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¿Cuál es el origen del término de ‘reposo’?

¿Cuál es el origen del término de ‘reposo’?

El término ‘reposo’ tiene su origen en el verbo ‘reposar’, que, a su vez, proviene del latín tardío repausare, formado por la unión del prefijo re- (que indica repetición o intensificación) y pausare, que significa ‘cesar’, ‘detener’ o ‘pausar’.

En este contexto, repausare se relaciona con la acción de hacer una pausa, descansar o detenerse en un camino.

 

 

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¿Cuándo se decidió que el domingo debía ser el día de descanso semanal?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan cuándo se decidió que el domingo debía ser el día de descanso semanal.

¿Cuándo se decidió que el domingo debía ser el día de descanso semanal?

A lo largo de la mayor parte de la historia, la tradición marcó que el día escogido para ser la jornada de descanso semanal era el sábado, el cual estaba situado inicialmente en los calendarios como el séptimo día de la semana (de ahí que en numerosos calendarios aparezca que la semana empieza el domingo y no en lunes).

De hecho, el término ‘sábado’ significa literalmente ‘descanso’ y etimológicamente proviene del hebreo ‘šabbāt’ (aunque al castellano nos llegó desde el latín tardío ‘sabbătum’ y a éste, a su vez, del griego ‘sábbaton’, con idéntico significado).

El šabbāt era originalmente el séptimo día de la semana, siendo festivo para el judaísmo y en otras confesiones religiosas, encontrándonos que en los inicios del catolicismo también fue así.

Fue el Constantino I (primer emperador romano que se convirtió al cristianismo) quien declaró en el año 323 que el día dedicado al descanso para el catolicismo debía de ser el ‘domingo’ (término que proviene del latín ‘dominĭcus’ y cuyo significado literal era ‘Día del Señor’). Esa jornada, hasta entonces había estado dedicada no al Dios de los católicos sino al Sol (considerado como deidad entre el paganismo).

Pero a pesar de la declaración del domingo como día de descanso laboral y de dedicación a Dios, por parte del emperador Constantino, no fue hasta muchos años después cuando se pondría en práctica, necesitándose la celebración de varios sínodos y concilios para que la Iglesia católica lo institucionalizase, indicando que los cristianos debían descansar y dedicar la jornada a Dios el domingo y no en sábado.

Fue en el conocido como ‘Concilio de Trento’ (celebrado entre los años 1545 y 1563) cuando tomó carácter oficial la norma y se impuso como obligación acudir a la misa dominical y la prohibición de realizar aquellos trabajos laborales que no fuesen esenciales.

Pero no en todos los lugares se consiguió que los trabajadores pudiesen descansar los domingos (o sea, tenerlo como día festivo), siendo a partir de la Revolución francesa, de 1789, cuando fue progresivamente imponiéndose esa jornada como el día de descanso laboral.

 

 

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La curiosa y reparadora ‘siesta del carnero’

La curiosa y reparadora ‘siesta del carnero’

Solemos tener asimilado que una siesta es aquella cabezada que se hace después de comer, la cual es aconsejable realizar siempre y cuando no sobrepase los 20 minutos o media hora y se convierte en algo que nos ayuda a reponer fuerzas para seguir con nuestra rutina durante el resto del día.

Como ya expliqué en otro post, el término siesta viene de ‘sextear’ o ‘sexta hora’, ya que la ‘Regla de San Benito’ (escrita por el monje Benito de Nursia en el siglo VI) indicaba la norma de guardar reposo y silencio después de la sexta hora que era la de más calor. Esta sexta hora eran las 12 del mediodía, teniendo en cuenta que los monjes empezaban su jornada a las seis de la mañana.

Pues bien, ese reposo que se hacía al mediodía se producía inicialmente antes de comer, aunque con el paso de los años se adaptó a después de la comida principal (llamada almuerzo en muchos lugares).

Pero hoy en día todavía hay muchas personas que tienen la posibilidad de echar una cabezadita justo antes de la hora de comer, siendo conocida comúnmente como ‘siesta del carnero’, aunque es común llamarla de otros modos como siesta del borrego, del burro, del gorrino, del perro… (y así con infinidad de animales, ya que parece ser que estos suelen tener la costumbre de dormir antes de comer). Parece ser que la más famosa es la del carnero ya que era muy habitual hacerla entre los pastores cuando sacaban a pastar a sus carneros, quedando sentados a la sombra de un árbol y aprovechando para descansar un rato antes de ponerse a comer.

También podemos encontrar que es llamada ‘siesta canóniga’ o ‘siesta del canónigo’, debido a que era frecuente que estos eclesiásticos echaran una cabezadita disimuladamente durante los rezos que se realizaban al mediodía.

Según indican algunos expertos, la ‘siesta del carnero’ que se produce antes de comer suele ser más reparadora que la que se hace después, ya que no solo ayuda a reponer fuerzas (sobre todo si se ha tenido una mañana cansada o ajetreada de trabajo) sino que hace que se coma con menor ansia.

 

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