Archivo de marzo, 2017

¿Cuál es el origen del término ‘pordiosero’?

¿Cuál es el origen del término ‘pordiosero’? Se conoce como ‘pordiosero’ a aquella persona sin recursos que vive y se sustenta de pedir limosna.

El término surgió en la Edad Media y comenzó a utilizarse para hacer referencia a aquellos individuos que se ganaban la vida pidiendo limosnas a los demás, ya que éstos utilizaban la coletilla ‘por Dios’ con cada petición: ‘Deme una limosna, por Dios’, ‘Por Dios dele una limosna a este pobre mendigo’, ‘Por Dios, una limosna’.

Al estar convencidos de que se trataba de auténticos profesionales de la mendicidad, se le añadió el sufijo ‘ero’ al final de la coletilla que utilizaban (invocando a Dios), al igual que se hacía con otros oficios: tabernero, alfarero, herrero, carpintero…

Así es como surgió el término pordiosero: ‘por-dios-ero’.

 

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¿Por qué no escuchamos los latidos de nuestro propio corazón?

¿Por qué no escuchamos los latidos de nuestro propio corazón?

Salvo contadas excepciones o algunos momentos muy puntuales, no escuchamos los latidos producidos por nuestro propio corazón, cuando por norma general con solo acercar nuestro oído al pecho de otra persona somos capaces de oír el suyo con nitidez ¿por qué el que está en otro cuerpo sí y sin embargo el nuestro no lo oímos?

Pues por una sencillísima razón: para que nuestro cerebro no se vuelva loco ante el sonido continuo de dichos latidos, que se producen continuamente a lo largo de las 24 horas del día (evidentemente en unos momentos acelerado y en otros más pausado).

Un corazón sano late aproximadamente unas cien mil veces al día (cogiendo como media 70 latidos por minuto). Para evitar ese continuo pum-pum del músculo cardiaco el cerebro se encarga de enviar una señal a nuestro sistema auditivo para que quede bloqueado dicho sonido.

Con ello se pretende no padecer la continua molestia de oír todo el rato el latido además de facilitarnos que escuchemos, sin que nada nos interfiera, los sonidos que provienen de nuestro exterior, en muchos casos vitales para nuestra supervivencia.

Tal y como indico al inicio del post, hay momentos puntuales o contadas ocasiones en las que una persona pueda escuchar los latidos de su propio corazón, estos pueden ser en el momento de acostarse y apoyar la cabeza en la almohada (que desaparece, normalmente, al cambiar de postura), en momentos de tensión e incluso de sobreesfuerzo (debido a que nuestro cerebro al detectar los latidos acelerados sospecha que estamos viviendo un momento fuera de lo normal y quita el bloqueo auditivo) o porque se padece algún tipo de acúfeno (sensación auditiva no provocada por un sonido exterior) llamado en este caso ‘tinnitus pulsátil’.

 

 

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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [8]

Octava entrega de la serie de post dedicados a traer al blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Asueto: Jornada de fiesta que se toma una persona en sus obligaciones laborales o estudios, en un día que no es festivo, normalmente utilizado para arreglar ‘asuntos propios’ como ir al banco, hacer recados o simplemente descansar. Entre los funcionarios españoles se conoce este día también como ‘moscoso’ en referencia al exministro Javier Moscoso.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Cuesco: Nombre que recibe los huesos de la fruta; como el de la ciruela, cereza, nectarina. También se llama de este modo a la ventosidad (pedo) ruidosa, debido a que esa flatulencia recuerda al sonido de uno o varios huesos caer al suelo.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Saltatriz: Término que proviene del latín y que se usaba en la Antigua Roma para referirse a la mujer que tenía como oficio saltar y bailar, con el fin de entretener al público.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Chozno: Cuando alguien nombra a un chozno se está refiriendo a un nieto en cuarta generación o, para decirlo de otro modo, es el hijo del tataranieto de una persona.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Cabrillas: Las cabrillas son aquellas manchas coloradas que aparecen en las piernas cuando se está mucho tiempo al lado del fuego de una chimenea, hoguera…

