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¿Cuál es el origen de la expresión ‘¡Voto a Bríos!’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘¡Voto a Bríos!’?

La famosa y antiquísima expresión «¡Voto a Bríos!» no proviene de ninguna intención de votar, con intención de dar apoyo a un candidato político, que se denomine Bríos. En realidad se trata de un eufemismo con que se expresaba la intención de rogar o jurar por Dios sin nombrarlo y, por tanto, no blasfemar. Debemos tener en cuenta que, durante gran parte de la Historia, todo aquello que pronunciar el nombre de Dios en vano estaba considerado pecado, siendo perseguido por la justicia; por lo que, gracias al ingenio de la época, se buscó una fórmula en la que se enmascaraba el nombre del Creador de una forma en la que no pudiesen acusarles de herejía al pronunciarla.

Algo muy similar ocurrió por la misma época con el otro famoso eufemismo «¡pardiez!» (¡Por Dios!). Podemos encontrar ambas formas ampliamente referenciadas en textos del Siglo de Oro español por autores como Cervantes, Lope de Vega o Quevedo y posteriormente en obras de Zorrilla, Jovellanos o Bretón de los Herreros.

Ya en el siglo XX, el eufemismo ¡Voto a Bríos! apareció con frecuencia en las aventuras de ‘El Guerrero del Antifaz’, unas historias ilustradas (lo que conocíamos como tebeos y que actualmente se denomina cómic) sobre un heroico batallador de la época de la Reconquista Española que lo exclamaba mientras luchaba contra los llamados ‘infieles’. Fue creado en 1943 y se publicó ininterrumpidamente a lo largo de dos décadas (posteriormente se realizaron nuevas reediciones).

 

 

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¿Puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?

¿Puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?A lo largo de la Historia hemos podido comprobar la estrecha vinculación que ha habido entre numerosísimos gobernantes y la Iglesia, existiendo largos periodos en los que la mayoría de leyes estaban dictadas y regidas por la propia curia eclesiástica. Famosos fueron los tribunales de la Santa Inquisición donde miles de personas murieron o fueron torturadas tras ser acusadas de herejes, brujas o no ser del agrado del religioso de turno. Tampoco podemos olvidar todas aquellas Guerras Santas y ataques terroristas hechos en el nombre de Dios o lo mucho que han mandado (y siguen haciéndolo) los diferentes líderes de todas y cada una de las religiones que hay en el planeta.

Si nos centramos en los representantes de la Iglesia Católica (religión mayoritaria en España, a pesar de ser un Estado aconfesional, tal y como indica el artículo 16.3 de la Constitución española), nos damos cuenta que hoy en día los representantes religiosos siguen teniendo una gran influencia y poder en las decisiones políticas.

Pero, tal y como planteo en el título de este post ¿puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?…

La respuesta es NO, pero es un ‘no’ con algunos matices.

Por un lado, según podemos encontrar en diferentes puntos de los artículos 285 (§ 3) y 287 (§ 2) del Código de Derecho Canónico (conjunto de normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia católica) los religiosos no pueden participar de la vida política de un país ni presentarse en unas elecciones generales:

[…]Está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil[…], […]No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales […]

Pero también podemos encontrar alguna que otra puntualización como la que indica: […]a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común[…]

 

Post realizado a raíz de la consulta que me hizo llegar Laura Rodriguez a través del apartado de contacto de este blog

 

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Fuentes de consultas: diocesisdecanarias /  Código de Derecho Canónico (Vatican.va)
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¿Cuál es el origen de la palabra ‘alcalde’?

¿Cuál es el origen de la palabra ‘alcalde’?A través de las elecciones municipales, en España se elige democráticamente a los concejales que formaran parte de las alcaldías de todos los municipios del país. Aquella lista que consiga reunir más votos o apoyo de más concejales gobernará y de ahí saldrá la persona elegida como ‘alcalde’ (normalmente el candidato que encabeza la lista), quien se encargará de presidir el ayuntamiento y será el máximo responsable.

Era común que desde la antigüedad, y mucho antes de ser elegidos democráticamente, este cargo recayese en el juez del lugar, persona que se encargaba de velar por el cumplimiento de la ley y legislarla en cada población.

De la figura de estos fue de donde surgió el término alcalde para referirse a ellos, debido a que este vocablo de origen árabe significa literalmente ‘el juez’ (al- qâḍi).

La palabra alcalde está compuesta por ‘al’ utilizado en la legua árabe como artículo (el), tan presente en el inicio de tantísimas palabras que utilizamos actualmente, y ‘qâḍi’ (juez).

 

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Fuentes de consulta: Tratado de la jurisdicción de los alcaldes ordinarios de Vicente Vizcaino Perez / RAE / etimologias.dechile
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¿Cuál es el origen del término ‘candidato’?

¿Cuál es el origen del término ‘candidato’?Cada vez que se convocan elecciones una de las palabras que más se repite durante toda la campaña electoral es el término ‘candidato’, encontrándonos que el Diccionario de la RAE la define con las siguientes acepciones: 1) Persona que pretende alguna dignidad, honor o cargo y 2) Persona propuesta o indicada para una dignidad o un cargo, aunque no lo solicite.

El origen del término lo hallamos en el latín candidātus, cuyo significado era ‘el que viste de blanco’. Y es que ese era el color de la toga de aquellos que en la Antigua Roma pretendían acceder a un cargo público o político.

El blanco determinaba la pureza y honradez de las personas destinadas a representar al pueblo o al Estado (unas cualidades que debían poseer los aspirantes y motivo por el cual vestían de ese color).

Candidātus era participio de los verbos candere (ser blanco, pero también brillar o arder) y candidare (blanquear, poner algo blanco) y de éstas han nacido otros muchos términos como ‘cándido’ (sencillo, sin malicia ni doblez), candelabro, candelero, candela o incandescente (por poner unos pocos ejemplos).

 

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Fuentes de consulta: Gente Despierta (RNE1) / etimologias.dechile / molinodeideas / RAE
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