Archivo de agosto, 2016

‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUU

‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUU

Calvin Coolidge, trigésimo Presidente de los Estados Unidos (1923-1929), fue conocido por ser un hombre de pocas palabras y de trato difícil con los demás debido a su peculiar y reservada forma de ser. Sin embargo, a la hora de gobernar y legislar tenía mano dura y no dudaba ni un segundo en aplicar leyes impopulares, si estaba convencido que con ellas se solucionaría un problema, a pesar que eso le reportase ganar enemigos y perder votos.

A pesar de esta reservada forma de ser y proceder, al señor Coolidge se le atribuye, junto a su esposa Grace Goodhue, una divertida anécdota (más leyenda que historia) que dos décadas después sirvió para dar nombre a un curioso fenómeno sobre el comportamiento sexual en los mamíferos.

Pero primero vamos con una breve explicación sobre este fenómeno y finalizaremos el post con la curiosa anécdota…

El ‘Efecto Coolidge’, descrito en psicología y biología, hace referencia al comportamiento y respuesta de un mamífero ante sus relaciones sexuales con una o varias parejas y cómo el ‘periodo refractario’  (tiempo de recuperación entre una y otra relación sexual) puede aumentar o disminuir dependiendo de si va a repetir el acto con una nueva pareja o con la misma. Según los expertos, en los humanos esto afecta más a los hombres que a las mujeres.

Por poner un ejemplo… En condiciones normales, un hombre tras realizar el acto sexual necesita de ese periodo de recuperación para volver a ponerse en el asunto. Evidentemente, ese tiempo puede ser mayor o menor dependiendo del individuo, edad y otras circunstancias.

‘Efecto Coolidge’, el fenómeno de comportamiento sexual que tomó su nombre del presidente de los EEUUA través del bautizado como Efecto Coolidge se determinó que el tiempo de recuperación suele ser muchísimo menor cuando es con otra pareja con quien se va a realizar el acto y se retarda el periodo refractario post-eyaculatorio si por el contrario se trata de volverlo a hacer con la misma pareja.

Este fenómeno se debe a que ante una nueva pareja/relación sexual los niveles de dopamina se incrementan, como si de un nuevo reto/premio se tratase, lo que nos condiciona a estar activos mucho más rápido y con más ganas de satisfacer a esa nueva pareja sexual. Por el contrario, nuestro sistema límbico no recibe ese subidón de estímulos emocionales tan rápidamente cuando es con la misma pareja con la que queremos repetir el encuentro sexual, alargándose el mencionado periodo refractario que necesitamos para ponernos de nuevo en marcha.

Se ha determinado que en el caso de las mujeres el Efecto Coolidge es irregular y no todas se comportan del mismo modo ante situaciones en las que debe tener un encuentro sexual múltiple con una misma pareja o diferentes, sin embargo este patrón no suele fallar cuando se trata de un hombre el que tiene que tener ración extra de sexo.

Volviendo a Calvin Coolidge, con quien encabezaba el post  y sobre el porqué a ese fenómeno se le bautizó con su apellido, cabe destacar que todo se debe a una anécdota explicada (a modo de chascarrillo) por Frank A. Beach, famoso etólogo co-autor del estudio ‘Patrones de comportamiento sexual’, durante una conferencia ofrecida en 1955…

Resulta que el matrimonio Coolidge realizó una visita oficial a una granja experimental de gallinas y les mostraban por separado las diferentes áreas de aquellas instalaciones. En una de esas salas se encontraban varios gallos manteniendo relaciones sexuales sin parar, algo que llamó la atención de la señora Coolidge quien preguntó al encargado de la visita por la frecuencia de los apareamientos entre los gallos y las gallinas, siendo contestada que eran de una docena de veces al día aproximadamente. Sorprendida por la respuesta, la Primera Dama dijo:

«Cuénteselo al presidente cuando pase por aquí»

Cuando llegó el turno de Calvin Coolidge de pasar por aquella sala y tras explicarle la frecuencia con la que los gallos se apareaban, el presidente preguntó si esa docena de veces lo hacían con la misma gallina todo el rato y la respuesta de la persona que le estaba atendiendo fue que evidentemente no, que lo hacía con diferentes gallinas, a lo que Coolidge dijo categóricamente:

«Pues entonces cuénteselo a la señora Coolidge»

Evidentemente no hay constancia alguna de la veracidad de esta anécdota que más bien puede tratarse de un chiste que surgió a raíz del carácter reservado, áspero y taciturno del presidente y sobre todo a su profunda religiosidad.