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Intonso: Se usa el término intonso para referirse a una persona inculta o que nunca ha leído. Dicho término proviene de llamar así a dos páginas de un libro que siguen unidas y cuyo pliego no ha sido cortado.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Efélide: Modo en el que también se le llama a las ‘pecas’ (manchitas que salen en la piel)

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Siguemepollo: Se trata de una cinta de adorno que colgaba en la parte trasera del vestido de una mujer. Solía usarse en los vestidos elegantes usados en fiestas y actos sociales en los que siempre había algún joven muchacho (llamados antiguamente pollos) que iba detrás de alguna dama con el fin de cortejarla. Había todo un código de lenguaje no verbal en la forma de llevar dicha cinta, que indicaba las intenciones de la muchacha respecto al ‘pollo’

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Vidajenear: Fisgonear, cotillear, chafardear sobre la vida ajena de otras personas.

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Diastema: Se trata del espacio que queda entre dos dientes (por ejemplo entre los incisivos central superior)

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban

 

Escrúpulo: Medida de peso utilizada antiguamente por los boticarios (farmacéuticos) que correspondía al equivalente a 1,55517384 gramos. Dicha medida se calculaba mediante 24 granos de piedra debido a que el término ‘escrúpulo’ proviene del latín y quiere decir ‘piedrecilla’.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban
Maridillo: Se conocía como ‘maridillo’ a un pequeño brasero que se utilizaba antiguamente y que servía para calentar los pies, muy usado por amas de casa mientras realizaban tareas sentadas. Existía el dicho (hoy en día totalmente desfasado y machista) que indicaba que estos pequeños braseros mantenían calientes los pies de la mujer durante el día al igual que lo hacía el marido en la cama durante la noche.

 

 

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¿De dónde surge el mito que indica que el ‘alma’ pesa 21 gramos?

¿De dónde surge el mito que indica que el ‘alma’ pesa 21 gramos?Existe la creencia de que el peso del alma es de 21 gramos. Al menos así lo señalan aquellos defensores de esta teoría, asegurando que esos gramos son los que exactamente se pierden en el momento posterior al fallecimiento.

Evidentemente se trata de una teoría avalada mayoritariamente por aquellas personas, colectivos y religiones que defienden que todo ser humano está constituido por un cuerpo y una esencia inmortal (llamada alma o espíritu) y que esta sale del organismo una vez llegada la muerte del individuo.

A pesar de tratarse de un supuesto pseudocientífico ampliamente refutado, este es uno de los mitos en los que más personas creen en él, existiendo la errónea convicción de que el alma pesa 21 gramos. De hecho está tan incorporada en la cultura popular que incluso se filmó una película en el año 2003 que llevaba por título ’21 gramos’ y que fue dirigida por Alejandro González Iñárritu.

Para encontrar de dónde surge este mito hemos de trasladarnos hasta principios del siglo XX, época en la que el médico estadounidense Duncan MacDougall, doctor en biología, realizó una serie de experimentos con seis personas moribundas a las que pesó e inmediatamente después del fallecimiento de éstas anotó lo que pesaban.

Con todo lo anotado hizo una sencilla operación matemática con la que le salió la media de 21 gramos (por lo que no todos los fallecidos dieron el mismo resultado).

Una vez determinado que cada persona perdía como media esa cantidad de gramos el siguiente paso era averiguar cuál era la causa, a lo que el doctor MacDougall en lugar de buscar respuestas científicas y pruebas que demostrasen que podía ser debido a la pérdida de fluidos corporales, incluso del aire o gases contenido en el organismo una vez exhalado, prefirió tirar por el camino de la creencia religiosa y avalar la teoría de que los seres humanos poseemos alma.

