíz de ello comenzó a utilizarse la expresión ‘merienda de negros’ para referirse a ese momento de caos y bullicio e incluso en el Diccionario de la RAE está registrado como ‘Confusión y desorden en que nadie se entiende’.

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘pagar religiosamente’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘pagar religiosamente’?

La expresión ‘pagar religiosamente’ se utiliza para referirnos al acto de satisfacer y/o realizar un pago dentro de los plazos acordados, formal y puntualmente: Fulanito paga religiosamente la hipoteca de su piso’, aunque hay que tener en cuenta que es una de esas expresiones que se califican como ‘redundantes’ ya que los dos términos que utiliza (en este caso) significan lo mismo. Este es el porqué…

Según explican los principales diccionarios y expertos en etimologías (María Moliner, RAE…) la palabra ‘religiosamente’ puede aplicarse para referirse a: ‘puntualidad’, ‘exactitud’, ‘cumplir’ y (equivalentemente) a ‘escrupulosamente’. Por su parte, ‘pagar’ tiene entre sus muchos significados el de ‘cumplir’, ‘satisfacer’. De ahí que la expresión caiga en la redundancia cuando quiere decir que alguien ‘cumple cumplidamente’.

Se desconoce el momento exacto de cuándo nació dicho modismo o el momento en el que comenzó a utilizarse, aunque todo hace sospechar que fue alrededor de la Edad Media, una época en la que la religión era el pilar principal y fundamental de cualquier territorio y era la iglesia quien decidía (con mano dura) cómo se debía gobernar y cuáles eran las leyes a cumplir, por lo que cumplir/pagar religiosamente era sinónimo de hacer lo correcto y lo que ‘mandaban los cánones’ (en este caso los jerarcas eclesiásticos).

Algunas fuentes indican que otra de las hipótesis sobre el origen de la expresión podría ser el conocido como ‘diezmo Eclesiástico’, un tributo que debía pagarse a la iglesia (normalmente la décima parte de lo ganado o de las cosechas, de ahí el término ‘diezmo’).

Y para finalizar, no podemos olvidarnos de las ‘indulgencias’, una serie de actos que se hacía de cara a la Iglesia (como pagar una cantidad acordada) por la que el pagador recibía una remisión temporal de cualquier castigo/penitencia recibida por haber pecado, siendo ésta, también, una forma de ‘ganarse un sitio en el Paraiso’.

El hecho de pagar y cumplir con alguna (sino todas) de estas obligaciones religiosas, muy posiblemente, diese con la procedencia de la expresión ‘pagar religiosamente’.

 

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