 

 

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Fuente de las imágenes: Wikimedia commons 1 /  Wikimedia Commons 2
Parte de este post forma parte de una colaboración que escribí para Naukas, el 8 de septiembre de 2014, con el título ‘El presidente estadounidense que dio nombre a un curioso fenómeno de comportamiento sexual’

Astaxantina, el pigmento que le proporciona al salmón su característico color

Astaxantina, el pigmento que le proporciona al salmón su característico color

El salmón es uno de los pescados más consumidos en todo el planeta y que puede ser servido de múltiples maneras: a la plancha, al horno, marinado, con salsa, en sushi, ahumado y un larguísimo etcétera.

Aparte de su sabor, una de las cosas que lo hace más característico es el color de su carne, que puede ir desde un rosáceo intenso a un anaranjado apagado. Los motivos por el que el color del salmón cambie su tonalidad se debe a su alimentación.

Astaxantina, el pigmento que le proporciona al salmón su característico colorLos ‘salmones salvajes’ presentan un color más rojizo si han sido pescados más hacia el norte o más anaranjados si lo han hecho más hacia el sur. Esto depende de los crustáceos con los que se alimentan esos salmones que suelen ser el ‘krill’ (que les aporta el rojo) o ‘camarones’ (dándoles un color más naranja). Estos crustáceos son ricos en ‘astaxantina’ una sustancia que es la que les proporciona el pigmento que les da su característico color o tonalidades.

Pero en realidad, la cantidad de salmón salvaje (pescado en su propio hábitat) que llega a nuestras mesas es ínfimo en comparación al que lo hace proviniendo de una piscifactoría.

El problema radica en que los salmones criados en piscifactorías no tienen una alimentación rica en crustáceos, como ocurre con los que viven en libertad, ya que sería excesivamente caro (la base principal de su alimentación en cautividad es el pienso) lo cual hace que la carne del salmón de piscifactoría tenga en realidad un color grisáceo; algo que provocaría que la mayoría de los consumidores lo rechazasen a la hora de presentárselo en un plato o en un comercio.

Para evitar el rechazo del consumidor y que la carne de los salmones presenten un aspecto de color gris, lo que se hace es administrarles, como parte de su alimentación, un suplemento que contiene la astaxantina presente en los crustáceos.

La forma de obtener esa astaxantina puede ser de dos modos: natural (mediante el triturado y pulverización de la cáscara de crustáceos como camarones o kril) o artificial (sintetizándolo a partir de microalgas).

Astaxantina, el pigmento que le proporciona al salmón su característico color (Carta de color del salmón)La astaxantina es comercializada por empresas especializadas que incluso ofrecen a los responsables de las piscifactorías una carta de color en el que aparecen todas las tonalidades del llamado ‘color salmón’ y en función de ello se le proporciona al pez más cantidad o menos del pigmento que acabará tiñendo su carne y llegará hasta el consumidor presentando su característico color.

Cabe destacar que el hecho de proporcionar la astaxantina no reporta peligro alguno para el consumo humano, aunque en el caso de la artificial está legislada la cantidad que se les debe proporcionar a los salmones por cada kilo de pienso que se les da de comer y esa dosis máxima es de 100 miligramos (no suelen superarse las dosis de 60 miligramos).

Actualización: Tal y como me apunta el amigo Juan Revenga, a través de twitter, la astaxantina es el mismo pigmento que hace que las ‘truchas arco iris’ de piscifactoría nos las vendan como ‘asalmonadas’.

 

 

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Fuentes de consulta y más info: thenewdaily / theatlantic / smithsonianmag / gizmodo (1)  / gizmodo (2) /  dsm / fao.org / efsa (pdf)

Fuentes de las imágenes: pixabay / wikimedia commons / dsm

¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?

¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?Cada cuatro años, los días previos a dar inicio unos Juegos Olímpicos, uno de las tradiciones que se realizan y más expectación genera es el hecho de portar la antorcha con la ‘llama olímpica’ desde Olimpia (ciudad de la Antigua Grecia donde se celebraban los antiguos JJOO) hasta la población encargada de albergar las Olimpiadas.

