¿La novela histórica está mostrando un «falso empoderamiento» de la mujer en la historia?

Imagen promocional de la película Ágora, sobre la figura de Hipatia de Alejandría.

Dos editoras (Lucía Luengo y Blanca Rosa Roca), cinco escritoras (Espido Freire, Sandra Ferrer Valero, Claudia Casanova, Magdalena Albero y Isabel García Trócoli) y cinco escritores (Santiago Posteguillo, Francisco Narla, Sebastián Roa, Fran Zabaleta y Emilio Lara) debaten sobre las opiniones de Hilary Mantel sobre si la novela histórica (sobre todo escrita por mujeres) corre el riesgo de mostrar un «falso empoderamiento» de la mujer en la historia.

Hilary Mantel, ganadora dos veces del premio Man Booker por sus espléndidas novelas históricas En la corte del lobo y Una reina en el estrado (ambas publicadas por Destino en España), abrió un interesante debate en una conferencia que grabó hace unas semanas (y que recogió este artículo del Telegraph) para su emisión esta semana en la BBC. En ella, alertaba del peligro del «falso empoderamiento» de la mujer a lo largo de la historia que realizaban algunas escritoras en sus novelas: «Hay una dificultad persistente en aquellas escritoras que quieren hablar de las mujeres en el pasado, pero no pueden resistir la tentación de, en retrospectiva de empoderarlas. Lo cual es falso». Y afirmaba: «Un buen novelista hará que sus personajes se comporten en el marco ético de su tiempo, incluso si choca a sus lectores».

La propuesta de debate es interesante, aunque no dudo de que en las palabras de Mantel hay un punto (quizá algo más) de provocación a sus colegas. ¿Es eso cierto? ¿Existe esa tentación para escritoras y escritoras? Y, aún más allá, ¿es o no lícito ese empoderamiento en una obra en ficción? Así que me propongo traer este debate a nuestro género patrio y preguntar a autoras, editoras, escritores y periodistas.

A la primera que pregunto es a la editora que me dio el chivatazo ‘tuitero’ de las opiniones de Mantel, la editora de novela histórica de Ediciones B, Lucía Luengo. «Creo que la novela histórica debe ser, ante todo, eso: novela«, me dice. «Y si para eso el escritor tiene que tomarse ciertas licencias, no creo que haya que rasgarse las vestiduras. Mi consejo es que se haga siempre de unos parámetros de honradez hacia el lector: quizá los límites deben ser mayores con personajes históricos reales y el autor puede tomarse más libertades con los que son pura invención». Luengo explica que esa reflexión vale para personajes tanto masculinos como femeninos. En cualquier caso, no olvida que «mujeres fuertes han existido siempre, aunque no gozaran de los derechos o marcos normativos actuales»: «Me parece muy bien que los escritores les den voz. Creo que a las mujeres (y como madre de tres hijas no puedo evitar pensar en las nuevas generaciones) nos viene muy bien contar con esos ejemplos, esos modelos, esos arquetipos«.

«Es un asunto polémico», concede otra editora, Blanca Rosa Roca, de Roca Editorial, que, además, publica un premio como el Mont Marçal abierto solo a escritoras. «Siempre he defendido que la novela histórica ha de ser fiel a los acontecimientos históricos» explica, pero matiza que «por otra parte, generalmente y a lo largo de los años, la Historia (con mayúscula) se ha olvidado de la mujeres, ya que solo los hombres la difundían«.

«Estoy convencida que en la historia ha habido mujeres excepcionales que se salieron de la norma y si no hay referencia histórica siempre se puede crear un personaje que se comporte como una mujer fuerte, si se ficciona debidamente. Por qué no novelar una buena historia con mujeres protagonistas y no secundarias y así «hacer justicia con el papel de la mujer» sin ser únicamente la madre, hermana, o amante de un hombre», afirma la editora que cita el ejemplo del ensayo Hiden Figures (Figuras ocultas, publicada en España por Harper Collins Ibérica) sobre las matemáticas de la NASA que fueron claves para el lanzamiento del primer cohete al espacio.


