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¿Cuál es el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’?Días atrás, a través de un mensaje DM de twitter, mi compañero y amigo Juan Revenga (*) me preguntó sobre el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’.

Casualmente este es un tema que había estado investigando tiempo atrás y que dejé aparcado a la espera de encontrar la ocasión para publicarlo. La consulta del amigo Juan me brinda dicha oportunidad para hablar del tema.

Cabe destacar que, en realidad, el origen de la expresión queda algo confuso y no hay datos que den una fiabilidad al 100% sobre la procedencia de este dicho. Tras realizar una exhaustiva búsqueda y consultar a varios amigos historiadores y expertos en orígenes etimológicos a continuación os presento la conclusión a la que he llegado.

Como bien sabréis, se suele utilizar la expresión ‘el truco del almendruco’ para referirse al método simple y fácil de llegar a la resolución de algún problema (por ejemplo: ‘mi truco del almendruco para que no se me corte la mayonesa es añadirle unas gotas de agua caliente’).

El almendruco es el fruto del almendro cuando todavía está verde y tierno (inmaduro) y que acabará convirtiéndose en la rica y muy saludable almendra.

Y es precisamente el motivo de ese punto de inmadurez de la almendra (cuando todavía es un almendruco) lo que nos da la pista del que podría ser el origen: famosa es la leche de almendras que se elabora de una manera sencilla tras dejar las almendras en remojo con agua unas cuantas horas (con el fin de que se ablanden) y posteriormente pasarlas por una licuadora hasta encontrar el punto líquido que la convierte en leche.

La leche de almendras ya era conocida durante la Edad Media y muy utilizada para elaborar un buen número de platos culinarios (sobre todo postres y dulces). La época en la que más se echaba mano de ese tipo de leche era durante la ‘Cuaresma’,  días del obligado cumplimiento de los actos de penitencia y sacrificio conocidos como ‘ayuno’ y ‘abstinencia’ y  en los que se consumían dulces (como aporte energético) procurando que no fuesen de origen animal (en este caso la leche de almendras).

Pero por aquel entonces su elaboración no era tan rápida y sencilla como lo es hoy en día, por lo que un buen ‘truco’ para quitarle dificultad a la hora de elaborarla era utilizando las almendras cuando todavía no estaban maduras (almendrucos), esto hacía que la leche resultante fuese algo amarga pero se solucionaba fácilmente añadiéndole un poco de miel.

Así pues, todo parece indicar que esa pequeña trampa a la hora de elaborar la leche de almendras es la que dio origen y fue conocido como ‘truco del almendruco’, aunque podemos encontrarnos que hay quien apunta la posibilidad de que también podría tratarse de un rico dulce de origen mediterráneo, llamado ‘almendruco’ y en el que se realiza una pasta, parecida al turrón de Jijona, con almendra, clara de huevo, azúcar y miel y con la que se elabora unas pequeñas piezas que emulan a una almendra, siendo recubiertas por una oblea crujiente que hace la función de cáscara.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

(*)Juan Revenga (@juan_revenga) es autor del fantástico blog ‘El nutricionista de la general’  del que ya os hablé en un post tiempo atrás y del muy recomendado libro ‘Con las manos en la mesa’.

 

 

Fuente de la imagen: jeltovski (morguefile)

¿Por qué el carnaval cae cada año en una fecha distinta?

¿Por qué el carnaval cada año cae en una fecha distinta?

Existe una estrecha relación entre la fecha en la que cae la Semana Santa y los días en los que se celebrará el carnaval ese mismo año, aunque esta sea una fiesta pagana y se realice con anterioridad a la celebración religiosa. Conociendo cuándo es Semana Santa un año podremos saber qué día empieza el carnaval. Entre ambas fechas pasan exactamente cuarenta días, que es el periodo conocido popularmente como ‘Cuaresma’. Para saber por qué es así, voy a hacer un poco de historia…

El hecho de disfrazarse y celebrar una fiesta a lo largo de varios días, es una continuidad de los antiguos Saturnales, los festejos romanos que se realizaban en honor al Dios Saturno.