Cabe destacar que finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX fue una época en la que tuvo una gran influencia el espiritismo y todo lo relacionado con los temas paranormales sobre almas, muerte y el más allá.

El doctor Duncan MacDougall dio a conocer sus conclusiones a través de un comunicado a la prensa a principios de 1907, por lo que  The New York Times publicó un artículo titulado ‘Soul has weight, physician thinks’ (El alma tiene peso, el facultativo piensa) el 11 de marzo de aquel mismo año, haciéndose eco del ‘descubrimiento’ del médico. El 11 de mayo en el ‘Journal of the American Society for Psychical Research’ (publicación de la organización de parapsicología de la que formaba parte MacDougall) publicó el artículo firmado por el propio médico: ‘Hypothesis concerning soul substance together with experimental evidence of the existence of such substance’ (Hipótesis relativa a la sustancia del alma junto con evidencia experimental de la existencia de tal sustancia).

Desde entonces (y gracias a la gran influencia que tuvo este tipo de temas en la sociedad) se ha tenido la convicción en ciertos sectores de que el alma pesa exactamente 21 gramos.

Como nota curiosa cabe destacar que el propio Duncan MacDougall hizo el experimento con quince perros, a los que pesó antes y después de morir, no dándole apenas variación en el peso, por lo que determinó que los perros no tenían alma, otro de los mitos también ampliamente difundido y rebatido en su día por el también médico Augustus P. Clarke, quien apuntó que las conclusiones de su colega eran erróneas debido a que en el momento de la muerte se produce un repentino incremento de la temperatura corporal a causa de que los pulmones dejan de enfriar la sangre y que el consecuente incremento de la sudoración podría explicar fácilmente los 21 gramos de menos defendido por MacDougall, además de que hay que tener en cuenta que los perros carecen de glándulas sudoríparas por lo que no es de extrañar que el peso de estos animales no sufriera ningún cambio súbito en el momento de morir.

 

 

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Fuentes de consulta: xatakaciencia / cienciadesofa / pseudociencia.wikia / snopes / nytimes (pdf) / diogenesii (pdf)
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¿De dónde surge llamar ‘chapero’ al joven que se prostituye con otros hombres?

¿De dónde surge llamar ‘chapero’ al hombre joven que se prostituye con otros hombres?

Se conoce como ‘chapero’ a aquel hombre (generalmente joven) que se prostituye y tiene como clientes a personas de su mismo sexo y mucho mayor que ellos.

En el Diccionario de la RAE encontramos que define el término como ‘Homosexual masculino que ejerce la prostitución’; una descripción con la que no están de acuerdo la mayoría de colectivos gais al entender que el prostituto conocido como chapero no siempre es homosexual (la mayoría de ellos aseguran no serlo, aunque mantienen ese tipo de relaciones con un fin lucrativo). La definición más acertada del término sería: ‘Hombre (joven) que se prostituye con otros hombres’.

El origen de dicho término está muy discutido y son varios los posibles orígenes que se le dan. Uno de los más compartidos es el que apunta que chapero proviene de la palabra chapa, siendo así como se le llamaba antiguamente a las monedas sueltas (calderilla).

Parece ser que los servicios sexuales que el joven prostituto ofrecía al cliente maduro (conocido tiempo atrás como ‘carroza’) eran pagados con monedas sueltas y de escaso valor (chapas), de ahí que al recibirlas era un chapero.

También hay quien señala (como es el caso del etimólogo Joan Corominas) quien señala que el término chapero proviene de la germanía (lenguaje jergal hablado por rufianes y maleantes) y que deriva de chapa (tapón utilizado para cerrar botellas) en el sentido de que con la relación sexual mantenida entre el joven prostituto y su cliente el orificio anal quedaba cerrado (chapado). Teniendo en cuenta que el término ‘chapar’, como sinónimo de cerrar es muy utilizado desde hace bastante tiempo, el origen propuesto por Corominas parece no ser descabellado.

