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¿De dónde proviene la expresión ‘A todo trapo’?

Suele utilizarse la expresión ‘a todo trapo’ para indicar que algo se hace a toda velocidad, con todas las consecuencias e incluso para señalar algo grande, de gran volumen (por ejemplo: ‘Conducía a todo trapo por la autovía’, ‘Fuimos al buffet libre y comimos a todo trapo’, ‘La música estaba a todo trapo’…)

¿De dónde proviene la expresión ‘A todo trapo’?

El origen de la locución ‘A todo trapo’ proviene de los ambientes marineros, de la época en la que la mayoría de embarcaciones se movían gracias a las velas (llamadas popularmente ‘trapo’) y el indicar que se iba a todo trapo (también en la forma ‘a toda vela’) hacía referencia a que estas se habían desplegado y que debía ser el viento el que moviese el barco (sin ayuda de remos u otro método).

No debe confundirse esta locución con la expresión ‘Entrar al trapo’, la cual proviene de los ambientes taurinos y cuyo origen expliqué en otro post.

 

 

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¿De dónde surge decir ‘zarpar’ para referirse a un barco que se pone a navegar?

Utilizamos el término ‘zarpar’ para referimos al momento exacto en el que una embarcación se ponen a navegar (salir del puerto o muelle donde estaban atracada).

¿De dónde surge decir ‘zarpar’ para referirse a un barco que se pone a navegar?

Pero originalmente cuando alguien decía que un barco había zarpado no se refería a que se había puesto a surcar el mar sino al acto de levar anclas (el instrumento de hierro en forma de arpón que se lanza desde una embarcación para que esta quede fondeada y sin moverse).

El término zarpar llegó al castellano desde el latín ‘serpens’ (tras haber pasado por el italiano antiguo ‘sarpare’) y que era como se denominaba al espacio que se encuentra en la proa de una embarcación en la que se colocaba el ancla y que estaba compuesta por unos maderos en forma de serpentina (de ahí su nombre) que delimitaban ese espacio.

Con el tiempo a la acción de levar anclas (zarpar) hizo que se utilizara ese mismo término para indicar que un barco iniciaba el viaje de surcar el agua en destino a otro lugar.

 

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¿Cuál es el origen de bautizar un barco estrellando una botella de champán?

¿Cuál es el origen de bautizar un barco estrellando una botella de champán?

Desde la antigüedad siempre se ha hecho algún tipo de ceremonia a la hora de inaugurar un barco y echarlo a navegar (lo que comúnmente se conoce como ‘hacer la botadura’).

Desde sacrificios de animales, pasando por grandes festines y celebraciones en honor a sus deidades fueron las formas en que civilizaciones como la romana, griega o egipcia (entre otras) realizaban los bautizos de sus embarcaciones.

Según fue avanzando el tiempo cada país, cultura o religión tenía su propia manera de hacerlo. Unos rociando de agua bendita por todo el barco, otros realizando una misa y había quien simplemente daba un discurso pomposo.

En la Edad Media se puso de moda el ‘apadrinar’ los barcos con una personalidad relevante que hacía un brindis desde la borda de la embarcación utilizando para ello una copa de oro y piedras preciosas incrustadas.

Parece ser que en el año 1610, a Enrique Estuardo (príncipe de Gales y heredero al trono de Inglaterra y Escocia) que por aquel entonces contaba con 16 años (falleció dos años después a causa de la fiebre tifoidea) no se le ocurrió otra cosa que, tras el brindis de inauguración de una embarcación, lanzar la valiosísima copa hacía la muchedumbre que allí se encontraba. Algo que causó furor y que en siguientes ocasiones siguió haciéndose en otras botaduras (aquel que la atrapaba se quedaba con ella, algo que hizo que cada vez que se bautizaba un navío fuese un acto multitudinario).

Pero llegó un momento, a finales del siglo XVII, en el que el ritmo de construcción de barcos en Inglaterra era tan alto que no salía a cuenta el hecho de lanzar la copa (además de provocar numerosas peleas por ser quien la atrapaba), por lo que se volvió a la tradición de realizar simplemente un brindis.

La primera constancia que existe de la utilización de una botella y que ésta se rompiera sobre el casco de la embarcación en el momento del bautizo es del 21 de octubre de 1797 durante la botadura del USS Constitution (una de las primeras fragatas de la Armada de los Estados Unidos) en el puerto de Boston. Durante aquel acto, el capitán James Sever agarró una botella de vino de madeira y la estrelló contra el bauprés (el mástil horizontal colocado en la proa).

Parece ser que de aquí surgió el romper una botella de algún tipo de licor (lo más común vino o whisky). Este ritual se fue extendiendo por otros países, adoptando esta tradición.

Durante mucho tiempo la forma de romper la botella era agarrándola por el cuello (boca abajo) y golpear contra el casco. Pero hubo más de una ocasión en el que quienes apadrinaban los barcos eran niños o niñas de corta edad, adolescentes o mujeres que no tenían fuerza suficiente para lograr romper de un golpe la botella, por lo que se optó por atarla a una cinta (que salía de uno de los mástiles) y desde cierta distancia y cogiendo impulso se lanzaban contra la embarcación.

No fue hasta bien entrado el siglo XIX que no comenzó a usarse la tradicional botella de champán. Fue a partir del momento en el que esta bebida espumosa se había hecho muy popular entre las clases altas y el hecho de usar esta bebida para los actos de botadura le confería un aire aristocrático, además de glamuroso.

Desde entonces la mayoría de actos en los que se ha bautizado una nueva embarcación se ha realizado con champán (o cava en nuestro país).

Eso sí, en algunas ocasiones se han utilizado otro tipo de bebidas (sobre todo en aquellos lugares en los que se destilaba) como es el caso que tuvo lugar el 4 de julio de 2014 y en el que la reina Isabel II inauguró el portaaviones ‘HMS Queen Elizabeth’ y para la ocasión estrelló una botella de whisky escoces que se destilaba en la misma población en la que se realizó dicha botadura.

 

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