Fue a partir del siglo IV, durante la decadencia del Imperio Romano, cuando la iglesia católica tomó el control de la mayor parte de las celebraciones paganas que se realizaban, anulándolas y/o reconvirtiéndolas en fiestas religiosas (entre ellas las mencionadas Saturnales y las del ‘Sol Invictus’ del 25 de diciembre, las cuales reconvirtieron en lo que hoy en día conocemos como Navidad o incluso el Día de San Valentín). Con ello también vino el reubicar en el calendario otra de las grandes fiestas de la iglesia: la Semana Santa, como conmemoración de la ‘última cena’ celebrada por Jesucristo con sus apóstoles, su captura, crucifixión y resurrección, pero también otra celebración muy vinculada con los orígenes del cristianismo: la Pascua judía, que se celebraba el 14 de Nisán.

Para especificar la fecha el emperador romano Constantino el Grande estableció, en el primer Concilio de Nicea (año 325 d.C.),  una fórmula por la cual se determinaría cuándo caería la celebración de la Semana Santa y ésta sería siempre en el domingo siguiente a la primera luna llena tras la entrada de la primavera (Domingo de resurrección).

Se acordó que a la Semana Santa le precedería un espacio de cuarenta días (la Cuaresma) en los que, obligatoriamente, se debía realizar unos actos de sacrificio y penitencia, entre ellos el  ayuno y abstinencia. Este periodo comenzaba el Miércoles de ceniza, por lo que esta era la fecha límite (en los siguientes cuarenta días) para poder comer de todo, divertirse y celebrar cualquier tipo de festejo, motivo por el que se popularizó una celebración durante los tres días previos al inicio de la Cuaresma, trasladándose la fiesta y jolgorio de las Saturnales a esa fecha (para así no hacerla coincidir en diciembre con la Navidad). A esta celebración se le llamó carnaval cuya etimología proviene del término italiano  ‘carnevale’  y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado es carnem (carne) y levare  (quitar): quitar la carne.

Esos tres días de fiesta y jolgorio (donde casi todo estaba permitido) dio lugar a ir disfrazado y taparse el rostro con el fin de salvaguardar el anonimato. Hoy en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares el Jueves Lardero.

Así que ya sabéis, si queréis saber cuándo va a caer el carnaval simplemente tenéis que saber en qué fecha hay la primera luna llena tras la entrada de la primavera, iros al domingo siguiente y contar desde ahí y hacia atrás cuarenta y siete días en el calendario (los 7 de la Semana Santa más los 40 de la Cuaresma) ¿un poquito enrevesado, verdad?  Tranquilos, en el siguiente enlace podréis calcularlo automática e indefinidamente para cualquier año: CALCULADOR DE LAS FECHAS DE CARNAVAL, CUARESMA Y SEMANA SANTA.

 

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Fuente de la imagen: Rickydavid (Flickr)

 

¿Por qué durante la Cuaresma y Semana Santa se comen tantos dulces?

¿Por qué en Semana Santa se comen tantos dulces?

Durante los días de Semana Santa es muy típico el consumo de diferentes dulces de nuestra variadísima gastronomía. Quizás el dulce más famoso de estas fechas son las ‘torrijas’, de las que se tiene constancia que ya se realizaban durante la Edad Media y su nombre proviene de la palabra torrar y ésta del latín torrēre, que significa tostar.

Si recorriésemos la península de un extremo al otro, podríamos comprobar cómo en cada provincia nos encontramos con diferentes dulces que se realizan durante estas fechas (torrijas, buñuelos de Cuaresma, arroz con leche, pestiños…) todos de un gran aporte calórico.

Pero el consumo masivo de dulces durante estos días no era algo específico y exclusivo de la Semana Santa sino de la Cuaresma (el periodo de cuarenta días que van desde el Miércoles de Ceniza al Domingo de Ramos) en el que siglos atrás era de obligado cumplimiento realizar durante el mismo los actos de sacrificio y penitencia conocidos como  ‘ayuno’ y ‘abstinencia’.