Pero no quiero terminar el post sin incluir un tercer posible origen del término, que, aunque no es apoyado por un gran número de expertos, hay quien lo defiende. Se trata de ubicarlo como una de las variantes del vocablo ‘chaperón’ usado desde hace varios siglos en Castilla para señalar a aquel que con poca experiencia realizaba un trabajo eventual para el cual no estaba especializado, por lo que el resultado acababa siendo una ‘chapuza’. En base a que el chapero solía ser un muchacho joven y sin apenas experiencia, a menudo esa relación sexual solía hacerse rápido y de cualquier manera, y por tanto se decía que habían hecho un chaperón, de ahí que probablemente se les comenzara a llamar chaperos. Pero tal y como indico al inicio de este párrafo, es un posible origen que no es defendido por demasiadas personas.

Como dato curioso, cabe destacar que el término ‘chaperón’ también era utilizado antiguamente para designar a aquel adulto que acompañaba a una pareja de jóvenes con la intención de vigilar para que estos no estuvieran solos y evitar que mantuvieran relaciones  (lo que comúnmente se conoce como ‘carabina’, ‘hacer de vela’…)

 

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Fuente de la imagen: Archivo 20minutos.es

¿De dónde surge la expresión ‘ser un meapilas’?

¿De dónde surge la expresión ‘ser un meapilas’?

El Diccionario de la RAE da como acepción al término ‘meapilas’ el de ‘santurrón’ con ánimo de señalar a alguien que es exagerado en sus actos de devoción religiosa.

El término procede de juntar las palabras mear (orinar) y pila (receptáculo de las iglesias que contiene agua bendita y se utiliza tanto para persignarse como en el sacramento del bautizo).

Comenzó a utilizarse el término ‘meapilas’ para referirse a aquellos beatos de misa y confesión diaria, ya que se creía que de tanto ir a la iglesia y persignarse con el agua bendita acabarían orinándola.

Desde un tiempo a esta parte se le cambió el sentido original y es frecuente escuchar la expresión ‘ese es un meapilas’ con la intención de señalar la poca importancia del mismo e indicar que está falto de personalidad.

Aunque cabe destacar que no se sabe a ciencia cierta el momento y motivo por el que la expresión meapilas pasó de utilizarse para referirse a los ‘santurrones’ y acabó usándose para indicar que alguien era insignificante.

 

 

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Destripando mitos: ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado?

Destripando mitos: ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado?

Hoy en día, cuando alguien ha recibido un golpe y le está saliendo un hematoma, uno de los remedios más efectivos y rápidos es ponerse algo frio en la zona golpeada (como una bolsita de gel guardad previamente en el congelador, hielo dentro de una bolsa o envuelto en un paño, guisantes congelados en una bolsa…) y posteriormente aplicar una pomada que contenga ‘pentosano polisulfato’ (comercializada como ‘Thrombocid’), que ayuda a mejorar la irrigación sanguínea de la zona afectada, previniendo la formación de trombos.

Pero muchas son las ocasiones en las que, ya sea a través del cine, la televisión, la literatura e incluso por trasmisión oral, hemos visto que como remedio para bajar el hinchazón y el hematoma (comúnmente de un ojo morado) era colocando un bistec de carne crudo sobre la zona amoratada.

Hoy en día esto tiene poco sentido de hacerlo. Si alivia algo el poner la carne sobre un ojo morado es por el frío del bistec, que es conservado en un frigorífico, pero si realmente se quiere aplicar algo que por su baja temperatura ayude a bajar un hinchazón lo que hay que hacer es usar uno de los productos mencionados al inicio de este post.

El hecho de poner el bistec sobre el moratón fue una costumbre que se popularizó sobre todo a mediados del siglo XX, siendo un recurso frecuente utilizado en innumerables películas y series de la época. Esto es así no por la efectividad del remedio, sino porque visualmente la escena quedaba mucho más impactante de cara al espectador que si se colocaba una bolsa con hielo.

