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El origen etimológico del término ‘locutor’

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan sobre el origen etimológico del término ‘locutor’.

El origen etimológico del término ‘locutor'

Conocemos como locutor (o locutora) a aquella persona que tiene por oficio hablar por radio o televisión para dar noticias, presentar programas, etc (tal y como define la palabra el diccionario de la RAE).

Etimológicamente proviene del latín ‘locūtōris’, cuyo significado literal era ‘el que habla’ y que está formado por el verbo ‘loqui’ (hablar) más el sufijo ‘-tor’ utilizado para señalar profesión u oficio.

El verbo latino loqui también nos ha dado otros muchos términos relacionados. A continuación tenéis una lista de unos cuantos:

  • Locutorio: Lugar habilitado para hablar, ya sea en una prisión, una cabina telefónica o un habitáculo en una emisora de radio.
  • Locución: Acto de hablar.
  • Locuaz: que habla mucho o demasiado.
  • Elocuente: El que habla de modo eficaz, deleitando, conmoviendo o persuadiendo.
  • Locuela: Modo y tono particular de hablar de cada uno.
  • Circunloquio: Utilización de muchas palabras para decir algo que podría haberse expresado más brevemente.
  • Alocución: Discurso breve.
  • Interlocutor: Cada una de las personas que toman parte en un diálogo.
  • Coloquio: Conversación entre dos o más personas.
  • Soliloquio: Reflexión interior o en voz alta y a solas.
  • Ventrílocuo: Persona que tiene el arte o don de hablar sin que parezca que es ella quien pronuncia las palabras.

 

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿De dónde surge la exclamación ‘¡diantres!’?

¿De dónde surge la exclamación ‘¡diantres!’?

Normalmente, cuando se utiliza término ‘diantre’, se hace a modo de exclamación y, sobre todo, como eufemismo (forma de aludir a algo sin necesidad de decir una grosería o blasfemar). Un ejemplo de su uso es: ‘¡¿Pero qué diantres ha pasado aquí?!’.

En sus orígenes se comenzó a utilizar el vocablo ‘diantre’ para sustituir a palabras como ‘diablo’ o ‘demonio’, debido a que antiguamente se tenía el convencimiento (superstición) que si se nombraba al maligno algo malo podría ocurrir, de ahí que se buscara un término con el que referirse a él sin tenerlo que mentar.

Diantre llegó al castellano desde el francés de exacta grafía y significado (la primera aparición del término en legua francesa es del siglo XVI). El vocablo no dejaba de ser una alteración de la palabra ‘diable’ con el mismo propósito eufemístico con el que en nuestra lengua se utiliza.

Cabe destacar que este caso de eufemismo es muy similar al de la utilización del término ‘¡pardiez!’, usada para sustituir la exclamación ¡por Dios!, tal y como os expliqué hace un tiempo en este otro post: https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/de-donde-surge-la-exclamacion-pardiez

 

 

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