En general, seguimos con un enorme vacío  a la hora de abordar personajes femeninos no estereotipados, y de eso son culpables tanto las autoras (como parece indicar Mantel) como los autores (Espido Freire)


¿Y qué piensan las propias autoras, aludidas por los comentarios de Mantel? Espido Freire, premio Planeta y, actualmente, en promoción de su última novela Llamadme Alejandra (Planeta, premio Azorín), precisamente sobre la última zarina de Rusia, piensa que este «conflicto aflora entre escritores que proceden del periodismo o de la historia, para los que la ficción es un motivo de preocupación». Para ella, «la ficción es soberana, y nada debe contradecir ese principio».

«Dicho esto», aclara, «me irritan particularmente las ficciones históricas en las que a los protagonistas, y en particular a las protagonistas se les atribuyen virtudes y actitudes claramente imposibles en su tiempo y mentalidad. Por mucho que nos empeñemos, en el siglo XII no había abadesas feministas. ¿Desea el autor que lo sean? Muy bien. Como lectora, no me lo creo, y me parece una torpeza», explica. «Yo he renunciado a hacer más simpáticas o accesibles a Kristina de Noruega o a Alejandra Feodorovna precisamente por mantener un decorum histórico y la coherencia de su personalidad».

Freire cree que no solo ocurre en la ficción histórica: «En general, seguimos con un enorme vacío  a la hora de abordar personajes femeninos no estereotipados, y de eso son culpables tanto las autoras (como parece indicar Mantel) como los autores. También es cierto que no son muchos los autores que escogen a mujeres como personajes principales de sus novelas con lo que se cierra el círculo de la paradoja», afirma.


Los escritores de novelas históricas tendrían que ser valientes y renunciar a un puñado de lectores en favor de la fidelidad histórica (Sandra Ferrer Valero)


«Mantel tiene razón cuando habla de personajes femeninos exageradamente empoderados», me dice la periodista y escritora Sandra Ferrer Valero, especialista en divulgar la historia de la mujer (autora, entre otros de Breve Historia de la mujer). «Está bien que exista más visibilidad» en estos temas, «pero habría que intentar ser más fieles a la realidad». Ferrer atribuye las «exageraciones» y «las facetas morbosas» a la pretensión de «tener más ventas y ser atractivas para el gran público«.

«Los escritores de novelas históricas tendrían que ser valientes y renunciar a un puñado de lectores en favor de la fidelidad histórica», afirma. «Es triste que debamos tirar de morbo, sexo y violencia para hacer de las mujeres del pasado personajes interesantes«, sentencia.

Magdalena Albero, ganadora del premio de novela histórica Ciudad de Úbeda con Los caminos del mar (Roca Editorial, 2014), dice estar de acuerdo con Mantel en que las mujeres de novela deben pensar y actuar según los principios de su época, pero «eso no quita que se les pueda dar un papel más relevante». ¿Por qué? «Por varias razones: la primera porque quizá lo tuvieron, pero no está recogido por los textos históricos, que los escribieron hombres que las presentaban como seres dependientes. La segunda, porque a veces sirve para mostrar por contraste, cómo era la vida de las demás mujeres que es la opción por la que opté en mi novela. Y la tercera, porque estoy convencida de que en todas las épocas ha habido mujeres que han cuestionado los valores morales de su sociedad y su rol en ésta y se han atrevido a vivir de manera diferente».

Imagen promocional de la serie Wolf Hall (basada en la novela de Hillary Mantel), donde se ve a la actriz Claire Foy en el papel de Ana Bolena.

«Para mí», responde Claudia Casanova, autora de tres novelas ambientadas en la Edad Media, la última, La perla negra (Ediciones B) llena de mujeres fuertes, «lo que Mantel señala es una cuestión de equilibrio entre veracidad histórica y la construcción de una buena historia, con personajes creíbles y fieles a las claves históricas y temporales de la época en la que transcurre la novela. Pero en esencia, estoy de acuerdo en que la ficción no puede subvertir completamente el marco histórico, porque de otro modo estaríamos escribiendo otro género, o una mezcla de géneros. Lo cual tampoco estaría mal, ojo, simplemente no se podría categorizar como novela histórica».