Pero también cabe destacar que no fue un recurso inventado por la ficción cinematográfica, sino que viene de mucho más atrás.

Hoy en día todas las neveras disponen de una parte con congelador donde se produce hielo o se almacenan productos congelados, pero hace varias décadas atrás muchos eran los refrigeradores que tan solo tenían la propiedad de enfriar los alimentos, por lo que era más frecuente tener un bistec guardado ahí que unos cubitos de hielo. Éste solía venderse ambulantemente y en bloques, por lo que salía mucho más barato y fácil utilizar carne para aplicar a un hematoma que hielo.

Pero el hecho de que se pensara que aplicar un bistec era un buen remedio no surgió de la nada y porque fuese uno de los productos más frescos que se tenían, sino que era una costumbre heredada desde la antigüedad.

Muchísimos son los tratados médicos de hace varios siglos en los que se indica que la carne era un buen remedio para aliviar los golpes y, de hecho, durante la Edad Media se realizaba una ‘cataplasma de carne’ en la que se mezclaban varias hierbas medicinales con carne previamente machacada (picada) y que se aplicaba ya no solo en un hematoma, sino sobre heridas, llagas, úlceras, etc.

Actualmente esto estaría totalmente contraindicado, debido a que aplicar carne cruda sobre una herida abierta infectaría ésta de bacterias y, sobre todo, teniendo en cuenta que siglos atrás no existía la higiene de hoy en día.

Esto se hacía no porque la carne estuviera fría (que por aquel entonces no lo estaba) sino porque se había recibido como enseñanza médica desde la época de la Antigua Grecia en la que el médico Hipócrates de Cos (que vivió entre el 460 a.C y el 370 a.C) formuló su ‘Teoría de los humores’ en la que catalogaba la personalidad de cada individuo en cuatro estados: colérico, melancólico, sanguíneo y flemático; cada estado producía un tipo de fluido (humores) y tenía un modo diferente de sanarse.

Los hematomas se englobaban en el ‘sanguíneo’ y el remedio para curarlos era aplicando carne de vacuno, ya que, al ser roja y sangrienta, atraería la hinchazón.

De ahí que durante la mayor parte de la Historia (hasta bien entrado el siglo XIX) la teoría humoral fuese la más extendida y difundida entre los médicos.

En resumida cuentas ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado? Hoy en día tiene poco sentido hacerlo pero si no se tiene nada más a mano y esa carne se saca del frigorífico sí que puede aliviar un poco la hinchazón, pero no porque la carne tenga propiedades curativas, sino por el hecho de aplicar algo frío sobre el golpe. Eso sí, si la herida está abierta es totalmente desaconsejable aplicar un bistec crudo (por las bacterias que contiene éste y la infección que podría causar).

 

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Fuente de la imagen: Captura vídeo dailymotion (episodio ‘The Apology’ -9×09- de la serie ‘Seinfeld’)

¿De dónde surge la expresión ‘entrar con el pie derecho’?

¿De dónde surge la expresión ‘entrar con el pie derecho’?

La expresión ‘entrar con el pie derecho’ se utilizar para señalar que algo se ha empezado positivamente o que alguien nuevo que acaba de llegar lo ha hecho de manera correcta, afortunada y sin problemas.

Originariamente la expresión proviene del mundo eclesiástico y más concretamente de los antiguos misales que indicaban que el sacerdote debía acceder al altar dando el primer paso con el pie derecho.

La explicación sobre el porqué debía hacerse así es que según los antiguos católicos al Paraíso solo se accedía por el camino de la derecha y entrando con ese pie.

Si algún religioso por despiste lo hacía dando el primer paso con el pie izquierdo y por casualidad cometía algún error durante la homilía o se quedaba en blanco echaba la culpa a no haber accedido con el pie correcto.

Con el tiempo también se convirtió en sinónimo de mala suerte hacer muchas cosas con el pie cambiado (por ejemplo, levantarse con el pie izquierdo) siendo una de las supersticiones más conocidas.

 

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¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?

¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?

Si hay algo que caracteriza dentro del mundo del rock (especialmente en el Heavy Metal y Hard Rock) es realizar el gesto de los cuernos con la mano (ya sean los propios cantantes, demás componentes de una banda, espectadores y fans en general de este género musical y filosofía de vida).

Dicho gesto es conocido comúnmente como ‘maloik’ o ‘mano cornuta’ y tras él hay todo un mundo de interpretaciones y diferentes (posibles) orígenes.

¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?La versión más extendida sobre quién popularizó hacer el signo de los cuernos en el mundo del rock es la que señala que fue el cantante ‘Ronnie James Dio’, a partir de 1979, cuando fichó como vocalista en la banda ‘Black Sabbath’, con objeto de sustituir a ‘Ozzy Osbourne’ (hasta unos meses antes líder del mencionado grupo).

Fue en uno de los primeros conciertos que realizó Ronnie James Dio con su nueva banda, a inicios de la década de los ’80, cuando hizo un gesto con la mano que lo inmortalizó: el signo de los cuernos o como él lo llamó posteriormente: ‘malocchio’ un símbolo que dijo haber aprendido de su abuela, de origen italiano, y que ésta realizaba como superstición para ahuyentar al diablo.

Sobre el motivo de por qué había hecho concretamente ese signo contestó que al igual que su antecesor en la banda (Ozzy Osbourne) tenía la costumbre de hacer la señal de la victoria (dedos índice y corazón en forma de V) él quería tener el suyo propio para diferenciarse de él, así que optó por realizar el de su abuela. Eso sí, descartaba cualquier simbología satánica en el gesto, por muchas dobles lecturas que algunos han querido darle al signo de la mano cornuta.

La mayoría de fuentes indican que el término ‘maloik’ es una alteración del italiano ‘malocchio’.

¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?Pero a pesar de que esta es la historia sobre quién y cuándo popularizó el signo de los cuernos, cabe destacar que una década antes de hacerlo Ronnie Dio ya existen evidencias gráficas de otros cantantes o grupos de rock en las que aparecen haciéndolo:

En la portada del álbum ‘Witchcraft Destroys Minds & Reaps Souls’ que la banda estadounidense de Hard Rock ‘Coven’ publicaron en 1969 aparecen dos de sus componentes haciendo el signo de los cuernos.

Por otra parte, también en 1969, la banda de rock británica ‘The Beatles’ reeditaba su famoso disco ‘Yellow Submarine’ (grabado tres años antes) y en el que la portada del nuevo LP (que fue cambiada) era una ilustración donde aparecía John Lennon realizando el mencionado signo. Lo curioso es que en la reedición del single Lennon hacía ese gesto pero con el dedo pulgar extendido cuyo significado es ‘te amo’ en el lenguaje de signos utilizado por los sordomudos.

¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?

Lo que no se tiene muy claro es cuál de las dos bandas (Coven o The Beatles) publicó antes su álbum (coincidieron en fecha) y los expertos no terminan de indicar quien se llevaría el honor de ser el primero.

¿De dónde proviene hacer el ‘signo de los cuernos’ en el mundo del rock?Pero en la terna por adjudicarse la autoría de ser quién popularizó el maloik dentro del mundo del rock nos encontramos a ‘Gene Simmons’, miembro de la famosa banda ‘Kiss’, quien en un concierto de 1974 hizo el gesto con el dedo extendido (el mismo que os he explicado en los párrafos anteriores) y en 1977 apareció haciendo la señal de la mano cornuta (con el dedo pulgar plegado). Hay que señalar que muchos son los conciertos y fotografías posteriores en los que Simmons aparece únicamente haciendo este gesto pero con el pulgar extendido, por lo que los fans de Ronnie James Dio defienden que éste es el verdadero artífice de la popularización de la mano cornuta y no Simmons.

