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El origen de la bandera y el escudo de España

La actual Bandera de España tiene su origen en el reinado de Carlos III (siglo XVIII), cuando coexistían tres tipos de banderas en el país (el estandarte real, las banderas militares y el pabellón de Marina). Para evitar confusiones en el mar, el monarca encargó un proyecto al ministro de Marina, Antonio Valdés y Bazán, para reemplazar el pabellón naval, seleccionándose dos diseños que variaban en las dimensiones de las franjas, uno para la Marina de Guerra y otro para la Mercante. Estos se reglamentaron mediante un Real Decreto en mayo de 1785.

El origen de la bandera y el escudo de España

Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), la bandera rojigualda se extendió a las plazas marítimas y castillos, siendo definida como la ‘Bandera Real’.

A lo largo de la historia, la bandera experimentó cambios durante la Guerra de la Independencia y la Primera República. Sin embargo, fue bajo el reinado de Isabel II (1833-1868) cuando se unificó la bandera, sustituyendo las antiguas por las nuevas rojigualdas.

Durante el siglo XX, la bandera fue objeto de modificaciones temporales, como el breve periodo tricolor durante la Segunda República y, durante la Guerra Civil (1936-1939) coexistieron la rojigualda (por el bando sublevado) y la tricolor (el bando republicano), reestableciéndose la bandera bicolor como la tradicional con la finalización del conflicto militar y promulgándose un nuevo reglamento en 1945 que regulaba el uso de la bandera. Tras la muerte de Franco, en 1975, y la restauración de la monarquía, se aprobó un nuevo reglamento en 1977, respaldado por la aprobación de la Constitución española de 1978, que en su artículo 4.1 dice: […]La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.[…]

En cuanto al escudo de España, su historia se remonta a la Dinastía Trastámara, con los Reyes Católicos incorporando las armas de los reinos de Castilla, León y Aragón. A lo largo de las sucesivas dinastías, el escudo experimentó cambios, incorporando elementos como las armas de Navarra.

Durante la Transición (1977-1981), se realizaron ajustes al escudo, modificando la colocación de la divisa y presentando el águila de San Juan en disposición de vuelo. Finalmente, en 1981, la Ley 33/1981 estableció el modelo actual del escudo de España.

 

 

 

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¿Por qué al lanzar una moneda se da a elegir entre ‘cara o cruz’?

A través de mi perfil @curiosisimo en la red social TikTok, me preguntan de dónde surge que al lanzar una moneda se dé a elegir entre ‘cara o cruz’.

¿Por qué al lanzar una moneda se da a elegir entre ‘cara o cruz’?

Existe un conocidísimo juego o apuesta que consiste en decir algo lanzando una moneda al aire y escogiendo cara o cruz. Incluso es habitual realizarlo en los eventos deportivos, donde se decide de ese modo qué equipo elige campo o saque.

Pero esta una práctica casi tan antigua como la existencia de las propias monedas y hay constancia de realizarse ese tipo de apuestas para decidir algo desde la época de la Antigua Roma, donde era conocido como ‘Navia aut Capita’ -Barco o Cabeza- (en algunos lugares se menciona como ‘Navia aut Caput’, con idéntico significado), debido a que en un lado de la moneda mostraba una embarcación y en la otra una cabeza.

Esta práctica ha llegado hasta nuestros días y en España es comúnmente conocida desde hace varios siglos como ‘cara o cruz’. Esto es debido a que antiguamente era común que apareciera en el ‘anverso’ de las monedas la cara de un rey o emperador y por el otro lado (reverso) una cruz, por lo general, cristiana. Pero no siempre ha aparecido una cruz en el reverso, pues muchas monedas han llevado el escudo de armas de un Estado o nación. En ese caso al otro lado de la moneda se le llama escusón, palabra que proviene del francés medieval escuçon, cuyo significado es ‘escudo’. Aunque esto no ha alterado la denominación de dicha práctica.

Los ingleses llaman a esta práctica como ‘Cross and Pile’, que se traduciría como ‘Cruz o Pila’, debido a que en muchas monedas, antiguamente, eran acuñadas con una cruz en un lado y una columna (pilar) en el otro. También se conoce en el mundo anglosajón como ‘Heads or tails’ (de idéntico significado que el dado al que realizaban los romanos, aunque su traducción literal es ‘cabeza o cola’).

En otros lugares del planeta, por poner unos pocos ejemplos, se le llama ‘testa o croce’ (cabeza o cruz) en Italia; ‘pile ou face’ (columna o cara) en Francia; ‘cara o sello’ en varios países de Hispanoamérica.