«Escribir novela histórica es algo muy serio y, todos los escritores deberían respetar ciertas reglas», afirma la historiadora y novelista Isabel García Trócoli, autora de Rubricatus (Edhasa): «Un novelista histórico debería asegurarse de que todo lo que escribe podría haber pasado. Si no, estás escribiendo sobre un mundo de fantasía que sólo existe en tu imaginación». Lo cual, en su opinión no quiere decir que haya que «reproducir los tópicos de siempre».


¿Más mujeres en la ficción histórica? Sí, por favor, a ambos lados del libro: escritoras y lectoras; y también dentro de los libros, como protagonistas. Pero contando cómo eran y cómo pensaban de verdad. (Santiago Posteguillo)


Sin embargo llama la atención sobre varios aspectos que afectan a nuestra interpretación de la mujer en la historia: «la historia la han escrito los hombres poderosos o cercanos al poder, los documentos históricos se han conservado de forma azarosa y las leyes no ilustran, en la mayoría de de los casos, las situaciones reales de la vida cotidiana».

«Ahora que una legión de historiadoras ha podido acceder al mundo académico, empezamos a tener estudios de temas de género que reinterpretan aquellos datos históricos, escritos por hombres, conservados por hombres e interpretados por hombres. Hay que revisarlo todo desde una nueva mirada mucho más neutral», explica.

Obviamente estas «tentaciones» (si lo son, efectivamente) no sólo afectan a las escritoras mujeres. Santiago Posteguillo, autor de las exitosas trilogías sobre Escipión y Trajano, me dice: «¿Más mujeres en la ficción histórica? Sí, por favor, a ambos lados del libro: escritoras y lectoras; y también dentro de los libros, como protagonistas. Pero contando cómo eran y cómo pensaban de verdad. Sólo así podremos relatar su épica lucha en pos de una igualdad de género que aún, pese a los avances, queda lejos». Como autor, asegura que modestamente lo ha intentado con una buena pila de personajes secundarios de sus obras. Sin embargo, cree que no hay que confundir esa «noble y oportuna tarea» con un «empoderamiento presentista de los personajes femeninos pasados». «Un error es poner ideas femenistas, generadas a partir del siglo XIX, en mujeres del mundo antiguo», ejemplifica. «La reina Isabel de Castilla, Cleopatra o Zenobia de Palmira, por mencionar algunos ejemplos de sobresalientes personajes femeninos del mundo pasado no eran feministas. Eran mujeres de enorme personalidad, aguda inteligencia y muy hábiles».


Animo a las autoras competentes a que aprovechen su libertad creativa y a que, siempre vigilando las reglas de la verosimilitud, empoderen a quienes bien les parezca. A que no se limiten a retratar el mundo. Que aspiren a transformarlo. (Sebastián Roa)


Otro autor, de temáticas habitualmente guerreras también pero con personajes femeninos fuertes en sus obras, es Sebastián Roa, autor, entre otras, de la Trilogía Almohade (publicada en Ediciones B). Roa rechaza el posicionamiento de Mantel –«odio ese tipo de sentencias»– y explica que la ficción «admite cualquier cosa, siempre y cuando no afecte a la verosimilitud y mantenga el juicio voluntariamente suspendido por el lector».

Fotograma de la serie ‘Isabel’, sobre Isabel la Católica que emitió RTVE.

«¿Subrayar el papel de una mujer del siglo XII es lícito? Por supuesto que lo es. Crea un personaje femenino que me convenza, que me encadene a la trama e incluso me obligue a empatizar con ella. No necesito más. Y si además me conmueves, remueves mi conciencia o me induces a reflexión, doblemente te la acepto. Los novelistas —y eso incluye a los novelistas históricos— estamos comprometidos con la verdad literaria, no con la verdad histórica. Para eso están otros señores que se llaman historiadores: esos son los que no pueden mentir ni juzgar con criterios morales del siglo XXI a quienes vivieron en el siglo IV. Así que animo a las autoras competentes a que aprovechen su libertad creativa y a que, siempre vigilando las reglas de la verosimilitud, empoderen a quienes bien les parezca. A que no se limiten a retratar el mundo. Que aspiren a transformarlo», afirma tajante.

