Os he leído en alguno de los comentarios varias veces eso de «la historia la escriben los vencedores». Es una máxima que suele cumplirse, aunque no siempre. La literatura, a veces, les da esa oportunidad a los derrotados.
Es una casualidad que hace poco me leyera dos novelas japonesas (no históricas y con ninguna relación entre ellas salvo la nacionalidad, pero creo que ya os he dicho que aquí vamos a tener un forma muy flexible de relacionar Historia y literatura) que me trajeron esa idea a la cabeza. Pensando en los veteranos de guerra nipones de la Segunda Guerra Mundial.
Hemos leído y visto hasta la saciedad sobre los veteranos de EE UU (también británicos), los traumas que se trajeron a casa tras sus muchas contiendas del siglo XX. De los japoneses no recordaba haber leído nada hasta ahora. Pero obviamente, tenían, claro. Eran también humanos, aunque a veces algunas ficciones lo olvidan.
Los japoneses se metieron en una contienda mundial por un afán imperialista y militarista fanático y desmadrado. Así les fue (sesenta años después de la rendición todavía seguían apareciendo raquíticos viejitos defendiendo trozos de selva). Japón también pagó su precio claro, bombardeos, una hecatombe atómica, la humillación y una difícil y dura reconstrucción. Otro ejemplo del siglo XX de a dónde lleva el fanatismo. Lee el resto de la entrada »