Cono dato curioso, cabe destacar que desde hace varias décadas, cada vez son más los países que acuñan sus monedas en las que no aparece ninguna cara ni escudo o cruz en alguno de sus lados, pero de todos modos se ha mantenido la misma denominación para esta práctica.

 

 

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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [7]

Séptima entrega de la serie de post dedicados a traer al blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Escusón: Normalmente decimos que una moneda tiene ‘cara y cruz’ y se dice de esta manera porque antiguamente era común que en las mismas apareciera por un lado la cara del rey o emperador y por el reverso una cruz (normalmente cristiana). Pues bien, se le llama ‘escusón’ al reverso de la moneda cuando en ésta lo que aparece representado es un escudo.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

Mador: Se conoce como ‘mador’ a aquella fina capa de humedad que en ocasiones cubre parte de nuestro cuerpo (proveniente por ejemplo del rocío de la noche), pero que no proviene de nuestras glándulas sudoríparas y por tanto no puede ser considerado como sudor.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Lanugo: El lanugo es el vello fino y casi imperceptible, parecido a la pelusilla, que cubre parte del cuerpo de los recién nacidos o que incluso algunas personas (ya adultas) tienen en algunas partes del cuerpo.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

 

Beborrotear: Es el acto de ir bebiendo a pequeños sorbos y de manera continuada.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

 

Vedija: Se le llama vedija a aquel mechón de pelo que está enredado y encrespado.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

Lauto: Prácticamente en desuso, el término ‘lauto’ se ha utilizado durante mucho tiempo para referirse a alguien o algo que era ‘rico, espléndido, opulento’. Proviene de la palabra en latín ‘lautus’ que significaba ‘lavado’, en clara referencia a los baños (e higiene personal) que en la antigüedad solo podían ser privilegio de personas ricas.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Adiar: Fijar una fecha (día) para realizar cualquier asunto. Por ejemplo, quedar con antelación para verse con alguien en un día concreto.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

Pegotear: Lo que hace el típico gorrón que se autoinvita a casa de los demás y siempre aparece justo a la hora de comer/cenar. A este tipo de personas se les suele llamar también ‘pegote’, debido a la acción de pegarse al prójimo con la intención de ser invitada o se le pague la consumición. Muy típico son aquellos que se presentan (sin haber sido invitados) a cualquier tipo de evento (por ejemplo una fiesta de cumpleaños, banquete de una boda…).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

 

Escamondar: Se trata de la acción de limpiar algo a lo que se le quita lo superfluo o aquello que no le sirve, por ejemplo las ramas y hojas secas de un árbol.

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Faetón: Un faetón es el carruaje de paseo, con cuatro ruedas, descubierto (aunque con una capota que se puede subir y bajar) y tirado por uno o dos caballos, muy típico en algunas ciudades con el que se pasea a los turistas.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Sangradura: Así es como se le llama a la parte del brazo que se encuentra opuesta al codo (la que queda hundida al doblarse). Se le denomina de ese modo porque es por donde se hace la incisión para extraer sangre (antiguamente las famosas ‘sangrías’ y en la actualidad donde se pincha la aguja para las donaciones o análisis).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

Conticinio: Momento de silencio absoluto durante la noche, cuando todos duermen y no se escucha ni un solo sonido. Proviene del latín ‘conticinium’ el cual se utilizaba antiguamente para señalar el cese total de todos los sonidos debido a que era el momento de descansar.

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘romper una lanza por alguien’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘romper una lanza por alguien’?

La expresión ‘romper una lanza por alguien’ significa interceder y/o dar la cara por otra persona, con el fin de defender sus intereses, imagen, honorabilidad, etc…

En la Edad Media la mayoría de causas o problemas se solucionaban a través de unos combates conocidos como ‘justas’ en las que los contendientes se enfrentaban en un torneo a caballo portando una armadura, un escudo y una lanza de madera. Ganaba aquel de los dos que lograba tirar al suelo a su adversario. Este lance del torneo era conocido como ‘romper la lanza’, nombre que recibía a pesar de que no siempre se llegaba a romper.

No todas las personas que tenían algún problema pendiente de solucionar podían personarse o participar en uno de estos duelos (debido a cuestiones de edad, incapacidad, enfermedad, etc…) por lo que se facultaba a que un tercero pudiera hacerlo en nombre de ésta, enfrentándose en uno de esos combates judiciales con el fin de defender su honor. Este acto es el que dio origen a la expresión ‘romper una lanza por alguien’.

 

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