Jules Mazarin, más conocido como cardenal Mazarino (título que ostentaba a pesar de ser laico y no haberse ordenado eclesiásticamente), fue un conocido militar y hombre de Estado que ocupó los más insignes cargos (tanto al servicio del papa como del Reino de Francia), ganándose a lo largo de su vida un buen número de personas afines, pero también de enemigos y opositores.
El 9 de marzo de 1661 un miembro de la corte le comunicó al rey Luis XIV que Mazarino había fallecido:
«Sire, el cardenal ha entregado su alma a Dios»
A lo que el Rey Sol preguntó:
«¿Estáis seguro de que Dios la ha aceptado?»
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Es que para ser cardenal no hace falta ser cura. Ni para ser Papa, tampoco.
10 diciembre 2013 | 13:11
Me encantaría que se inventara la máquina del tiempo para que se metieran muchxs en ella y se fueran a aquellas épocas, para que acabaran espantados viendo cómo se pensaba, lo que se creía, los derechos humanos que había… Me encantaría que fueran con móviles, y fotografías… a ver cuánto duraban en sus tiempitos de valores y glorias… perdidas….
10 diciembre 2013 | 13:15
Religión y armas. Un coctel explosivo. No se si Dios lo aceptaría.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
11 diciembre 2013 | 7:49