Francisco Narla, autor de Assur o Donde aúllan las colinas (Planeta), apunta que Martel «acierta al decir que se ha abusado de esos tópicos de fortaleza y superación» en determinadas obras». «Creo, firmemente, que el la novela histórica debe ceñirse a lo propio del período histórico que la enmarca y que la trama debe jugar dentro de ese marco», explica su visión, pero «también creo que la creación artística no debe tener límites, el lector es el que acepta lo que el escritor le propone». Y concluye con un tirón de orejas a la inglesa: «Seguiré trabajando en la línea que propone ella, pero nunca le pediría a otros que se restringiesen, como hace la Sra. Mantel. Porque en la historia del arte hay multitud de ejemplos de cómo las exageraciones y los imposibles se han convertido en obras fantásticas», concluye.


Mi único temor es que esa (casi inevitable) tentación oscurezca la realidad de la opresión femenina durante siglos y transmita la sensación de que las mujeres realmente tenían capacidad para destacar y que si no lo hicieron fue exclusivamente por su culpa, y no la de un sistema patriarcal (Fran Zabaleta)


«Todos los autores tenemos la tentación de convertir a nuestros protagonistas en héroes, muchas veces adelantados a su época», me responde Fran Zabaleta, autor de En tiempo de halcones (Grijalbo, 2016), «es una tentación irresistible y un recurso fácil para que el lector empatice con el personaje». Y recuerda, por ejemplo, claros ejemplos de médicos de la historia con conocimientos claramente fuera de tiempo.

Zabaleta recuerda que la historia ha sido escrita «tradicionalmente por hombres» y «recuerda que ésta no es una construcción de piedra inamovible, sino algo tan cambiante como las dunas del desierto». «Entiendo los temores de Mantel, pero no los comparto», asegura, «y me parece estupendo que haya cada vez más mujeres fuertes e independientes protagonistas de las historias«. «Mi único temor es que esa (casi inevitable) tentación oscurezca la realidad de la opresión femenina durante siglos y transmita la sensación de que las mujeres realmente tenían capacidad para destacar y que si no lo hicieron fue exclusivamente por su culpa, y no la de un sistema patriarcal», concluye.

Emilio Lara, una de las revelaciones del género nacional el año pasado con La cofradía de la Armada Invencible, cree que Mantel «aporta una razonamiento que constituye una veta de oro literaria: los registros documentales dedicados al colectivo femenino en los siglos anteriores (sobre todo conforme más retrocedemos) o no les dedicaban excesiva atención o lo ninguneaban, por lo cual, el novelista con suficiente formación histórica puede rellenar esa laguna documental dándole una mayor presencia a la mujer».

Sobre el riesgo de otorgar a «grupos desfavorecidos o perdedores» (incluyendo las mujeres) un papel preponderante, Lara no lo considera un riesgo. «Hay una corriente historiográfica que me gusta sobremanera: la historia desde abajo, o también denominada la historia de la gente poco importante, acuñada en 1966 por Edward Thompson. Esta perspectiva histórica analiza las experiencias históricas de personas cuya existencia apenas deja rastro documental en los documentos elaborados por las elites o encargados por éstas.  (…) Así, las novelas históricas más exitosas de los últimos años recogen la vida cotidiana de la gente poco importante, contraponiéndola en ocasiones a la de los poderosos», explica.

Lara apunta a otro aspecto interesante del debate que no toca Mantel: «En qué medida la visión femenina condiciona la narrativa histórica. En términos generales no aprecio grandes diferencias, pero si aplicamos la lupa o leemos con detenimiento, sí existen matices. Ellas diseccionan los sentimientos y, sobre todo, enriquecen la narración al fijarse en procesos mentales que los hombres suelen pasar por alto: la importancia de la inteligencia emocional (la gestión equilibrada de las decisiones mentales y sentimentales), los afectos telúricos entre madres e hijas, las alteraciones de carácter por diversos motivos, las decisiones valientes que cambian una vida, los aspectos materiales de la existencia cotidiana, las sensaciones placenteras que nos asaltan en la vida cotidiana. En definitiva, no es que las escritoras tengan una mayor sensibilidad. No. Es que tienen una perspectiva más amplia de las cosas y de mayor calado psicológico, lo que enriquece mucho las mentalidades de los personajes de sus novelas».