Así como la llama olímpica es un símbolo ya utilizado desde los juegos celebrados en la antigüedad no lo es el hecho de realizar el mencionado recorrido, ya que el mismo se llevó a cabo por primera vez en 1936, con motivo de los JJOO de Berlín.

En los primeros Juegos Olímpicos de la Era moderna (como fueron conocidos inicialmente) promovidos por el barón Pierre de Coubertain no hubo pebetero ni llama olímpica y así ocurrió en los siguientes juegos. No fue hasta la novena olimpiada celebrada en Ámsterdam en 1928 cuando se recuperó la antigua tradición de colocar un pebetero que mantuvo la llama encendida durante todo el tiempo que duraron los juegos, pero este fuego no fue llevado desde Olimpia sino que fue encendido allí mismo.

Lo mismo sucedió en la siguiente cita olímpica de Los Ángeles 1932, pero en los JJOO que iban a celebrarse en la Alemania nazi de Adolf Hitler algo cambió: se introdujo el recorrido por relevos de la llama olímpica desde Grecia (Olimpia) hasta el estadio olímpico de Berlín. La idea surgió de Carl Diem, uno de los responsables en la organización de aquellos juegos.

¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?

A lo largo de 3.187 kilómetros (la distancia que separa Olimpia de Berlín) 3.331 voluntarios portaron la antorcha olímpica, relevándose aproximadamente cada mil metros. Fue un recorrido que se realizó durante doce días y filmado por las cámaras de la cineasta Leni Riefenstahl, quien tenía el encargo de rodar una película documental sobre los juegos que encumbrasen al Führer y al Tercer Reich.

Desde entonces los siguientes juegos fueron adoptando esta costumbre iniciada por los nazis y que ha acabado convirtiéndose en toda una tradición.

 

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Fuentes de consulta: olympic.org (pdf) / BBC / ushmm
Fuentes de las imágenes: publicdomainpictures / Wikipedia

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

En todos los eventos deportivos (ya sean unos Juegos Olímpicos, los campeonatos mundiales o un certamen local) suceden infinidad de anécdotas entre los participantes, pasando unas casi desapercibidas y otras a la posteridad.

En el post de hoy, y coincidiendo que se están disputando estos días los JJOO de Río 2016, he decidido rescatar dos pequeñas historias que ocurrieron en un mismo deporte: la esgrima (pero en juegos de diferentes años) pero que son la cara y cruz de lo que puede llegar a ser un deportista honesto de otro que no lo es.

Empezaré con la cara o anécdota positiva. Sucedió en los JJOO de Los Ángeles 1932. Aquella era la primera ocasión en el que en la modalidad de esgrima se permitía la participación de mujeres (como deporte es uno de los pocos que lleva desde los primeros Juegos Olímpicos de Atenas 1896).

En la categoría de Florete individual femenino disputaron la final Ellen Preis (representante de Austria) y Heather Seymour Guinness (por Gran Bretaña y conocida familiarmente como ‘Judy’). Durante el duelo decisivo los jueces otorgaron la victoria a Judy Guinness y por tanto la medalla de oro era para ella, pero en un gesto de deportividad advirtió a los jueces que su contrincante le había tocado dos veces en lugar de una, motivo por el que el oro pasó a ser para la austriaca y a la británica le correspondió finalmente la plata.

Ese gesto de ‘fair play’ hizo que Judy Guinness pasase a la historia del olimpismo como una de las deportistas más nobles.

Pero en el lado contrario se encuentra Boris Onischenko quien representó a la Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 en la modalidad de ‘Pentatlón moderno’, una competición por equipos que constaba de cinco deportes: tiro deportivo (pistola), esgrima, natación, salto ecuestre y carrera a pie campo a través.

Para Boris Onischenko aquellos eran sus terceros JJOO, anteriormente había participado en México 1968 (donde ganó la medalla de plata por equipos) y Múnich 1972 (en la que ganó el oro por equipos y la plata individual). Era considerado como uno de los grandes deportistas de su nación.

En Montreal 1976, cuando llegó el turno de la esgrima (en el equipo de Pentatlón moderno) Onischenko fue el encargado de representarlos y quien tenía más posibilidades de ganar algún metal. Se enfrentó contra los representantes del equipo británico y uno tras otros cayeron fácil y rápidamente.

