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¿Es válida la palabra ‘nitofília’?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan sobre el origen de la palabra ‘nitofília’.

¿Es válida la palabra ‘nitofília’?

Desde hace un tiempo, anda compartiéndose por las redes sociales una publicación que se ha hecho viral y en la que aparece el término ‘nitofília’ y al que se le da el siguiente significado: ‘Placer por crear escenas irreales en la cabeza’.

A pesar de la rápida popularización del término (gracias a su onírico significado) se trata de un neologismo (palabra creada recientemente) de la que no existe constancia en libros, documentos o motores de búsqueda de internet, más allá de febrero de 2021, cuando apareció por primera vez incrustada en una imagen que pertenecía a una colección de palabras curiosas.

Tampoco aparece recogido en el diccionario de la RAE y la propia academia (a través de su servicio en línea de resolver dudas) indicó a un usuario que preguntaba sobre la misma con el siguiente texto:

«Nitofilia» es una palabra facticia, que no tiene uso real, de ahí que no esté registrada en los diccionarios. Apareció recientemente en una imagen de Internet, donde aportaba el significado de ‘placer por crear escenas irreales en la cabeza’. Sin embargo, su etimología no es clara y se desaconseja su empleo.

El término sí está recogido en la web de DiccET (Diccionario del Español Total), un diccionario en el que se recogen todo tipo de palabras (aportadas mayoritariamente por los usuarios) y que no aparecen en otros diccionarios oficiales o convencionales. Eso sí, en la propia entrada en el DiccET, indican el origen poco claro del término y su aparición en la red a través de la mencionada imagen viral de febrero de 2021.

Esto ha originado un debate en algunos foros y redes sociales en el que se discute si debería ser un vocablo válido y la adecuación de su uso de forma común y popular. Hay voces discrepantes que indican que ya existe un antiquísimo término para hacer referencia a algo similar al neologismo ‘nitofília’: ‘nefelibata’ (Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad).

 

 

 

 

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¿De dónde surge el término ‘garrulo’?

¿De dónde surge el término ‘garrulo’?

Según dice el diccionario de la RAE, el término ‘garrulo’ significa: ‘Dicho de una persona: Rústica, zafia’ e indica que se trata de un adjetivo coloquial, dando como etimología un escueto ‘Quizá de gárrulo’, vocablo que va acentuado y que tiene su propia entrada, la cual nos ofrece tres  acepciones diferentes:

  1. adj. Dicho de un ave: Que canta, gorjea o chirría mucho.
  2. adj. Dicho de una persona: Muy habladora o charlatana.
  3. adj. Dicho de una cosa: Que hace ruido continuado, como el viento, un arroyo, etc.

Pero no hay rastro alguno a la descripción que se le da a la palabra ‘garrulo’ cuando va sin acentuar. En este caso indica que etimológicamente proviene del latín ‘garrŭlus’, cuyo significado venía a ser ‘parlanchín’ y hacía referencia en tiempos de la Antigua Roma a aquellos pájaros que cantan continuamente y de modo estridente, así como de las personas que habla mucho y seguido, de tal modo que parecen que gorjean en lugar de hablar.

Lo que no se tiene claro es en qué momento el término empezó a utilizarse para señalar de modo despectiva a una persona rústica o zafia.

La primera aparición en una publicación académica fue en el Diccionario de Autoridades de 1734, en el que el término venía sin acentuar y se le daba la acepción de ‘adjetivo que se aplica a las aves que cantan mucho, gorjean, o charlan, y por semejanza se dice también de los hombres que hablan mucho’. No fue hasta medio siglo después (1780) cuando en el Diccionario de la Academia Usual apareció el término en la forma ‘gárrulo’, dándole exactamente la misma acepción.