El ayuno consistía en tomar a lo largo de toda la Cuaresma (exceptuando los domingos) una sola comida principal al día y estaban obligadas a hacerlo todas aquellas personas que hubiesen cumplido los siete años (actualmente es a partir de los 14) hasta los 59. También quedaban exentos los enfermos y las parturientas.

Por su parte, la abstinencia marcaba la prohibición de comer carne ningún viernes durante toda la duración de la Cuaresma. El Miércoles de Ceniza y Viernes Santo eran los días en el que se debía practicar conjuntamente el ayuno y la abstinencia.

Durante esos días sí que se permitía ingerir algunas pequeñas porciones de alimentos que estuvieran elaborados con huevos, leche (que solía ser de almendras, para así no tener origen animal), harina o miel, y se hacía como aporte energético, sobre todo para aquellos trabajadores que debían soportar unas largas jornadas laborales (que por entonces duraban de sol a sol) con una sola comida principal en el cuerpo.

Cabe destacar que, durante las últimas décadas, las propias Diócesis y Conferencias Episcopales de los diferentes países han ido flexibilizando las normas que marcaban el ayuno y la abstinencia que debía realizarse.

Hoy en día, a pesar de que las personas que realizan dicho sacrificio y penitencia son una minoría (en comparación a antaño) y no se necesita ese aporte extra de energía y/o calorías para aguantar todo el día sin comer, la costumbre de preparar los ricos dulces caseros se ha convertido en una característica tradición de la Semana Santa.

 

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Fuente de la imagen: BocaDorada (Flickr)

El curioso e histórico origen de la expresión ‘no es nada del otro jueves’

El curioso e histórico origen de la expresión ‘no es nada del otro jueves’

Decimos que algo ‘no es nada del otro jueves’ cuando lo consideramos poca cosa, vulgar, no destacable, llamativo o deseoso.

Hay que remontarse a la época en que, por motivos religiosos, el ayuno y la abstinencia de carne (en particular) era habitual realizarlo los viernes de cada semana, sobre todo en tiempo de Cuaresma.

Como bien dice el refranero español hecha la ley, hecha la trampa’ ¿Y cuál era la trampa? Pues precisamente comer de manera exagerada los jueves hasta las doce de la noche, para compensar el ayuno al que había que someterse al día siguiente como penitencia.

Se convirtió en tal costumbre, para aquellos que podían permitírselo, que el jueves pasó a ser sinónimo de opíparas comilonas de gran exquisitez. Día que era esperado como si fuese el de la fiesta mayor.

Pero claro, no todos los jueves se tenía en la mesa los mejores manjares, por lo que el día que la comida no era tan exquisita o abundante no se podía comparar con la de la semana anterior y, por lo tanto, surgió el dicho ‘no es nada del otro jueves’ para señalara que no había estado al nivel esperado y no merecía la expectación generada.

Por aquella época surgió otra expresión popular muy relacionada que decía hacer medianoche’, la cual se refería a la espera hasta la medianoche del viernes, una vez acabado el periodo de ayuno, para poder deleitarse otra vez con una abundante y opípara cena.

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Fuentes de consulta: 1de3 / trestristestigres
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Cuál es el origen y motivo de la celebración del carnaval?

El carnaval es, muy posiblemente, la fiesta pagana que más personas celebran y disfrutan en todo el planeta. Son días de baile, disfraces y mucha diversión.

El hecho de disfrazarse, pintarse la cara y festejarlo es un acto que se remonta a la antigüedad y existen algunas evidencias de que el pueblo sumerio ya realizaba este tipo de  festejos hace 5.000 años.

Tal y como lo conocemos hoy en día, el carnaval es una continuidad de los antiguos Saturnales, las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno.

A raíz de la expansión del cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne y de llevar una vida licenciosa durante el tiempo de cuaresma.

Eran tres días de celebración a lo grande, en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato. Hoy en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares el Jueves Lardero.

Esta despedida a la carne se realizaba los días previos al Miércoles de ceniza, fecha en la que se daba comienzo a la cuaresma; un periodo de cuarenta días (hasta el Domingo de resurrección) que se destinaba a la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de oraciones, penitencia y espiritualidad religiosa.

 

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