Cuando alguien pide ayuda o que se le dé algún tipo de facilidades para conseguir un fin que está complicado suele utilizar expresiones como ‘dame cuartel’, ‘dame un poco de cuartelillo’ (se utiliza a menudo el diminutivo); del mismo modo que también se usa para señalar que se ha sido tolerante con alguien y/o se le han facilitado las cosas: ‘a fulano le han dado cuartelillo para acabar el trabajo’.
La expresión ‘dar cuartel’ (o cuartelillo) y todos sus derivados viene de la época en que dos ejércitos que combatían entre sí podían ponerse de acuerdo antes de empezar la batalla y marcar una zona de exclusión (llamada cuartel) que acogía a aquellos soldados que por algún motivo decidían no participar en la contienda (tanto de un bando como del otro). Estos podían gritar en un momento dado ¡Cuartel, cuartel! y tras lanzar sus armas al suelo desplazarse con los brazos en alto hasta el lugar señalado como seguro. Una vez acabada la batalla eran arrestados y se les sometía al castigo pertinente.
Y de esa zona de exclusión también nacen otras famosas expresiones como ‘no dar cuartel’ o ‘luchar sin cuartel’, cuyo significado es todo lo contrario.
Muchas eran las ocasiones en las que los ejércitos de ambos bandos decidían que la batalla sería encarnizada y sin posibilidad alguna de rendición de los soldados de ambas partes, de ahí que las expresiones ‘no dar cuartel’ o ‘luchar sin cuartel’ signifiquen no dar tregua ni ser benévolo con el adversario y/o luchar a muerte hasta el final.
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