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El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Nuestra lengua es rica en expresiones, refranes y aforismos que tratan sobre cualquier tema y ocasión. Los tenemos dedicados a temas meteorológicos, a las diferentes estaciones del año, a los meses y los que mencionan personas, lugares y animales (por poner unos pocos ejemplos).

Entre toda la amalgama de expresiones que existen hay algunas muy concretas en las que en el enunciado se menciona a algún animal, pero que, curiosamente, poco o nada tienen que ver realmente con los animales, ya que muchas de ellas han acabado nombrándolos por la perversión del lenguaje oral que ha ido pasando de una generación a otra o simplemente porque ese vocablo ha sido creado por alguna jerga (como el de la germanía) que lo utilizaban metafóricamente para referirse a otra cosa sin que los demás se enteraran.

Montar un pollo

La forma original (y correcta) de la expresión es ‘montar un poyo’, aunque el diccionario de la RAE admite desde hace unos años que se escriba ‘montar un pollo’ a pesar de que la locución no se refiera a la cría se la gallina.

El poyo (pollo) al que hace referencia es al podio o pequeña tribuna portátil (que tenía que ser montada) sobre las que se subían oradores que llegaban a una plaza pública y desde la que hablaban a los presentes. Normalmente eran consignas políticas que atacaban a algún partido político o al gobierno, por lo que, a menudo, solía armarse algún que otro altercado entre los asistentes y el orador. Dicha tribuna portátil  era conocida popularmente como ‘poyo’, un término que proviene de la palabra en latín ‘pódium’ y cuyo significado es ‘podio’.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

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Tener la mosca detrás de la oreja

La mosca a la que se refiere la expresión (que viene a indicarnos el acto de estar alerta, atento o expectante ante una situación) no es al insecto, sino a la ‘mecha’ (también llamada llave de mecha o serpentín) con la que antiguamente se encendía el arcabuz (arma de fuego utilizada entre los siglos XV y XVII) para hacerlo disparar. El soldado portador de dicha arma, también conocido como arcabucero, se colocaba la mecha sobre la oreja (del mismo modo que algunos operarios pueden ponerse un lapicero o alguien llevar un cigarrillo) y se mantenía alerta y preparado ante un posible ataque. En caso de necesidad solo tenía que echar rápidamente mano de ella, encender el arma y disparar.

Llevarse el gato al agua

El gato de esta expresión es una forma metafórica de indicar cómo se dejaba al adversario tras un ejercicio de resistencia y fuerza (a cuatro patas, o lo que es lo mismo… a gatas) y que ya se practicaba en la Antigua Grecia.

En sus inicios, este ejercicio se realizaba en las instrucciones militares y con los años ha acabado convirtiéndose es el famoso juego llamado ‘tira y afloja’, el cual consiste en que dos grupos contrincantes tiran cada uno desde una extremidad, hasta tumbar/arrastrar unos a los otros.

En sus orígenes se realizaba teniendo un charco o rio de por medio y ganaba aquel equipo que lograba lanzar al suelo y arrastrar a sus contrincantes hacia el terreno de ellos, cruzando la línea divisoria que marcaba el agua. De ahí que quedasen a gatas.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Aburrirse como una ostra

El origen de la expresión no debemos buscarlo en el comportamiento de este preciado molusco (el cual, evidentemente, no se sabe si se aburre o no) sino al apócope de la palabra ‘ostracismo’, que era el término con que era conocido el destierro que se practicaba antiguamente la Antigua Grecia y al que se sometía a aquellos individuos que eran considerados como un ‘elemento peligroso para la comunidad’, teniendo que abandonar Atenas y permanecer exiliados y alejados de cualquier contacto con otras personas durante un tiempo (semanas, meses, años…). Ese destierro obligatorio los condenaba a estar lejos de la familia y vivir en soledad, y en consecuencia al aburrimiento, lo que dio origen a la expresión ‘aburrirse como un ostracista’, que, con el tiempo acabó en el apócope de ostra.

La palabra ostracismo no proviene de ‘ostra’ sino de óstrakon que es el modo al que se le llamaba a la concha de cerámica en la que se escribía el nombre de la persona a la que se quería desterrar.

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Aflojar la mosca

Nuevamente nos encontramos con otra expresión que utiliza el término ‘mosca’ y que no se refiere al insecto ni a una mecha (como la de la expresión ‘Tener la mosca detrás de la oreja’), sino que este fue un vocablo inventado y utilizado entre los pícaros y ladronzuelos del conocido como ‘Siglo de Oro’ (siglos XVI y XVII) para referirse al dinero con la intención de solo entenderse entre ellos.

