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El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

Conocemos como ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ a un estado de mal humor o enfado cuando éste va en aumento y llega a ciertos límites de encolerizarse.

Tal acepción se le comenzó a dar a partir del primer cuarto del siglo XIX tras un descontento general por parte de los campesinos de la época debido al repentino cobro de los atrasos de los diezmos e impuestos por parte de los señores feudales propietarios de las tierras que trabajaban. Pero a pesar del entorno rural en el que se originó, cabe destacar que dichos vocablos no provienen del término ‘cabra’ con el que se conoce al animal.

Y es que los documentos (o libros) en los que se anotaban los pagos y datos referentes a las propiedades recibían el nombre de ‘cabrevaciones’ o ‘cabreos’ (vocablos que provenían del latín ‘capibrevium’ y utilizados en la Península Ibérica a partir del siglo XIV).

Pero para encontrar el origen de los términos cabreo y cabrearse (como sinónimos de enfado) debemos situarnos en el siglo XIX… Tras la llegada a España de José Bonaparte y la promulgación en 1812 de la Constitución de Cádiz (conocida como ‘la Pepa’) se pusieron en marcha una serie medidas liberales entre las que se encontraba el acabar con los abusivos pagos de impuestos y diezmos (entregar como tributo la décima parte de las cosechas y en algunos casos hasta el doble o triple) a los señores feudales propietarios de las tierras. Después llegó la ‘Restauración Absolutista’ (1814-1820), con el regreso del nefasto rey Fernando VII, le siguió el ‘Trienio Liberal’ (1820-1823) y nuevamente otro periodo funesto con una segunda etapa de absolutismo (1823-1833). Y fue precisamente durante esa década ominosa en la que los señores feudales comenzaron a reclamar a los campesinos todos los impuestos impagados desde 1812.

Hasta las propiedades se presentaban los recaudadores de tributos, acompañados en la mayoría de veces por miembros del ejército, y con el libro de ‘cabrevaciones’ (o ‘cabreos’) exigiendo el pago de lo adeudado en todos aquellos años.

Como podréis imaginar el enfado de los campesinos fue descomunal y de ahí que los términos ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ comenzasen a utilizarse como sinónimos de enojarse y/o enfurecerse y que nada tiene que ver con las cabras (animal).

 

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Fuentes de consulta: RAE / ireneu / etimologias.dechile
Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘pagar religiosamente’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘pagar religiosamente’?

La expresión ‘pagar religiosamente’ se utiliza para referirnos al acto de satisfacer y/o realizar un pago dentro de los plazos acordados, formal y puntualmente: Fulanito paga religiosamente la hipoteca de su piso’, aunque hay que tener en cuenta que es una de esas expresiones que se califican como ‘redundantes’ ya que los dos términos que utiliza (en este caso) significan lo mismo. Este es el porqué…

Según explican los principales diccionarios y expertos en etimologías (María Moliner, RAE…) la palabra ‘religiosamente’ puede aplicarse para referirse a: ‘puntualidad’, ‘exactitud’, ‘cumplir’ y (equivalentemente) a ‘escrupulosamente’. Por su parte, ‘pagar’ tiene entre sus muchos significados el de ‘cumplir’, ‘satisfacer’. De ahí que la expresión caiga en la redundancia cuando quiere decir que alguien ‘cumple cumplidamente’.

Se desconoce el momento exacto de cuándo nació dicho modismo o el momento en el que comenzó a utilizarse, aunque todo hace sospechar que fue alrededor de la Edad Media, una época en la que la religión era el pilar principal y fundamental de cualquier territorio y era la iglesia quien decidía (con mano dura) cómo se debía gobernar y cuáles eran las leyes a cumplir, por lo que cumplir/pagar religiosamente era sinónimo de hacer lo correcto y lo que ‘mandaban los cánones’ (en este caso los jerarcas eclesiásticos).

Algunas fuentes indican que otra de las hipótesis sobre el origen de la expresión podría ser el conocido como ‘diezmo Eclesiástico’, un tributo que debía pagarse a la iglesia (normalmente la décima parte de lo ganado o de las cosechas, de ahí el término ‘diezmo’).

Y para finalizar, no podemos olvidarnos de las ‘indulgencias’, una serie de actos que se hacía de cara a la Iglesia (como pagar una cantidad acordada) por la que el pagador recibía una remisión temporal de cualquier castigo/penitencia recibida por haber pecado, siendo ésta, también, una forma de ‘ganarse un sitio en el Paraiso’.

El hecho de pagar y cumplir con alguna (sino todas) de estas obligaciones religiosas, muy posiblemente, diese con la procedencia de la expresión ‘pagar religiosamente’.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons