El término ‘triquiñuela’, a pesar de no ser una de esas palabras que se utilizan excesivamente, tiene cierto encanto especial que, sobre todo, recuerda a tiempos pasados, cuando el lenguaje estaba repleto de vocablos singulares.
Se emplea la expresión ‘hacer triquiñuelas’ para referirse a aquella artimaña o astucia que se realiza para conseguir algún propósito (la palabra triquiñuela es comúnmente utilizada como sinónimo de trampa, engaño o truco). Y es precisamente ese último término (truco), pero en su forma inglesa: ‘trick’ de donde nos llega (seguro que a muchos de vosotros os sonara trick por el famoso ‘trick-or-treat’ [truco o trato] tan utilizado en Halloween). El término análogo de triquiñuela en el idioma de Shakespeare es ‘trickery’, de mismo significado que nuestra palabra.
Al inglés llegó aproximadamente en el siglo XIV a través del francés medieval ‘tricher’ (engañar) y éste provenía del latín vulgar ‘triccāre’ (comportarse de una manera evasiva).
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Debo agradecer al amigo Eduardo Basterrechea Molina (de Molino de Ideas) por ponerme en la pista de esta etimología.
Ahora las triquiñuelas son las que hacen los politicos haciendo promesas sorprendentes que una vez elegidos cambian haciendo lo contrario, o sea robando como locos cuanto pueden en connuvencia con los banqueros y otros mangantes
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18 febrero 2015 | 10:55