Fue a partir de la edición de 2001 del diccionario de la RAE cuando, por primera vez, se le dio el significado actual de ‘Dicho de una persona: Rústica, zafia’, por lo que dicho sentido despectivo podría haber surgido, posiblemente, del habla popular de la segunda mitad del siglo XX, donde se utiliza también como sinónimo de paleto, palurdo, cateto o tosco.

 

 

 

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El curioso origen del término ‘tirabuzón’

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El curioso origen del término ‘tirabuzón’

Conocemos como ‘tirabuzón’ al rizo de cabello, largo y pendiente que cae en forma de espiral.

Originalmente este término no hacía referencia al pelo en forma de bucle sino que fue creado para denominar al ‘sacacorchos’ y, de hecho, esa otra acepción aparece recogida en el diccionario de la RAE.

Etimológicamente proviene del francés ‘tire-bouchon’ el cual significaba literalmente ‘sacacorchos’ (tire: tirar, sacar; bouchon: corcho, tapón).

En el Diccionario de Autoridades, en su edición de 1739 (la primera publicación académica de la Real Academia de la Lengua), la entrada correspondiente a ‘tirabuzón’ daba la siguiente explicación (literalmente): ‘Una especie de sacatrapos, que sirve para quitar los tapones á los frascos, ó botellas’, no habiendo mención alguna al rizo de cabello largo.

No fue hasta un siglo y medio después cuando el diccionario (en su edición de 1884) incorporó una segunda acepción para el término ‘tirabuzón’: ‘Rizo del cabello en forma espiral’.

El hecho de que los rizos del cabello tuviesen esa forma tan característica y que recordaba al descorchador hizo que se popularizara la denominación francesa de dicho artilugio para denominar todo aquello que tenía forma de bucle o espiral.

Pero, curiosamente, en francés no se utiliza tal denominación para el bucle del pelo, sino ‘boucle de cheveux’ (rizo de cabello).

El término francés ‘tire-bouchon’ apareció recogido por primera vez en un diccionario del idioma galo en 1718 con la acepción: ‘vis employée pour tirer les bouchons des bouteilles’ (tornillo empleado para sacar los corchos de las botellas).

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘izquierda’?

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¿Cuál es el origen del término ‘izquierda’?

El término  izquierda no solo designa una tendencia o ideología política (progresista); también es un vocablo utilizado durante gran parte de la historia para señalar algo funesto o malo.

La mayoría de etimólogos (incluido el Diccionario de la RAE) indican que proviene del euskera ezkerra, pero otros opinan que, muy probablemente, proceda de alguna lengua prerromana hablada en los Pirineos, debido a que en otros idiomas hay un palabra similar y de idéntico significado, como es el caso de esquerra, en el catalán, y esquèrra, en gascón.

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘jamacuco’?

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¿Cuál es el origen del término ‘jamacuco’?

Utilizamos habitualmente el término ‘jamacuco’ para referirnos a una dolencia o malestar que ha padecido alguien (por ejemplo: ‘A fulano le ha dado un jamacuco por la calle y se ha caído redondo al suelo’).

El término jamacuco no fue recogido por el diccionario de la RAE hasta su edición de 2001 (aunque hay constancia de su existencia y uso desde hace varios siglos), pero en la publicación académica simplemente se le da la acepción de ‘Indisposición pasajera’ (cuando por norma es utilizada la palabra para referirse a alguna patología algo más importante o severa).

También cabe destacar que, tal y como indica el filólogo y escritor, Fernando Iwasaki, en su premiado libro ‘Las palabras primas’, […] la Sociedad Española de Neurología admite la voz jamacuco como sinónimo de ictus, apoplejía, embolia, trombosis y otros traumatismos de la fisiopatología cerebrovascular […] (debo reconocer que no he encontrado referencia alguna a dicha palabra en ninguna búsqueda de las muchas que he hecho en la web de la SEN).