Tras imponer la delegación de Gran Bretaña una reclamación, ante la sospechosa rapidez con la que se registraban los toques que había dado el soviético a sus adversarios (por un sistema eléctrico por el que las espadas registran al entrar en contacto con el cuerpo) los jueces de la competición decidieron requisar la espada a Onischenko para examinarla con detenimiento, descubriendo que había sido modificada para marcar los toques sin haber ni tan siquiera rozado al contrario.

Boris Onischenko fue expulsado de los Juegos Olímpicos y se convirtió en la vergüenza de los deportistas soviéticos, siendo expulsado del equipo nacional e inhabilitándolo de por vida a practicar cualquier deporte profesional.

Para la posteridad quedó el mote ‘Boris, el tramposo’ con el que fue recordado a partir de aquel momento.

 

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El curioso motivo por el que la revista Time comenzó a publicar su famoso suplemento dedicado al ‘Hombre del año’

El curioso motivo por el que la revista Time comenzó a publicar su famoso suplemento dedicado al ‘Hombre del año’Coincidiendo con el inicio del año, la prestigiosa revista Time publica anualmente un suplemento donde aparece aquella personalidad (ya sea individual, colectivos, parejas e incluso instituciones o movimientos sociales) que haya tenido una importante influencia en el año dejado atrás.

El primer número, aparecido en enero de 1928, y que por entonces se llamaba ‘Hombre del año’ (The Man of the Year), nació de la casualidad y, sobre todo, del deseo de la revista Time por emendar un grave error que se había cometido con el aviador Charles Lindbergh, el piloto que consiguió ser el primero en cruzar, sin escalas, el océano Atlántico (desde Nueva York a París), el 21 de mayo de 1927.

Los responsables de la revista se dieron cuenta que en todo el año 1927 no le habían dedicado ni una sola portada de su semanario, motivo por el que decidieron, a modo de disculpa, crear un número dedicado exclusivamente a Charles Lindbergh y la gesta histórica que realizó.

El 2 de enero de 1928 Time publicaba el primer número del suplemento Hombre del año y en vista del éxito de ventas alcanzado se decidió que debía repetirse y escoger cada año al personaje más destacado. Entre los escogidos en los casi 90 años que lleva publicándose se ha dedicado el suplemento (entre otros) a: Mahatma Gandhi (1930), Adolf Hitler (1938) Joseph Stalin (dos veces: 1939-1942), Winston Churchill (también dos veces: 1940-1949), los científicos estadounidenses (1960), los ‘Astronautas del Apolo 8’ (1968),  Richard Nixon (dos veces: 1971-1972), Mujeres de la Historia de los EEUU (1975), el ordenador (1982), los usuarios de internet (2006), los manifestantes (de la ‘Primavera Árabe’, el 15M en España, los estudiantes de Chile, en 2011) o en 2015 la canciller alemana Angela Merkel.

Desde 1999 este suplemento pasó de llamarse ‘Hombre del año’ (The Man of the Year) a ‘Persona del año’ (Person of the Year).

 

 

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Fuentes de la imagen: Time

¿Desde cuándo se utiliza el podio para entregar las medallas en un evento deportivo?

¿Desde cuándo se utiliza el podio para entregar las medallas en un evento deportivo?

Ya sea en unos Juegos Olímpicos como en cualquier otro evento de carácter deportivo, es habitual ver la imagen de los tres primeros clasificados de una competición subidos sobre una tarima de diferentes niveles, conocido como podio, donde reciben sus trofeos o medallas.

Pero a pesar de que en algunas películas o series históricas nos han hecho creer erróneamente que en la antigüedad ya se utilizaban los podios para agasajar a los triunfadores, en realidad su uso para tal menester es mucho más reciente.

La primera vez que se usó un podio para que se subiera en él el ganador de una competición, al que había que entregar un trofeo, fue en los ‘British Empire Games’ (un evento deportivo organizado por y para los países pertenecientes a la Commonwealth) y que se celebró entre el 16 y el 23 de agosto de 1930 en la ciudad de Hamilton (en la provincia canadiense de Ontario).

Su primer uso en unos JJOO fue dos años después, durante los III Juegos Olímpicos de invierno celebrados del 4 al 15 de febrero de 1932 en Lake Placid (Estado de Nueva York) y en los X Juegos Olímpicos de verano disputados entre el 30 de julio y el 14 de agosto de aquel mismo año en Los Ángeles.

