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¿Las cosquillas pueden matar?

Si se hacen suavemente, resultan placenteras, pero cuando duran demasiado tiempo o su intensidad es excesiva, pueden ser mucho más que molestas; por eso, las cosquillas son tanto un clásico del jugueteo y el ligue como un elemento de tortura.

En realidad, las cosquillas constituyen una reacción de autodefensa del organismo, es decir, un instinto primitivo que obliga a reaccionar al cuerpo ante situaciones de peligro como, por ejemplo, prevenir los ataques ponzoñozos de una araña o un escorpión que camina sobre la piel.

La señal producida por la estimulación de los receptores táctiles de la dermis viaja hasta dos regiones cerebrales: la corteza somatosensorial, que procesa el tacto; y la corteza cingulada anterior, que gestiona la información agradable. Las neuronas de estas áreas desencadenan una respuesta inmediata en forma de bruscos movimientos corporales y una risa nerviosa difícil de controlar. Si estas reacciones interfieren en la regulación de los músculos involuntarios que controlan la respiración, pueden causar espasmos e incluso asfixia.

La situación de estrés que produce el cosquilleo también puede ocasionar un fallo cardíaco, eso sí, siempre y cuando la persona parezca alguna dolencia en el corazón. Ambos casos son muy extraños en la literatura médica y lo normal es que las consecuencias más nefastas de unas cosquillas no pasen del enfado de la víctima mientras se retuerce de risa.

(Fuente: Muy Interesante – Número especial – Verano 2008)

¿Por qué no podemos hacernos cosquillas?

De todos es sabido que las cosquillas son reacciones nerviosas que tenemos en diversas partes de nuestro cuerpo ante toques de una persona u objeto exterior a este. Estas producen risa y pueden ser placenteras, pero si se abusa durante un buen rato de ellas pueden llegar a ser molestas y/o dolorosas.

Algunos estudios determinan que las axilas son la parte del cuerpo más sensibles a las cosquillas, seguidas por la cintura, las costillas, los pies y las rodillas, en orden decreciente. A su vez, en una investigación Harris y Christenfeld resolvieron que la risa por cosquillas no refleja el mismo estado mental que la risa producida por la comedia y el humor.

Pero si pruebas a hacerte cosquillas, incluso si eres de aquellos que no puede resistir que una mano se te acerque sin empezar a convulsionarte muerto de risa, habrás notado que no es posible hacerse cosquillas a uno mismo.

Según desvela ScientificAmerican.com, Sarah-Jayne Blakemore, investigadora del Instituto de Neurología Cognoscitiva de la Universidad de Londres, ha encontrado la respuesta a este enigma. Sarah-Jayne ha conseguido demostrar que el cerebelo es capaz de predecir sensaciones cuando son causadas por el movimiento propio, pero no puede hacerlo cuando lo hace algún otro.

De esta forma, si intentas hacerte cosquillas, el cerebelo predice la sensación que se va a producir, y utiliza esa predicción para bloquear la respuesta del cerebro a las cosquillas.

 

(Información extraída y consultada de: elventanuco / wikipedia/ ScientificAmerican/ icn.ucl.ac.uk)