Tal y como os indico al inicio del post, a pesar de no haber sido recogido el término hasta la edición de 2001 de la RAE, sí que existe constancia de hace varios siglos de su existencia y uso. Por ejemplo aparece en los diccionarios de Esteban de Terreros y Pando (1787), Ramón Joaquín Domínguez (1853) o de Elías Zerolo (1895) y en los tres casos remitiendo a la entrada ‘zamacuco’ e indicando que se trataba de lo mismo.

Pero, el término ‘zamacuco’ (o ‘xamacuco’, como también aparecía en aquella época) sí que estaba recogido en el Diccionario de Autoridades de 1739 y, originalmente,  nada tenía que ver con dolencias o problemas de salud, sino que hacía referencia a ‘el hombre tonto, torpe y abestiado’ (como vulgarismo) y ‘a la embriaguez o borrachera’.

En la edición de 1925, del diccionario usual, se le añadió una tercera acepción al término zamacuco: ‘Hombre solapado, que calla y hace su voluntad’, pero en ningún momento había rastro o referencia alguna a dolencias de salud, hasta que apareció recogido en 2001 en la forma ‘jamacuco’ y el diccionario de la RAE, en la entrada correspondiente a este vocablo, remite, como origen del mismo, a ‘zamacuco’.

Lo que tampoco tiene demasiado claro los académicos es la etimología de la palabra, señalando que ‘quizá’  provenga del árabe clásico ‘ṣamakūk’, cuyo significado era ‘necio, malicioso’. Pero el diccionario de arabismos de Federico Corriente discrepa de este origen, señalando que ‘podría’ tratarse de un caso de metátesis con la palabra ‘mazacuco’, proveniente del árabe ‘maṣkūk’ y con significado de ‘golpeado en el cogote’.

 

 

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¿Sabías que el término ‘debacle’ no fue incorporado al Diccionario de la RAE hasta 1983?

Se conoce como ‘debacle’ a una desgracia grande, un desastre o suceso infeliz o lamentable; tal y como apunta el Diccionario de la RAE.

¿Sabías que el término ‘debacle’ no fue incorporado al Diccionario de la RAE hasta 1983?

Este término suele ser de uso común y utilizado como sinónimo de las mencionadas acepciones, además de ‘catástrofe, calamidad, ruina o hecatombe’, entre otras y a pesar de esa cotidianidad no fue hasta el año 1983 cuando fue incorporado por primera vez en el diccionario académico y lo hacía con la acepción de ‘[Voz francesa] Ruina, hecatombe’.

En realidad el vocablo llegó al castellano un siglo antes, aunque su utilización no se popularizó y extendió hasta bien entrado el siglo XX.

La primera constancia escrita en castellano aparece en el capítulo XI del primer tomo de la novela ‘Lo prohibido’ de Benito Pérez Galdós, publicada en noviembre de 1884 y en el que ponía lo siguiente: […] Ojo al oso, niño, que al paso que vamos la debacle no tardará […]

El término ‘debacle’ proviene del francés ‘débâcle’ y utilizado con dos sentidos; uno el mismo que se le dio al castellano (desastre, calamidad) y el otro como referencia al deshielo o descongelación, tratándose de una palabra polisémica (que tiene varios significados diferentes) pero también proveniente de distintos orígenes etimológicos.

Por un lado el vocablo que hace referencia al deshielo muy posiblemente proviene del neerlandés ‘bakkelen’ (helarse la superficie del agua); el término debacle que hace referencia a un desastre proviene del francés ‘bâcler’ (trabar), existiendo constancia del uso ‘débâcle’ en el año 1589 con el significado ‘abrir, desatrancar, quitar el travesaño de la puerta’.

Lo que no queda demasiado claro es el momento en el que el término pasó a hacer referencia a un desastre.

Sí se sabe cuándo se popularizó internacionalmente y fue a partir de la publicación, en 1892, de la novela ‘La Débâcle’ de Émile Zola. Curiosamente, algunas fuentes indican que fue esta obra la que introdujo dicho término en el castellano, pero debemos tener en cuenta que una década antes ya la había utilizado Benito Pérez Galdós en su novela ‘Lo prohibido’, tal y como os he explicado unos párrafos más arriba.

