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¿De dónde proviene la expresión ‘trabajo de chinos’?

A través del perfil en Facebook de este blog, me preguntan de dónde proviene la expresión ‘trabajo de chinos’.

¿De dónde proviene la expresión ‘trabajo de chinos’?

Antes de explicar el origen, es importante señalar que esta expresión (‘trabajo de chinos’) actualmente está considerada como ofensiva y estereotipada, por lo que no debe ser utilizada para referirse a las personas de origen chino o cualquier otra cultura.

La expresión ‘trabajo de chinos’ se utiliza para describir un trabajo muy laborioso, difícil y que requiere una gran cantidad de esfuerzo y tiempo. Se cree que esta locución tiene su origen en la época de la fiebre del oro en Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XIX.

Numerosa fue la inmigración que llegó hasta EE.UU. desde el continente asiático y muchos los trabajadores chinos que fueron contratados para realizar trabajos peligrosos y extenuantes en las minas de oro de California, siendo conocidos por su gran capacidad de trabajo y su resistencia a las duras condiciones laborales, por lo que eran contratados a menudo para realizar las tareas que otros trabajadores no estaban dispuestos a hacer.

Debido a su reputación como trabajadores incansables, expresiones como ‘trabajo de chinos’ o ‘trabajar como un chino’ comenzó a utilizarse para describir cualquier trabajo que requiriera una gran cantidad de esfuerzo y dedicación.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El importante peso que la Navidad tiene cada vez más en China

China es el país más poblado del planeta y el que tiene la mayor producción y exportación de materiales y productos navideños. De hecho, se calcula que el 75 % de todo lo que se utiliza durante la Navidad en todo el mundo (adornos, luces, guirnaldas, árboles de plástico…) es producción china.

El importante peso que la Navidad tiene cada vez más en China

En este país asiático, hasta hace muy poco tiempo, no se celebraba la Navidad ni había referencia alguna a esta en sus calles (tampoco ha sido ni es festivo), pero cuenta con 13 millones de ciudadanos que profesan el catolicismo y, por tanto, que celebran las navidades como una fiesta religiosa. Una cantidad que representa tan solo el 1 % de su población (teniendo en cuenta que China tiene una población que supera los 1.300 millones de habitantes).

A pesar de tratarse de una religión minoritaria y un volumen aparentemente insignificante de practicantes, la Navidad tiene un importante peso en el país asiático y cada vez son más las personas que, sin darle un sentido religioso a estas fiestas, han decidido sumarse a la celebración (evidentemente desde su aspecto más comercial y consumista).

Por tal motivo cada año va en aumento el número de establecimientos y grandes almacenes que, al llegar el mes de diciembre, colocan guirnaldas, árboles decorados y hacen sonar villancicos por sus altavoces. El más popular en China es «Noche de Paz», el cual lo han titulado como «Píng ān yè» (平安夜) y es cantado por numerosísimas personas.

También tienen su propia versión de Papa Noel, al cual llaman «Shèng dàn Lǎo rén»  (圣诞老人)  y que viene a traducirse como ‘Viejo hombre de Navidad’.

La Navidad es llamada en china «Shèng dàn jié» (圣诞节) y desear Feliz Navidad a alguien se dice «Shèng dàn kuài lè» (圣诞快乐).

Una de las cosas que más se han puesto de moda en China, en los últimos años, al llegar el periodo navideño, es regalar una manzana en la víspera de Navidad. La Nochebuena es conocida como «Shèng dàn qián xī» (圣诞前夕).

Los grupos de amigos se reúnen esa noche, intercambian sus manzanas, llamadas «píngguŏ» (苹果) y que van envueltas en bonitos papeles de colores, decorados con motivos navideños. Cenan juntos y acaban la velada cantando con un karaoke.

