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¿Por qué se endurecen los pezones cuando nos excitamos?

El pecho, ya sea de una mujer o un hombre, suele ser una de las zonas erógenas que más placer proporciona al ser acariciado (besado, lamido, pellizcado… a cada persona le gusta un estímulo u otro).

¿Por qué se endurecen los pezones cuando nos excitamos?

Cuando nos excitamos los pezones tienden a sobresalir y endurecerse y esto ocurre por la gran cantidad de terminaciones nerviosas que poseemos por toda aquella zona pero, sobre todo, porque se ocupan de esa erección involuntaria unas células nerviosas controladas desde el ‘sistema nervioso simpático’.

Esas hormonas son las encargadas de controlar la reacción de cada uno de nuestras funciones involuntariamente, de ahí que cuando sentimos frío se nos ponga el vello de punta o también se endurezcan los pezones, al igual que nos ocurre durante la excitación sexual.

 

 

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Melolagnia, cuando la música te produce excitación

Dentro de la inacabable lista de parafilias sexuales una de las más curiosas es la conocida como ‘melolagnia’, que consiste en excitarse y llegar al orgasmo simplemente por el hecho de escucha cierto tipo de música o alguna canción en concreto.

Melolagnia, cuando la música te produce excitación

Tal y como apuntan los expertos, el clímax sexual que siente una persona con melolagnia no es por el hecho de escuchar música mientas está practicando sexo sino que puede llegarle en cualquier momento y lugar en el que, de repente, empiece a sonar esa canción que tanto le excita.

Pero, a pesar de ser una parafilia algo extraña, no es algo nuevo y ya existen algunas referencias al placer obtenido por escuchar una melodía que están datadas varios siglos atrás. Por ejemplo, el propio William Shakespeare hace mención a ello en su comedia ‘Noche de Reyes’ (finales del siglo XVI) apareciendo en el primer acto de la obra la siguiente alusión:

[…]Si la música es el alimento del amor,
¡toquen! Denme de ella en exceso, pues saciándome
quizá se hastíe mi deseo y muera.
¡La melodía otra vez! Su cadencia se apaga.
Ah, llegó hasta mi oído como el dulce son
que al soplar sobre un campo de violetas
roba y trae su olor. ¡Basta, no más!
Ya no es tan dulce como antes.[…]

 

 

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¿Por qué cuando tenemos hambre nos ponemos de mal humor?

Como ya os he explicado en otros post, nuestro organismo es sabio y sabe en cada momento qué es lo que necesita para seguir en condiciones óptimas. Si tenemos frío se contraen y relajan, rápida y repetidamente, algunos de nuestros músculos para producirnos tiritera y así poder mantener nuestros órganos internos a una temperatura óptima. Pues cuando tenemos hambre pasa algo parecido… nuestro cuerpo se pone en marcha para autoalimentarse.

Esto hace que vaya echando mano de las reservas energéticas que tenemos (glucógeno), pudiendo provocar que el nivel de glucosa en nuestra sangre descienda  y ello nos provoque el  típico enfado y mal humor tan común en muchas personas  cuando tienen hambre.

Quienes más lo padecen son los niños, cuyas reservas son menores y necesitan ingerir alimentos en periodos más cortos de tiempo, llegando a ponerse insoportables y/o con un buen berrinche.

Pero hay otro elemento que puede provocar que nos enojemos con más facilidad cuando tenemos hambre y éste es la serotonina. Cuando sus niveles son bajos es uno de los causantes de nuestra irritación. La serotonina es una hormona encargada de controlar nuestros diferentes estados, como la ira, ansiedad, apetito, excitación, sueño, angustia, etc…

También debemos tener en cuenta que el ayuno prolongado y posterior descenso de glucosa en sangre (hipoglucemia) puede venir acompañado de algún mareo y malestar; algo que comúnmente muchas personas describen como “un bajón de azúcar”, el cual suele pasarse tras tomar algún alimento o bebida dulce.

 

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Fuentes de consulta: fisterra / nbcnews
Fuente de la imagen: somospacientes