 

 

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¿Sabías que originalmente el término ‘satélite’ hacía referencia a la guardia personal de un rey?

Hoy en día utilizamos el término satélite para hacer referencia a los cuerpos celestes que orbita alrededor de un planeta, también a los vehículos espaciales enviados para que recojan y/o transmitan información (satélite artificial), para emitir señales de radio, televisión o telecomunicaciones (satélites de comunicaciones)  e incluso a aquellas naciones dominadas política y económicamente por un país vecino más potente (Estado satélite).

¿Sabías que originalmente el término ‘satélite’ hacía referencia a la guardia personal de un rey?

Pero en su origen, ninguna de estas acepciones correspondía al término ‘satélite’, el cual proviene del vocablo latino ‘satelles’ y su significado era ‘corte, acompañante’ y hacía referencia al séquito de guardias personales que llevaba un rey para su protección. Al latín llegó desde el etrusco satnal’.

El primer uso del vocablo para hacer referencia a esta guardia personal de un monarca la encontramos en el siglo VI a.C., cuando Lucio Tarquinio el Soberbio (séptimo y último rey de Roma) creó un cuerpo de escolta que debían de protegerlo mientras iban alrededor de éste.

El hecho de que esa guardia personal rodeara en todo momento al monarca fue lo que hizo que, varios siglos después, el término ‘satelles’ también fuese utilizado para hacer referencia a los cuerpos celestes y, según apuntan algunos expertos, es muy probable que fuese el filósofo, escritor y pensador romano, Marco Tulio Cicerón, quien utilizó por primera vez ese término para referirse a Venus y denominarlo como ‘satelles nocti’ (acompañante nocturno).

El término ‘satélite’ apareció recogida por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1739, con la acepción ‘Lo mismo que Alguacil o Corchete’ y en otra entrada del diccionario aparecía en la forma ‘satélites’ (en plural) significando ‘Cuatro estrellas pequeñas, que siempre acompañan al planeta Júpiter y otras cinco que andan alrededor de Saturno’. En la siguiente edición (de 1780) ambas definiciones iban juntas en una misma entrada. No fue hasta la edición de 1992 del Diccionario de la RAE cuando se hace referencia por primera vez al ‘satélite artificial’ como vehículo espacial tripulado.

 

 

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Fuentes de consulta: etymonline / etimologias.dechile / Diccionario de Autoridades / RAE / etymologeek
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¿Sabes a qué hacía referencia antiguamente el término ‘desantañarse’?

Quienes sois lectores habituales de este blog y de mis libros, sabéis que una de mis aficiones es la de buscar y rebuscar en los diccionarios todo tipo de palabras y palabros que me llamen la atención por lo curiosas que son, compartiendo a menudo a través de un post algunas de ellas.

¿Sabes a qué hacía referencia antiguamente el término ‘desantañarse’?

En esta ocasión os traigo el término ‘desantañarse’, un vocablo que no aparece recogido en el diccionario de la RAE desde hace más de dos siglos (la última vez que lo hizo fue en la edición publicada en 1783).

A pesar de llevar tanto tiempo desaparecida del diccionario, no deja de ser una palabra la mar de curiosa y cuyo significado literal era ‘Quitarse los años disimulándolos y ocultarlos’.

Y es que siempre ha habido personas que han querido presumir de ser más jóvenes de lo que realmente eran y que se han quitado años.

Aunque el término fue retirado de diccionario de la RAE, a finales del siglo XVIII (fue recogido por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1732), siguió apareciendo en otras obras de consulta y libros enciclopédicos hasta bien entrado el siglo XX, pudiéndolo encontrar en el Diccionario de la Lengua Española realizado por el académico José Alemany Bolufer y publicado por la editorial Sopena en 1917.