Cabe destacar que el hecho de ponerse de moda el regalar manzanas la víspera de Navidad en China ha provocado que el precio de esta fruta se dispare durante esas fechas y una sola pieza pueda llegar a alcanzar en un comercio los 80 yuanes (10€), cuando el precio normal (fuera de la campaña de Navidad) es de 8 yuanes el kilo (1€).

Eso sí, dos de los lugares donde más presente está la Navidad son en Hong Kong y Macao. Ambos territorios forman parte de China (son regiones administrativas especiales de esta) pero a lo largo de varios siglos pertenecieron como colonias al Reino Unido y Portugal, respectivamente, motivo por el que muchísimos hongkoneses y macaenses celebran las navidades de modo occidental.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿De dónde surge llevar una prenda de color rojo en Nochevieja?

En España, Francia, Suiza, Italia e incluso México (por citar unos pocos ejemplos) es tradicional despedir el año y dar la bienvenida al nuevo llevando puesta una prenda de color rojo (normalmente interior), lo cual (según la superstición) proporcionará todo un año de suerte, sobre todo en lo que respecta al amor.

¿De dónde surge llevar una prenda de color rojo en Nochevieja?

La mayoría de expertos apuntan a que esta es una tradición que se originó en la Antigua Roma en época precristiana, en la que era común que para dar la bienvenida al Año Nuevo Romano añadir un trozo de tela roja a la ropa que vestían los hombres y mujeres del imperio, simbolizando dicho color con el poder, la fertilidad, la salud y el corazón.

Otros historiadores indican que dicha tradición proviene de China, ya que desde tiempos inmemoriales el color rojo ha sido vestido en el país asiático para ahuyentar al «Niàn», nombre que se le da a la bestia que devora a los hombres. Muchas leyendas y relatos chinos hablan sobre el color rojo para recibir al nuevo año y el hecho de alejar a la bestia maligna.

Pero regresando a nuestro tiempo, muchos y diversos son los modos en los que se puede llevar la ropa interior roja: del derecho, del revés, por encima de la ropa, etc. También es diferente lo que se hace con ella tras usarla en Nochevieja. Unas personas la conservan guardada durante todo el nuevo año; otras la tiran directamente a la basura, hay quien las quema en un extraño ritual esotérico.

También podemos encontrar que hay quien estrena la prenda de color rojo en Nochebuena y vuelve a ponérsela para despedir el año.

 

 

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Fuente de la imagen: needpix

¿De dónde surge llamar ‘charol’ a cierto tipo de papel y a los zapatos muy lustrosos?

Reconozco que el término ‘charol’ trae a mi memoria docenas de recuerdos de mi infancia y rápidamente lo asocio con los trabajos de manualidades que realizábamos en la escuela y también en los días de fiesta familiar o de evento especial en los que mi madre nos calzaba con unos zapatos tan relucientes que incluso podíamos vernos reflejados en ellos.

¿De dónde surge llamar ‘charol’ a cierto tipo de papel y a los zapatos muy lustrosos?

Recuerdos de infancia aparte, resulta curioso cómo surge llamar de ese modo (charol) al mencionado papel y cierto tipo de calzado.

El término charol llegó al castellano desde el portugués ‘charão’, que era la forma en la que nuestros vecinos lusos habían adaptado a su idioma el modo que los chinos (en la época en la que Macao fue su colonia)  llamaban al barniz (chat liao) utilizado para la lacar y dar lustre a ciertos materiales, como metales, pieles o piedras.

Se trataba de un barniz especial que tenía la característica de no cuartearse, por lo que era ideal para ser aplicado sobre piezas como los zapatos de cuero, los cuales les daba un aspecto brillante e impecable.

También se usaba para barnizar algunos objetos de plata (como por ejemplo las bandejas) siendo llamadas estas en muchos lugares como ‘charolas’ (sobre todo de Hispanoamérica), de ahí que sea común escuchar la expresión ‘pasar la charola’ como clara alusión al acto de ir pasando una bandeja en la que depositar los donativos (especialmente en las iglesias).