Al dinero lo llamaban ‘mosca’, ya que éste lo conseguían como el que atrapa una mosca al vuelo (en clara referencia al insecto), quedando esas monedas bien sujetas en el puño del ladronzuelo. A la hora de repartir el botín con sus compinches se debía aflojar la mosca (abrir el puño para que los demás cogieran su parte).

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

 

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Aquí hay gato encerrado

Sin dejar el Siglo de Oro ni a los pícaros ladrones, la expresión ‘aquí hay gato encerrado’ no hace referencia a minino alguno sino a la bolsa o talego en el que en esa época se guardaba el dinero.

Ese saquito con las monedas solía guardarse entre las ropas con el fin de no ser robado, pero la víctima que estaba en el punto de mira de los rateros era observado para ver si llevaba y dónde se lo metía, por lo que la consigna que se daban entre sí los ladrones era diciendo que había allí había ‘gato encerrado’ o, lo que es lo mismo, una bolsa escondida con dinero.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animales

Tener vista de lince

En realidad la expresión debería ser ‘tener vista de Linceo’ y en su origen hacía referencia a un personaje de la mitología griega conocido por tener una vista prodigiosa (que alcanzaba hasta lo inimaginable y que incluso podía atravesar los objetos). Linceo fue uno de los argonautas que junto a Jason fueron a la búsqueda del ‘vellocino de oro’.

Con el tiempo la expresión cambió a ‘tener vista de lince’ y muchos fueron lo que creyeron que la locución provenía del felino, debido a que este animal también se le otorgaba una prodigiosa vista (de hecho el lince se llama así por Linceo).

Sudar como un cerdo

Los cerdos no sudan (al carecer de glándulas sudoríparas) y por tanto la locución no puede referirse al animal.

El origen de algunas expresiones que nombran un animal y que nada tienen que ver con animalesEn realidad esta expresión la recibimos del inglés y es una traducción literal de su ‘Sweating Like A Pig!’ (¡sudar como un cerdo!), pero el cerdo al que se refiere la expresión anglosajona no es el animal sino el ‘pig iron’ (lo que en nuestra lengua se conoce como ‘arrabio’, que es el producto resultante de la fundición del hierro en un alto horno).

Los ingleses le dieron el nombre de ‘pig iron’ debido a que cuando el mineral era convertido en hierro líquido (fundiéndolo a temperaturas extremas) era pasado a unos moldes donde debía enfriarse sin ser movido. Ese molde recibía el nombre de ‘pigs’ debido a que recordaba por su forma  a las mamas de una cerda. Se sabía que ya estaba lo suficientemente frío para poder ser trasladado cuando se creaba una capa de rocío (sudor) sobre la placa: sweat pig (cerda sudorosa).

De ahí surgió la expresión ‘Sweating Like A Pig’ que nosotros tradujimos como ‘sudar como un cerdo’ (o una cerda) pero que nada tiene que ver con el animal o su transpiración y sí con el molde donde se deja enfriar el hierro fundido.

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

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Fuentes de las imágenes: Leonard Bentley (Fickr)ocesaronada / captura Youtube / Wikimedia commons / pixabay / Wikimedia commons / fifasoccerblog / ariescbautista

Leonardo da Vinci y su gran amor por los animales [Anécdota]

Leonardo da Vinci y su gran amor por los animales [Anécdota]Explica Giorgio Vasari, en su obra publicada en 1550 ‘Le Vite de’ più eccellenti architetti, pittori et scultori italiani’ (Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos), el gran amor y respeto que sintió Leonardo da Vinci por todos los animales, llegando a poseer durante su vida varios caballos, perros y otros animales a los que quiso y domesticó.

Al respecto, incluye en el libro una anécdota en la que describe cómo el genio renacentista en más de una ocasión al pasear por el mercado de Florencia si veía algún puesto en el que vendían pájaros los sacaba todos de las jaulas y los dejaba volar en libertad allí mismo.

Eso sí, acto seguido pagaba al vendedor el precio que tenían las aves.

 

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Sabías que las mascotas también tienen un ‘Banco de sangre’?

¿Sabías que las mascotas también tienen un ‘Banco de sangre’?Estamos acostumbrados a ver noticias relacionadas con llamamientos y captaciones  para que las personas acudamos a donar y así poder abastecer a los Bancos de sangre que hay repartidos en diferentes puntos de nuestra geografía.

Pero ¿sabíais que las mascotas también tienen su propio ‘Banco de sangre’?

El primero que se creó en nuestro país tan solo tiene poco más de una década, pero desde entonces muchísimos han sido los casos en los que se ha podido realizar transfusiones a perros y gatos, ayudándoles así a recuperarse de alguna enfermedad y/o accidente.