¿Soy el único que piensa que ya va siendo hora de recuperar la palabra ‘desantañarse’?

 

 

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¿Sabías que el concepto de ‘pasaporte’, tal y como lo conocemos actualmente, proviene de la Edad Media?

¿Sabías que el concepto de ‘pasaporte’, tal y como lo conocemos actualmente, proviene de la Edad Media?

Durante gran parte de la historia y más concretamente en la Edad Media, la mayoría de las poblaciones de cierta importancia estaban amuralladas y para poder acceder al interior de las mismas era imprescindible ir provisto de algún tipo de documento o salvoconducto que identificaba al individuo y le facultaba a cruzar al otro lado.

Lo mismo ocurría en las lindes y fronteras entre reinos, países e incluso condados (territorios pertenecientes a diferentes condes o miembros de la aristocracia).

Se señala al rey enrique V de Inglaterra como uno de los grandes impulsores en ordenar que se expidiesen en su reino documentos acreditativos a sus súbditos para que estos pudiesen viajar a otros reinos sin problemas.

Con el paso del tiempo esos salvoconductos identificativos fueron unificando criterios y formato y se les fue añadiendo algunos detalles, como la incorporación de la fotografía hacia el primer cuarto del siglo XX.

Este documento, con el tiempo, ha sido conocido como ‘pasaporte’ y la constancia más antigua del término la encontramos en el francés ‘passeport’, a principios del siglo XVI. Éste, a su vez, deriva del latín, estando formado por dos vocablos; la primera parte de ‘passus’ (paso, acceso) pero la segunda no está del todo clara, pues hay diferencias entre los propios etimólogos, ya que unos dicen que procede directamente de ‘portus’ (puerto) y otros indican que viene de ‘porta’ (puerta, lugar de acceso).

Pero hay una tercera opción que es la que señala que podría provenir de una mezcla de ambas, ya que tanto un ‘puerto’ (de mar) como la ‘puerta’ (de una fortificación o ciudad amurallada) eran los lugares de acceso hacia cualquier lugar (ya fuese por vía marítima o terrestre).

El término pasaporte fue recogido por primera vez en el Diccionario de la RAE, en su edición de 1780, con la siguiente acepción: ‘La licencia, o despacho por escrito, que se da para poder pasar libre y seguramente de un reino a otro, o de una a otra parte’.

 

 

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Fuente de la imagen: Alfred López

¿Cuál es el origen del término ‘apollardado’?

Se utiliza el término ‘apollardado’ (también en las formas ‘apollardao’, ‘apollargado’ y ‘apollargao’) para hacer referencia a alguien que está atontado, confuso, despistado o torpe.

¿Cuál es el origen del término ‘apollardado’?

Ninguno de estos vocablos aparecen recogidos en por el diccionario de la RAE, aunque su uso es muy común y ya tiene algunos cuantos años.

No se sabe con certeza cuál es el origen, aunque dos son sus posibles procedencias. Por un lado nos entramos con quienes señalan que proviene de una forma despectiva de referirse a la conducta despistada de los niños o adolescentes, a quienes se les llamaba ‘pollo’ antiguamente. El decir que alguien estaba apollardado posiblemente era una referencia a ese estado en el que muchos jóvenes no prestan atención y parecen estar continuamente distraídos.

Por otra parte, también hay quien indica que, muy posiblemente, el origen del término lo encontremos en el modo en el que antiguamente se llamaba a cierto tipo de faldas en España y que todavía hoy se usa en muchos lugares de Hispanoamérica: la ‘pollera’. Y es que en muchos países hispanoparlantes existen vocablos muy similares para denominar a quienes tienen pocas luces, han sido muy mimados por sus respectivas madres y/o sobreprotegidos, los que les ha llevado a ser pusilánimes: ‘pollerudo’ o ‘apollerado’ (de apollerar) y que vendría a ser sinónimo de ‘enfaldado’.

 

 

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