Cabe destacar que la técnica de barnizado realizado en oriente con el ‘chat liao’ (literalmente ‘material que barniza’) fue mejorado en occidente a partir del siglo XVIII y posteriormente, alrededor de 1818, el inventor estadounidense Seth Boyden creó un barniz que dio paso hacia la confección y comercialización de los lustrosos ‘zapatos de charol’ y a la creación del mencionado ‘papel de charol’ (lacado y de vistosos y brillantes colores por una cara y blanco mate por la otra).

 

 

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Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / mimundodepapel-chema.blogspot.com
Fuentes de consulta:  etimologias.dechile / RAE (1) / RAE (2) / fondodeculturaeconomica

El origen del término ‘rechinar’

Se conoce como ‘rechinar’ a la acción o sonido causado por el roce entre dos piezas (por ejemplo los dientes) y que produce un chirrido comúnmente desagradable.

El origen del término ‘rechinar’

Su etimología proviene de unir el prefijo ‘re’ (que en este caso se utiliza para denotar la reproducción o imitación del objeto designado o de alguna de sus propiedades) y el vocablo ‘china’ (en referencia a una piedra pequeña), siendo el significado literal de rechinar: ‘sonar como las chinas’, en clara alusión al sonido que se produce al rozarse entre sí las piedrecillas cuando son pisadas.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

Fuente de la imagen: needpix

¿Cuál es el origen del popular ‘pan de gambas’ que sirven en los restaurantes chinos?

Raro es el restaurante chino en el que, al sentarte en la mesa y hacer la comanda, no te sirvan como aperitivo, mientras esperas la comida, una cesta conteniendo unas sabrosas cortezas blancas (o de algún color pastel como el rosa o azul celeste) y que son conocidas como ‘pan de gambas’.

¿Cuál es el origen del popular ‘pan de gambas’ que sirven en los restaurantes chinos?

Pero este snack, al igual que otros muchísimos platos que sirven en este tipo de restaurantes, no es originario de la cocina china, sino que son préstamos gastronómicos que los orientales hacen de otras cocinas de países de su entorno, sobre todo del sureste asiático.

Por ejemplo, es muy común encontrar en la carta de los restaurantes chino que sirvan sushi, cuyo origen es japonés, e incluso las famosas ‘galletas de la suerte’, tan vinculadas a los chinos, que, en realidad, son un invento que tiene poco más de un siglo (1909) y que se ideó en un restaurante japonés de San Francisco, tal y como os expliqué tiempo atrás en otro post: https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/sabias-que-las-galletas-de-la-fortuna-chinas-no-se-inventaron-en-china

Con el pan de gambas ocurre prácticamente lo mismo y la popularización de los restaurantes chinos en occidente, en las últimas décadas, ha hecho que ese aperitivo haya quedado vinculado a su cocina.

Pero en realidad este snack es de origen sudasiático y varios son los países que se disputan ser los creadores del mismo, entre ellos Indonesia, Vietnam o Malasia, siendo los indonesios quienes, con mayor probabilidad, sean sus verdaderos creadores.

Allí se conoce como ‘krupuk’ y el origen de este término es onomatopéyico, ya que hace referencia al sonido crujiente que hace esas cortezas al ser mordidas.

En China, al igual que Malasia y otros países del entorno, es llamado ‘keropok’ e incluso podemos encontrar que son muy populares en los Países Bajos (donde es conocido como ‘kroepoek’) debido a las colonias que tuvieron los neerlandeses en el sureste asiático.

Aquí lo conocemos como ‘pan de gambas’ aunque, a decir verdad, los que nos sirven y comemos, poco o nada de gambas llevan.