 

Mi amigo Miguel Ángel Rodríguez 'El Sevilla' en un concierto de los Mojinos Escozios haciendo el signo de los cuernos (imagen vía rocksesion.com)

Mi amigo Miguel Ángel Rodríguez ‘El Sevilla’ en un concierto de los Mojinos Escozios haciendo el signo de los cuernos (imagen vía rocksesion.com)

 

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Post realizado a raíz de una petición que me hizo Carles Font, compañero de fatigas en el programa ‘Guaita qué curiós!’ que presento desde 2007 en la emisora Rap107 de Parets del Vallès

Fuentes de consulta: Jacksonville / bbc / hispasonic / nonperfect / lacitybeat
Fuentes de las imágenes: onepointfour (Flickr) / Wikimedia commons / portalnet / Wikipedia / eil.com / Wikimedia commons / rocksesion.com

¿Cuál es el origen del término ‘chachi’?

¿Cuál es el origen del término ‘chachi’?

Se utiliza el término ‘chachi’ para indicar, coloquialmente, que alguna cosa, persona o situación es de nuestro agrado, estupenda e incluso muy buena, usándose en expresiones del tipo: ‘Ese tío es chachi’, ‘En la fiesta de ayer nos lo pasamos chachi’

Cabe destacar que en el Diccionario de la RAE, cuando realizas la búsqueda de la palabra ‘chachi’ te remite a la entrada ‘chanchi’ y en ésta da como respuesta ‘Estupendo, muy bueno’, sin dar ni una sola pista sobre su origen etimológico. Me puse en contacto directamente con la academia para ver si me podían facilitar alguna pista sobre la procedencia del vocablo, pero allí les consta como ‘de origen incierto’.

He seguido buscando y consultando con expertos en filología y etimología conocidos míos y a pesar de tratarse de un vocablo bastante extendido existen ciertas dudas sobre cuál es su verdadero origen, existiendo dos versiones que le dan una procedencia totalmente distinta la una de la otra.

De una parte, el origen por el que más expertos y etimólogos consultados apuestan es el que dice que ‘chachi’ proviene del término en caló (lengua utilizada por el pueblo gitano) ‘chachipé / chachipen’ cuyo significado es ‘verdad’ y ‘realidad’. Parece ser que se utilizaba en expresiones como ‘chachi que sí’ que venía a significar ‘verdad que sí’, ‘claro que sí’. Lo que no queda demasiado claro es cómo pasó de chachipén a chanchi y de esta finalmente a chachi y pasar a significar ‘estupendo, muy bueno’, aunque nada es imposible en nuestro idioma en el que es frecuente encontrase de tanto en tanto con alguna ‘pirueta semántica’ como es el caso del término ‘mamarracho’ (del que os hablé días atrás).

El otro posible origen del término ‘chachi’ nos lleva hasta Andalucía, concretamente a la provincia de Cádiz, y lo sitúa en los tiempos de la posguerra española (coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial) una época de carestía y en el que el contrabando (también conocido como estraperlo) que se realizaba desde Gibraltar estaba a la orden del día. Muchos eran los productos de primera necesidad que se traía desde este territorio perteneciente al Reino Unido (siendo el Primer Ministro Británico el famoso Winston Churchill).

Según apuntan, quienes defienden el origen gaditano del término, eran de tan buena calidad esos productos introducidos a través del mercado negro que se referían a los mismos con el apellido del mandatario inglés: Churchill, siendo pronunciado como ‘charchil’ y que con el tiempo derivó en ‘chachi’ (otra ‘pirueta semántica’).

Aunque el primer posible origen de chachi es el que defienden más expertos en etimología, este segundo es el que gusta y se comparte más, teniendo en cuenta que tiene a toda una provincia tras de sí que defiende esa procedencia (tal y como ocurre con el término ‘cachondeo’).

 

 

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