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¿Cómo comprobaban antiguamente si una moneda era falsa?

Desde la antigüedad se ha estado acuñando monedas a base de metales como el oro, plata (o una aleación de ambos), cobre, bronce, vellón (aleación de cobre y plata) e incluso con aleaciones de níquel o plomo. Aquellos metales que no eran nobles solían ser bañados con alguna capa de oro o plata.

¿Cómo comprobaban antiguamente si una moneda era falsa?

Esto se ha estado llevando a la práctica desde la invención de la moneda como objeto de pago en transacciones comerciales (antes se usó la sal, piedras, el trueque de productos o animales…).

Pero llegó un momento en el que el acuñar monedas se convirtió en algo que casi cualquier persona con un poco de habilidad podía hacer y empezaron a aparecer piezas de dinero que realmente no tenían el valor que se les asignaba, debido a que se realizaban con metales baratos (como el níquel, plomo, cobre o bronce) y después eran bañados por oro o plata para hacerlas pasar por monedas de mayor valor.

Una de las tácticas utilizadas desde la antigüedad por los comerciantes para comprobar si se trataba de una moneda falsa con lo que le habían pagado (y que hoy en día todavía hay quien hace uso de ello, incluso en el mundo de la joyería) era usando lo que comúnmente se conoce como ‘piedra de toque’.

Ésta consistía en una piedra similar al mármol con la que se rayaba la moneda sospechosa y posteriormente se le añadía una gota de ácido nítrico, un potente líquido corrosivo. Si la moneda estaba acuñada con metal noble no ocurría absolutamente nada, pero si se había realizado con aleaciones de metales de baja calidad, la muesca que se le había hecho con la piedra de toque se ponía de color oscuro.

La muesca realizada con la piedra de toque también servía para ver el color interior de la moneda y comprobar con algunas muestras que se tenía a que metal o aleación correspondía.

Evidentemente existían otros métodos para detectar las monedas falsas, como podía ser midiéndolas, comprobando el peso, pegándoles un mordisco (si se doblaba o dejaba marcas profundos los dientes era señal de su falsedad) e incluso haciéndolas caer sobre una superficie (como un mármol) y dependiendo del sonido y rebote que pegase se podía averiguar.

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘No hay tu tía’?

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La expresión ‘No hay tu tía’ es utilizada coloquialmente para referirse que no hay remedio respecto a alguna cosa e incluso se llega a utilizar para decir que no hay manera de que ocurra algo o es imposible: «Estoy desesperado, no hay tu tía de que me haga caso».

En realidad la frase es una derivación errónea de la original «no hay atutía». La atutía era el resto de óxido de cinc que quedaba adherido en las paredes de los hornos tras la fundición del latón (aleación de cobre y cinc).

Siguiendo la receta de la antigua medicina árabe, de donde procede la palabra (attutíyya), se preparaba un ungüento medicinal realizado con este hollín de óxido de cinc y que era utilizado para curar todo tipo de enfermedades, sobre todo oculares.

Con el transcurrir de los siglos la palabra perdió la primera letra, quedando en «tutía» y así es como debería escribirse la famosa expresión: «No hay tutía».

 

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