Su composición es a base de una masa que se realiza con almidón de patata o tapioca, a la que se le mezcla una pasta realizada con restos de pescado o marisco, muy similar a la usada para hacer los ‘palitos de surimi’ o las conocidas como ‘gulas’ y de la que ya os hable tiempo atrás en otro post: https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/conoces-el-origen-de-los-famosos-palitos-de-surimi. También suele añadirse algún tipo de sazonador o potenciador de sabor (como el glutamato monosódico) e incluso colorante. Todo ello, bien mezclado, sirve para hacer unos cilindros que, tras cocerse al vapor, son cortados en finos discos para posteriormente ser introducidos en una freidora con abundante aceite hirviendo y en donde cogen la característica forma ondulada y crujiente.

 

 

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Fuente de la imagen: dragonoriental

¿Sabías que Stalin ordenó asesinar a John Wayne?

¿Sabías que Stalin ordenó asesinar a John Wayne?

Entre 1949  y 1953 – en los inicios de la Guerra Fría y primeras tensiones políticas entre Estados Unidos y la Unión Soviética- el famoso y carismático actor John Wayne se puso al frente de la MPAPAI, siglas de la ‘Alianza Cinematográfica para la Preservación de los Ideales Americanos’ (Motion Picture Alliance for the Preservation of American Ideals) la organización con la que los miembros más conservadores de la industria del cine querían preservar el modelo de vida y político americano frente a la cada vez mayor presencia de personas que simpatizaban con el comunismo soviético.

Wayne se convirtió en un férreo defensor del patriotismo estadounidense y colaboró activamente desde la organización en denunciar a todos aquellos compañeros de profesión de los que se sospechaba que colaboraban con los comunistas o comulgaban con dichos ideales.

El exceso de celo del actor lo llevó a ser en multitud de ocasiones un tipo despreciado por gran parte de sus compañeros, además de llegar a oídos del Kremlin su odio hacia  los comunistas, provocando que el propio Iosif Stalin ordenara a miembros de la NKVD (predecesora del KGB) que algún agente soviético infiltrado en suelo estadounidense se encargara de asesinar a John Wayne.

A lo largo de los siguientes años, varias veces fueron las ocasiones en las que el actor estuvo a punto de morir, pero los asesinos siempre fueron descubiertos, ya que Wayne disponía de seguridad personal que lo protegía día y noche.

La orden de Stalin estuvo en vigencia a lo largo de toda una década hasta que, tras el fallecimiento del dictador soviético, su sucesor –Nikita Jrushchov– la anuló. A pesar de ello, Wayne ya era un objetivo en el punto de mira de muchos comunistas que lo odiaban y varias las ocasiones en las que se le intentó matar a lo largo de los siguientes años; una de ellas en 1966 durante un viaje que realizó a Vietnam en el que estuvo muy cerca de morir a causa de las balas disparadas por un francotirador desplazado hasta allí desde la China comunista de Mao Tse-Tung.

 

Te puede interesar leer: ¿Sabías que la ‘Plaza Roja de Moscú’ no se llamaba originalmente así por el color rojo?

 

Fuentes de consulta: neatorama /  ‘John Wayne: El hombre detrás del mito’ de Michael Munn / keywiki / Cuaderno de Historias
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Sabías que las galletas de la fortuna chinas no se inventaron en China?

¿Sabías que las galletas de la fortuna chinas no se inventaron en China?Cada vez son más los restaurantes chinos en los que, a la hora del postre, sirven unas crujientes galletitas con un original diseño y que llevan en su interior un papelito donde viene algún tipo de predicción o mensaje, siendo conocidas popularmente como ‘galletas de la fortuna’‘galletas de la suerte’.

Al contrario de lo que muchísima gente pueda pensar, estas obleas no se originaron en China ni tienen tras de si una antiquísima tradición milenaria, ya que en realidad se inventó en la primera década del siglo XX en los Estados Unidos.

Además de tener ese ‘reciente’ origen de tan solo un siglo y una ubicación que nada corresponde con lo que ahora nos hacen creer, su inventor tampoco era de origen chino sino que era originario de Japón, aunque llevaba viviendo media vida en Norteamérica.