Y vosotros, después de tantas y varias opiniones, ¿qué pensáis al respecto?

¡Buenas lecturas!

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12 comentarios

  1. Dice ser Jom

    Que las películas, series, libros que se hacen ahora se ‘adaptan’ a las imposiciones de los progres es un hecho más que evidente. La cantidad de películas que hay en el siglo XIX donde salen negros como si fueran tratados como iguales, incluso líderes de algún grupo, como Denzel Washington en la nueva adaptación de «Los 7 magníficos», o Will Smith en aquella penosa película «Wild wild west» o la nueva serie de TV «Making History» donde un negro viaja a la época de la declaración de indepedencia de Estados Unidos y le tratan de igual. También tenemos películas españolas como la de Los últimos de Filipinas donde la visión de España (mejor dicho estadoespañol) de los soldados parece sacado del PSOE de Zapatero. Y lo mismo pasa con las mujeres, sólo hay que ver la feminización de películas históricas como la de los Cazafantasmas que ha supuesto un fracaso absoluto y otras que están haciendo igual que también serán un fracaso.

    No es un problema de falso «empoderamiento», es que es la imposición de la visión del mundo de los progres que es estúpida y absurda y que tanto rechazo tiene.

    14 junio 2017 | 09:56

  2. Dice ser 0hdiosa

    Un tema bastante polémico porque incluso el Génesis en la Biblia forma parte de mitología judeo-cristiana que muchos miles de católicos Creen a pie de juntillas. Desde tiempos inmemoriales se temió la sabiduría de la Mujer y que mejor solución que presentarla como una criatura suspicaz, demasiado lista que debe ser controlada.
    Al igual que en el mito de Pandora, en el Génesis vemos como es Eva la que trae todas las desgracias: con su persuasión, hace pecar a Adán. ¿Quién escribió el Génesis? allí podemos leer las palabras que Yahveh sentencia a Eva: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos; hacia tu marido irá tu apetencia y él te dominará».

    14 junio 2017 | 10:44

  3. Dice ser pues muy bien

    El riesgo de pasarse de frenada es que al final el resultado es similar al porno, en el porno también se empodera a la mujer y no pasa nada.
    El público ya sabe discernir entre la realidad y el empoderamiento, la consecuencia es que la calidad del producto, en este caso la novela histórica, va ligada a el rigor con el que se trate el asunto. Si falta rigor ya no es novela histórica, por lo tanto el término de novela histórica toca revisarlo, o definirlo con claridad.

    El sector vitivinícola lo ha sabido hacer muy bien con las denominaciones de origen, tomen nota.
    Al final son solo negocios, la ley de oferta y demanda acabará por imponerse. El problema es que si la oferta se adapta a la demanda el resultado es Ikea, en Ikea denominan muebles a sus productos, es una perversión aceptada por quien demanda productos baratos. Supongo que existe un público que demanda mujeres con superpoderes en las novelas históricas, y eso nadie lo va a cambiar.
    El peligro es que de tanto emponderar en una novela «histórica», acabe la novela por tener el mismo reflejo en el contexto histórico que Star Wars.

    14 junio 2017 | 10:51

  4. Dice ser Juande19777

    En el artículo se cita el empoderamiento de los personajes históricos femeninos. Repito «históricos», no ficticios. usted (Jom) cita obras como los Cazafantasmas, Wild wild west (penosa, es cierto) y Los siete magníficos que son narraciones ficticias, no históricas. Concedamos a este tipo de obras la libertad de expresar lo que les dé la gana a sus autores, estemos o no de acuerdo con ellos. Todas estas formas de expresión y opiniones son respetables. La de usted también, por supuesto. Solo quería hacerle ver que lo que se pide en este artículo es rigor en los hechos históricos, solo en esos.

    Por cierto, creo que no debemos mezclar la política con el arte. La segunda, en los tiempos de corruptela que vivimos (desde hace ya muchos años), es más respetable y necesaria. Es mi opinión. Un saludo para usted, Jom.

    14 junio 2017 | 10:54

  5. Dice ser AGA

    » en la historia han habido mujeres excepcionales». Han habido? En serio? Y esa mujer es editora???