A partir de ahí ya no hubo evento o competición deportiva en la que faltase el correspondiente podio.

 

 

 

Fuentes de consulta: The International Journal of Olympic Studies (de Robert K. Barney, Universidad de Western) / commonwealthgames / Tmh General Knowledge Manual
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

El rey Guillermo III de Inglaterra se distinguió desde que fue coronado por su habilidad en meterse en todos y cada uno de los conflictos bélicos que hubo en su época, pasando la mayor parte de su reinado fuera del país (era su esposa María de Inglaterra la que durante un lustro se dedicó a reinar por él durante su ausencia).

Los continuos viajes y participaciones en las diferentes batallas provocaron que las arcas del Estado quedasen bajo mínimos y con múltiples deudas a prestamistas que habían puesto el dinero para financiar las campañas bélicas del rey. En 1696 se decidió que había que buscar alguna forma de gravar con un nuevo impuesto a los ciudadanos y volver a llenar el erario.

En un principio se pensó que la forma de obtener mayores ingresos era haciendo un impuesto gradual, con el que según era la prosperidad e ingresos de una persona mayor sería la cantidad a tributar.

Pero rápidamente los miembros del Consejo de la Corte se encontraron con un contratiempo presentado por los juristas: estaba prohibida por ley la intrusión gubernamental en los asuntos privados de los ciudadanos (las rentas que ganaban incluidas) y representaba una amenaza a la libertad personal ese nuevo impuesto.

De este modo dicho consejo se tuvo que poner a pensar de qué modo podían imponer un tributo mayor a los que más tenían y no se tardó en llegar a la solución: el ‘window tax’ o, lo que es lo mismo, el impuesto de las ventanas.

Sabían que cuanto mayor era el poder adquisitivo de una persona más grande era la casa en la que vivía y cuanto más grande era la casa más ventanas habría. Este era el razonamiento simple y lógico al que habían llegado los miembros del Consejo de la Corte.

Pero como suele ocurrir en multitud de ocasiones… ‘hecha la ley, hecha la trampa’.

Tras el anuncio de este nuevo impuesto, de la noche a la mañana, en la inmensa mayoría de las casas de toda Inglaterra y Gales los propietarios comenzaron a tapiar casi todas sus ventanas, de ese modo pagarían muchos menos tributos.

Incluso las casas de nueva construcción se hacían, a petición del comprador, con apenas ventanas y en muchas ocasiones se llegaba incluso a pintar alguna en la fachada a modo de adorno.

A pesar de ser un impuesto impopular el window tax continuó en vigor durante un siglo y medio más y no fue hasta 1851 (bajo el reinado de Victoria del Reino Unido) que no se derogaría.

Cabe destacar que dicho impuesto fue copiado por otros países, entre ellos Francia y México (en este último también se llegó a pagar por tener una puerta).

 

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Fuente de la imagen: geograph.org.uk

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘bulimia’?

El curioso origen etimológico del término ‘bulimia’

Se conoce como ‘bulimia’ a un trastorno alimentario y psicológico que se caracteriza por el deseo compulsivo de comer y provocarse posteriormente el vómito con el fin de arrojar lo ingerido y así no ganar peso. El término de esta patología se popularizó a partir de 1979 cuando el psiquiatra británico Gerald Russell la acuñó como ‘bulimia nervosa’ en su artículo científico ‘Bulimia nervosa: an ominous variant of anorexia nervosa’.

Pero el vocablo bulimia ya existía y se utilizaba desde la antigüedad para referirse a aquellas personas que comían voraz y compulsivamente (evidentemente sin tener nada que ver con el síndrome médico mencionado anteriormente).

El hecho de que Russell utilizase este término se debía al origen de la palabra bulimia, la cual provenía del griego y significaba literalmente ‘tener el hambre de un buey’. Etimológicamente derivaba de ‘βουλιμία’ -boulimía- que estaba formada por las palabras ‘βοῦς‘ -boûs- ‘buey’ y ‘λιμός‘ -limós- ‘hambre’ (hambre de buey) y antiguamente se usaba con la intención de indicar que alguien estaba ‘muy hambriento o tan hambriento como un buey‘.

 

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Fuente de la imagen: Archivo Minuteca 20minutos