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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [3]

Atendiendo a varias peticiones que me han hecho llegar, durante las últimas semanas, varios lectores del blog, aquí tenéis una nueva entrega (la tercera) con ‘una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban’.

Espero que, al igual que las otras dos anteriores, este post sea de vuestro agrado y os sorprenda descubrir nuevos vocablos para cosas muy cotidianas.

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Cutí

 

Cutí: Tela que se utiliza para hacer la cubierta de los colchones. Antiguamente era muy común que fuera a rayas (sobre todo rojas y blancas) lo que originó el mote de ‘colchoneros’ al Atlético de Madrid.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Escabel

 

Escabel: Tarima, normalmente de madera, que se coloca frete a la silla para que descansen los pies (reposapiés). En las iglesias tienen una doble función, ya que es utilizada por los feligreses para arrodillarse y rezar.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Alfeñique

 

 

Alfeñique: Persona enclenque, de complexión débil.

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Borborigmo

 

 

Borborigmo: Es el característico ruido que hace nuestro estómago cuando nos rugen las tripas.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Probóscide

 

 

Probóscide: Trompa (por ejemplo de elefante) y por donde algunos insectos dípteros succionan.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Pabilo

 

 

Pabilo: La mecha que hay en las velas de cera.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Acerico

 

 

Acerico: Se trata de la almohadilla que se utiliza en costura donde se clavan los alfileres y las agujas.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Chirlo

 

 

Chirlo: Herida cicatrizada en la cara (la típica cicatriz en la mejilla de los gansters y piratas)

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Herrete

 

 

Herrete: Pieza de plástico o alambre que lleva la punta de los cordones y que facilita que puedan ser introducidos fácilmente por los ojetes (agujeros) del calzado.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Carmenar

 

 

Carmenar: Acto de desenredar o desenmarañar el cabello.

 

 

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Maca

 

 

Maca: Señal que hay en la fruta tras recibir un golpe.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Himeneo

 

 

Himeneo: Casamiento, contraer matrimonio (Realmente a lo que nosotros llamamos ‘boda’ originariamente era solo el acto de los votos que se hacían los contrayentes durante la ceremonia).

 

 

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Fuentes de las imágenes: Alan Stanton (Fickr) / huskyboy (Flickr) / istolethetv (Flickr) / livingbyfaithblog / pixabay / pixabay / Wikimedia commons / Wikimedia commons / Wikimedia commons / anitacanita (Flickr) / thewazir (Flickr) / cameronnordholm (Flickr)

¿Por qué las cicatrices y los tatuajes persisten indefinidamente?

Si las células de la piel se regeneran con regularidad, ¿Por qué las cicatrices y los tatuajes persisten indefinidamente?

La piel humana consiste sobre todo en una proteína llamada colágeno producida por células que conocemos como fibroblastos. Cuando la piel (o, ya puestos, cualquier otro tejido) sufre una herida, el proceso de cicatrización inicia la producción de fibroblastos nuevos para generar colágeno de cicatrización, que no es igual que el colágeno normal.

Aunque cada una de las células de la piel muera periódicamente y sea sustituida por otra nueva, el colágeno de cicatrización permanece intacto. El único instante en que las heridas se curan sin dar lugar a cicatrices es durante la fase fetal de la vida, momento en que la piel produce colágeno fetal, una proteína distinta del colágeno adulto. Se cree que si encontráramos el modo de recuperar la producción de colágeno fetal después de nacer, entonces podría practicarse la cirugía sin cicatrices.

Los tatuajes perduran en la piel porque la cantidad de partículas de tinta que crean la coloración resulta excesiva para ser absorbida por los leucocitos que patrullan el cuerpo y eliminan de la piel los cuerpos extraños. Los métodos nuevos con láser pulveriza la tinta en micropartículas de polvo lo bastante pequeñas para ser absorbidas y eliminadas por los leucocitos.

 

Fuente: Scientific American (October 21, 1999)
«If the cells of our skin are replaced regularly, why do scars and tattoos persist indefinitely?»
Fuente de la imagen: philippe leroyer vía photopin cc