    14 junio 2017 | 11:15

  6. Dice ser siempre lo mismo

    Se habla de libertad de la mujer, de valores perdidos… mientras se intenta buscar en el pasado esos valoes que ni por aomo existieron en sociedades. Y hoy, basta ver Instagram cómo censura los pezones de las mujeres c¡para darse cuenta de la calidad de sociedad qeu hoy tenemos, sí. Hoy, siglo 21, 2017… La mujer sigue siendo objeto de maligna influencia para… para… ¿para quiénes? ¿Por qué se censuran, a quiénes contamina la visión del cuerpo femenino? Ah, claro, que somo slo más, que somos la cima de la evolución…
    Pues nada, para contrarestar la cantinela de los machistas represores moralistas de siempre, he aquí un video, por ver si ahora dirán también que el hombre florero denigra al hombre, si el cuerpo del hombre usado como reclamo denigra al hombre… y todas esas cosas qeu andan ahora por ahí revoloteando de puristas y dignos sanos… de siempre.
    A ver si molesta al hombre, a la mujer, a los niños.
    Al final tendremos que cubrirno spudorosamente todxs.. porque… porque… claro, claro, por lo de siempre.

    https://www.youtube.com/watch?v=hfSN3sc0emg

    14 junio 2017 | 11:50

  7. Dice ser Casandra

    Pues si y es que la mujer en la Edad Media tenia el papel practicamente nulo salvo excepciones

    14 junio 2017 | 12:09

  8. Dice ser Lico

    El problema es el de siempre si no quieres boicot de quien todos ya sabemos se tienen que hacer que las figuras femeninas de la historia sean lo más de lo más aunque fueran una puta mierda que no contaba para nada. Es lo que vende ahora y así nos va. En el momento en el que se manipula la historia para hacerla mas comercial esa serie , libro , etc pierde para mí su calificación como histórica. Pasa a ser novela de ficción ambientada en esa época.

    14 junio 2017 | 12:32

  9. Dice ser Macho Super Alfa (o sea Alfa evolucionado y más allá del Alfa porque en latín super quiere también decir más allá y no sólo arriba)

    Giliprogres, gilimaricas y gilifeminazis se han unido con el intento de alterar la realidad no sólo actual, sino la histórica. Aunque se piense lo contrario, realmente la actual es la peor época para la mujer porque en su ansiedad de parecer como e igual al hombre en su afirmación pública y social, en realidad en su privado ella sabe bien como las cosas no han cambiado. Cuando una mujer se cruza con un macho alfa dominante, ella misma se somete, con naturalidad, porque su naturaleza profunda se lo impone. Hasta le gusta, porque así lo dicta Madre Naturaleza. Las perversiones culturales como pueden ser asignar a la mujer un papel más poderoso en la reescritura de personajes femeninos históricos son lo que son, o sea una verdadera gilipollez. Ni las mismas mujeres se lo creen. Entonces solo es mercado, solo es un «producto» que se ofrece para satisfecer supuestas necesidades que en realidad solo son ficticias y no reales. Nosotros los hombres nos pasamos tranquilamente por lo alto la idea de una mujer poderosa en los siglos pasados. Por ser más claro, nos importa un bledo. Las mujeres ven esto como ven una telenovelas, es decir sueños baratos.

    14 junio 2017 | 13:38

  10. Dice ser AnonaMouse

    Más «polémico» debería de ser la mitificación de los personajes (mujeres u hombres)… porque muestran a personajes perfectos, buenos e intachables. Obviamente eso es totalmente falso porque, aunque el personaje haya hecho cosas buenas, es imposible que haya sido la perfección humana.

    14 junio 2017 | 21:01

  11. Dice ser BigHead

    La respuesta es SI… con el tiempo CR7 será una mujer con pechos muy grandes que ganaba muchos balones de oro.

    15 junio 2017 | 00:32

  12. Dice ser Desmitificador

    Hay que reivindicar el empoderamiento de la mujer con mas desnudos, como hizo Ana Polvorosa y Almudena Cid,

    Animo chicas !! arriba esas reivindicaciones

    15 junio 2017 | 10:03

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