Al igual que los seres humanos, los animales tienen diferentes grupos sanguíneos, por lo que es conveniente que reciban las transfusiones de su mismo grupo (ocho grupos en el caso de los perros y tres en el de los gatos).

Varios son los requisitos para que una mascota pueda convertirse en donante: en los perros que pese más de veinte kilos y cuatro en el caso de los gatos y en ambos casos es preciso que gocen de buena salud y no hayan recibido anteriormente una transfusión.

Los bancos de sangre para mascotas pueden ser de carácter público o privado. En los siguientes enlaces encontraréis más información sobre los mismos y a dónde os podéis dirigir en caso de estar interesados en que vuestra mascota se convierta en donante:  ctveterinaria, hvmaresme, hvmontjuic, montorobotella, otros bancos de sangre veterinarios en el extranjero.

 

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Fuente de la imagen: cvm.msu.edu

¿Por qué hay animales que no enferman por comer carroña y los humanos sí?

¿Por qué hay animales que no enferman por comer carroña y los humanos sí?A través de la página en Facebook de este blog, Almudena Blasco me pregunta sobre el porqué hay animales que comen carroña (carne en mal estado/putrefacta) y no les pasa nada y sin embargo los seres humanos enfermaríamos.

El ser humano no está dotado de un aparato digestivo preparado para ingerir alimentos que contengan cierta cantidad de bacterias y/o microorganismos patógenos (como carne en mal estado, putrefacta y diversos alimentos caducados y/o estropeados), enfermando y contrayendo diversas infecciones por salmonella, E. Coli o listeria (entre otras).

Pero sorprendentemente en el reino animal hay una serie de  ellos que sí están preparados genética y orgánicamente para alimentarse de la carroña que hay en la naturaleza sin que les ocurra absolutamente nada.

Animales como los buitres o las hienas están dotados por unos poderosísimos jugos gástricos que podríamos calificarlos como de ‘ácido puro’,  por lo que, tal y como digieren la carne putrefacta, las bacterias y virus que contiene quedan destruidos al instante.

La propia evolución ha propiciado que, por el hecho de incluir en nuestra dieta alimentos cocinados, los jugos gástricos de los humanos se hayan convertido con el paso del tiempo en mucho menos corrosivos que el de la mayoría de animales (nuestros ancestros comieron carne cruda e incluso carroña sin que nada les pasase porque, por aquel entonces, estaban preparados para ello ); pero el que sea menos corrosivo que antes no quiere decir que el ácido que contiene no sea capaz de digerir potentemente algunos elementos (entre ellos metales, vidrio o plástico, además de los propios alimentos).

 

 

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Fuente de la imagen: horrorhappyhour

¿Los animales pueden sonreir?

Seguro que más de una vez te ha parecido ver en tu animal de compañía algo parecido a una sonrisa ¿lo es realmente? ¿Tienen los animales la capacidad de sonreír ligada a una emoción determinada o es solo un gesto carente de significado?

Es cierto que son capaces de sentir y expresar emociones, corren, brincan, mueven la cola, te lamen la mano… Según el profesor Nicholas Dodman de la Escuela Cummings de Medicina Veterinaria de la Universidad Tufts (Massachusetts) es posible que los animales sientan no solo emociones primarias tales como miedo, ira, tristeza y felicidad, sino también emociones secundarias como vergüenza y celos, llegando incluso a poder transmitirlas.

Mediante el estudio de su expresión facial, especialmente en los perros, se puede ver la curvatura perteneciente a una sonrisa, hecho mucho más difícil de identificar en un gato ya que su boca es curva y es más complicado determinar si lo que pretenden es sonreír; lo que sí se puede afirmar es que también son susceptibles de experimentar y comunicar emociones y sentimientos.

También señala que hay otros animales capaces de demostrar emociones, por ejemplo los chimpancés, que pueden reflejar en sus expresiones su deseo de jugar, y las menos atractivas ratas. Según un estudio publicado por la Universidad de Washington éstas últimas son capaces de vocalizar un sonido primitivo y chirriante que podría ser parecido a la risa cuando se les hace cosquillas o juegan con sus congéneres.

Y saliendo del mundo de los mamíferos, el profesor de Psicología de la Universidad de Tennessee, Knoxville Gordon, comprobó que las tortugas juegan, y que los animales no mamíferos también son capaces de disfrutar del juego.

Aunque no hay un acuerdo absoluto entre todos los especialistas e investigadores, son mayoría aquellos que opinan que la evolución en los animales los ha llevado a poder experimentar una amplia gama de sentimientos, entre ellos el simple hecho de sonreír, como respuesta a un estímulo.

 

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Fuentes de consulta: Ciencia curiosa / mund0-f3liz / BBC