Makoto Hagiwara regentaba el Japanese Tea Garden, dentro del parque Golden Gate de la ciudad de San Francisco, y en 1909 comenzó a servir como acompañamiento del té unas crujientes galletitas que en su interior escondían distintos mensajes, la mayoría antiquísimos proverbios japoneses y alguna que otra predicción.

El señor Hagiwara se había inspirado en la receta de los senbei, unas galletas de arroz típicas de su Japón natal.

Con los años el salón de té se hizo muy popular, importándose la idea de las galletas de la suerte a otros puntos del planeta.

¿Sabías que las galletas de la fortuna chinas no se inventaron en China?Pero no fue hasta 1989 en el que un empresario de Hong Kong comenzó a comercializarlas en su tienda de artículos de importación y delicatesen y en el que las vendía bajo el eslogan publicitario de ‘Las genuinas galletas de la suerte americanas’, vendiendo grandes cantidades a los turistas que hasta allí viajaban, pero que las adquirían y llevaban a sus países creyendo que habían comprado el souvenir  de un producto típico de China.

A partir de ahí se comenzó a popularizar y comercializar en el resto de China, convirtiéndose en uno de los productos más conocidos, comprados y exportados. La expansión empresarial del país abriendo restaurantes y negocios en cualquier punto del planeta ha ayudado a convertir a las galletas de la fortuna en algo que todo el mundo identifica con ellos, cosa que les ha ido francamente bien, teniendo en cuenta de que no la inventaron ellos ni es originaria de ese país ni cultura.

Hay que destacar que durante algunos años hubo una pugna y debate sobre quién era realmente la persona y el lugar donde se inventaron las galletas de la suerte, disputándole la paternidad del invento de Makoto Hagiwara un hongkonés afincado en Los Ángeles llamado David Jung; aunque cabe decir que los primeros indicios de comercialización por parte de Jung son de 1918, nueve años después de que lo hiciera Hagiwara.

A pesar de esos indicios, no fue hasta el año 1983 en el que se determinó que las galletas de la suerte eran originarias de Makoto Hagiwara y nacieron en San Francisco en 1909.

Como nota curiosa, añadir que muchas son las personas que coleccionan todos los mensajes que van apareciendo dentro de las galletas de la suerte, habiendo foros y páginas especializados donde se publican, intercambian e incluso se hacen auténticos negocios. También hay quien dice que le ha tocado la lotería gracias a jugar a los números que le aparecieron en una galleta.

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos’

 

Fuentes de consulta: snopes / discovernikkei / nytimes / hanascape
Fuente de las imágenes: Angela Mabray (Flickr) / Juan Eduardo Donoso (Flickr)

¿Cuál es el origen de expresiones como “Naranjas de la China” o «Nanay de la China»?

Seguramente la mayoría de nosotros cuando alguien nos ha contado algo que no nos creemos en absoluto o que nos causa asombro y extrañeza hemos usado la expresión «¡Naranjas de la China!» o «¡Nanay de la China!», pero ¿cuál es el origen de esas expresiones y qué relación tienen con aquel lejano país?

La segunda expresión es mucho menos empleada que la primera (aunque «nanay» está recogido en el Diccionario de la RAE), pero curiosamente ha dado lugar a una simpática «leyenda urbana» por internet que la asocia con una de las etnias minoritarias de china, los «nanái» (con «i»). Sin embargo, el nombre de esta etnia en chino es «赫哲族«, lo que se pronuncia «hèzhé zú», siendo «nanai» una deformación de su nombre ruso «нанайцы». Cuesta pensar que nuestros padres y abuelos, a quienes hemos oído alguna que otra vez la expresión «nanay de la china», tuviesen el acceso a la información suficiente como para hacer referencia al nombre (¡en ruso!) de una desconocida y minúscula etnia ruso-china. De hecho, en occidente prácticamente se desconocía la existencia de los nanái hasta que la película «Dersu Uzala» de Akira Kurosawa, protagonizada por un miembro de esta etnia, ganó el Oscar en 1975.
En resumen, no existe ninguna prueba documental que ratifique que el origen de la expresión «nanay de la China» sea la indicada etnia «nanái», así que casi con toda seguridad nos encontramos ante otra de tantas «leyendas urbanas» fruto del uso (y a veces abuso) de la información disponible en internet.

