De sobras era conocida la condición de alcohólico, mujeriego y deslenguado del famoso actor John Barrymore, quien aprovechaba cualquier ocasión que tenía para tomarse unos tragos e intentar seducir a alguna mujer.
En cierta ocasión, después de un largo día de rodaje, el actor fue a tomar unas copas junto algunos compañeros a Lucey’s, un local de moda en Hollywood y que además se encontraba relativamente cerca de los estudios Paramount.
Tras unos cuantos tragos Barrymore sintió la imperiosa necesidad de acudir al baño para vaciar su vejiga y debido a su condición ligeramente ebria entró sin percatarse en el aseo de señoras, donde se puso a orinar la mar de tranquilo. De repente entró una mujer y sorprendida de ver allí a un hombre orinando espetó enojada:
«¡Pero cómo se atreve, esto es para señoras!»
El actor se volvió hacia la mujer y, mientras aguantaba el miembro con la mano, le contestó con una impostada voz actoral:
«Y esto, señora, también lo es»
Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog
Pues me parece una anécdota de lo más guarra y solo espero con todo mi corazón que el marido de la señora estuviera cerca para poder corregir el atroz comportamiento de este sucio tipejo.
27 agosto 2014 | 11:29
vaya mentalidad…. atroz lo tuyo.
Me parece muy oportuna la anécdota 😉
27 agosto 2014 | 11:44
Vaya tontada
27 agosto 2014 | 13:13
Barrymore iba muchas veces bastante borracho a rodar, aún así era un gran actor lo mismo que sus hermanos Ethel y Lionel.
27 agosto 2014 | 15:47
Lo que no cuenta la historia es lo que sucedió después, ya desmontaría todas las teorías sobre las mujeres: ante tal actitud de machote y de malote, a la señora se le mojaron las bragas ya que su chumino estaba ardiendo. Se quitó el vestido, se bajó las bragas, se quitó el sujetador y le dijo a Barrymore: pues si su pene es para las mujeres no se diga más, y Barrymore se aproximó a ella, le dió la vuelta, la empotró contra la pared y la ensartó con su miembro mientras ella profería alaridos de dolor y de placer a mismo tiempo. «Házme tuya, cabrón, metémela hasta el fondo sin piedad», repetía una y otra vez la señora. «¿Te gusta eh zorra?
Y esa es la historia real, la que siempre nos han ocultado.
27 agosto 2014 | 17:01
Como está la gente,no se qué es más absurdo,si el del comportamiento atroz o el escritor salido,tampoco se xq pierdo tiempo en esto,pero no era de rigor no decir algo entre tanto absurdo,en fin…
27 agosto 2014 | 21:45