Todo parece indicar que la palabra nanay es algún tipo de distorsión de la expresión “nada de nada” o muy posiblemente de la forma “na de na”

¿Y la primera expresión, la de «¡Naranjas de la China!»? En ese caso sí que está documentado un origen plausible de la expresión. De acuerdo al libro «Del hecho al dicho» de D. Gregorio Doval (Ed. Del Prado, Madrid, 1995), antiguamente la gente no creía que fuera posible traer naranjas en buen estado desde un país tan lejano como China (aunque aquella región sea, de hecho, de donde proceden originariamente las distintas especies de cítricos que cultivamos en nuestras tierras, como es el caso de nuestra querida naranja). Por ello, cuando algún frutero afirmaba que las naranjas que vendía procedían de aquel remoto país, la gente se lo tomaba como una invención, fruto de la fantasía y del afán comercial del individuo, pero algo evidentemente imposible (para los medios de transporte de aquella época, claro).

A pesar de ello, nuestro mundo globalizado ha dado un vuelco a esta expresión ya que en la actualidad la auténtica «naranja china» (también denominada kumquat o quinoto) se cultiva no sólo en Europa, sino también en algunas regiones de Estados Unidos, Argentina, y Brasil, así que cuando alguien nos intente vender «naranjas de la china», quizá hoy día antes de responder con la interjección de sorpresa y negación que usaban nuestros antepasados deberíamos preguntar: «pero… ¿a qué se refiere usted exactamente? ¿a su variedad o a su procedencia?»

 

Para la realización de este post he contado con la inestimable colaboración de Fernando García-Quismondo (Chinoesfera)

¿Sabías que en el idioma chino se utilizan algunos números para insultar?

Evidentemente también se usan palabras e incluso símiles de animales, pero muchos ciudadanos de origen chino prefieren insultar diciendo números.

Por ejemplo, para decir a alguien que tiene poco valor utilizan el número 250 (二百五/er4bai3wu3). El motivo viene de la antigua costumbre de atar con una cuerda las monedas de cobre que tenían un agujero en el centro. Hacían grupos de 1.000 piezas que formaban un 弔子/diao4zi. Decirle a alguien que es un 250 es indicarle que sólo vale un cuarto y por lo tanto que no vale mucho.

Para llamar tonto a alguien le dicen que es un 2 (你二啊!/ni3er4a!). Aunque no queda del todo claro el motivo que lo originó, se usa para indicar al insultado que es un ‘segundón’ y que jamás podrá ser el primero en algo («¡ah, eres un dos!» sería su traducción literal).

Un insulto que se originó en Shanghái y se utiliza principalmente en el sur de China es decirle a alguien que es un ’13 horas’ (十三点/shi2san1dian3) para referirse a él como loco o pirado. Viene de los relojes  con esferas de 12 horas y de cuando no se utilizaba el formato horario de 24 horas. Las 13 horas era una hora imposible, ya que después de las doce volvía a ser la una. Decir que una persona era un trece horas se usaba para indicar que era extraña e imposible, lo que ellos traducen como loco o pirado.

No te pierdas el episodio #1 del podcast «Ya está el listo que todo lo sabe» dedicado a los isultos, origenes y sus curiosidades

 

Portada Vuelve el listo que todo lo sabe

 

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Fuente de consulta: Fernando Garcia-Quismondo – Chinoesfera