Carolina Molina: «Ningún tiempo pasado fue mejor, salvo para las novelas»

A pocas horas de que presente su última novela Carolus (Ediciones B, 2017) en el marco de las II Jornadas madrileñas de novela histórica, charlo con su autora Carolina Molina. Molina, todoterreno e hiperactiva dentro del género, ha intentando con esta última novela recuperar a un rey que puede resultar poco novelesco: Carlos III. Y lo hace dando una interesante vuelta de tuerca al género: en vez de apostar por el tono solemne, la intriga o la épica, lleva a sus personajes y al Madrid del siglo XVIII al terreno del humor de la comedia de enredo.

¿Cuándo Carolina Molina tuvo su flechazo por la novela histórica?

La novela histórica, junto a las películas de ambientación histórica, siempre me han gustado. Ya disfrutaba desde niña imaginándome en otros tiempos. Pero la decisión de escribir novela histórica tras haber escrito un poco de todo -teatro, poesía, cuento y novela de otros géneros – fue al llegar a Granada y conocer su pasado. Cuando leí El viaje de la reina de Ángeles de Irisarri supe que se abría una vía diferente para contar historias, hasta ese momento solo había leído las antiguas novelas de los autores americanos y con ella descubrí que en España se escribía muy buena novela histórica. Me planteé escribir una centrada en al-Andalus y así surgió La luna sobre La Sabika, mi primera novela.

¿Y cuándo descubrió a Carlos III?

Siguiendo los pasos de los monumentos madrileños más emblemáticos. Estaba en proceso de documentación de una novela que no sabía muy bien cómo orientar pero que tenía que ser necesariamente de corte madrileño. Era inevitable dar con Carlos III leyendo sobre la Fuente de La Cibeles o la Puerta de Alcalá. Eso fue a principios de 2014.

En Carolus, el tono es algo original en lo habitual del género… tirando hacia la comedia de enredo, con una mirada muy humana. ¿Por qué?

Cada historia tiene su forma de ser contada. Esto es algo que el escritor decide casi de forma inconsciente. El siglo XVIII se me presentaba muy picaresco, así que decidí cambiar el estilo de mis anteriores novelas y orientar esta hacia la ironía y el humor. Arriesgué porque era algo muy distinto a lo que estaba acostumbrada, pero me gusta probar cosas nuevas.

En la novela aparecen dos ciudades a las que estás íntimamente ligada, Madrid y Granada, ¿cuál es tu relación con esas dos ciudades?

Madrid es la ciudad en donde nací y en donde vivo, tiene mis recuerdos como persona, como mujer y como madre. Granada tiene mis recuerdos literarios y creativos. Estoy ligada a ella desde el corazón y por voluntad propia desde hace más de veinte años. Es mi refugio y a ella acudo siempre que puedo porque la necesito. Hasta hace apenas un año casi toda mi obra literaria la realicé en Granada, ahora también me centro en Madrid. Creo que también se lo debo.

¿A qué achacas que el siglo XVIII español no esté tan tratado en novela como otras épocas?

Supongo que por desconocimiento, porque es un siglo apasionante a donde asoman los primeros cambios de la modernidad: cambios políticos, sociales, culturales…El centenario de Carlos III nos ha aproximado un poco más a ese siglo por medio de las exposiciones; espero que a partir de ahora el público no se quede en las novelas de romanos o en las de la Guerra Civil y que pruebe otros siglos y otros ambientes.

Como escritora, te defines como…

Como una escritora disciplinada que abarca muchos estilos aunque me gusta especialmente la novela histórica. También soy una escritora de calle, de relación con el lector, de ahí mi actividad literaria constante buscando actos que hagan viva la literatura.

La novela histórica en España… ¿vive una Edad de Oro o una burbuja?

Creo que la novela histórica en España vivió un buen momento años atrás y que sigue teniendo lectores fieles, pero que debe reciclarse y no caer en lo manido porque entonces perderá fuerza con respecto a otros géneros. Es fácil dejarse llevar por el concepto «best seller», el superventas facilón. Es en este campo donde las editoriales y los escritores debemos esforzarnos por encontrar nuevas formas de contar  historias cuidando lo literario más que lo histórico.

Dinos cinco lugares del Madrid de Carlos III y que aparezcan en tu novela, que los lectores que visiten Madrid puedan visitar hoy…

La Fuente de Neptuno, La Fuente de la Cibeles, La Puerta de Alcalá, El Real Jardín Botánico y el Palacio Real. Hay que aclarar que estos dos últimos se comenzaron en un periodo anterior al reinado de Carlos III pero este los finalizó y les dio la imagen que hoy tienen.

Si pudieras viajar en el tiempo… irías al siglo XVIII?

¡No, ni mucho menos! Ningún tiempo pasado fue mejor, salvo para las novelas históricas.

Este viernes arrancan las II Jornadas Madrileñas de novela histórica de las que eres directora… ¿cómo valoras esta segunda edición? ¿Qué novedades trae?

El equipo de las Jornadas Madrileñas, en el que me incluyo, tiene puestas grandes esperanzas en estas II Jornadas. Tenemos nuevos patrocinadores y colaboradores que nos están promocionando y gracias a eso hemos llegado a más gente. Seguimos con el mismo formato: vídeo presentación, charla con autor y preguntas del público, pero este año vamos a dedicar algo más de tiempo a cada cosa, con participación más cercana. El ejemplo más claro es que la Agrupación Los castizos nos enseñará cómo es el traje goyesco. Carpetania Madrid también aportará su experiencia en las rutas históricas que realiza por la ciudad. No quiero olvidarme tampoco de la mesa de María Pilar Queralt del Hierro y los recuerdos de nuestra infancia y por supuesto el acercamiento a la televisión con series como El Ministerio del Tiempo y Acacias 38, por lo que tendremos a Javier Olivares y a Ana B Nieto para que nos desvelen algunos secretos. Además de estos autores también contaremos con Anamaría Trillo, Francisco Núñez Roldán y Juan Eslava Galán.

¿Por qué Madrid tiene tan poca actividad cultural sobre el mundo editorial frente a, sin ir más lejos, Barcelona?

Es algo que viene de atrás. Barcelona se ha movido muy bien desde siempre en terreno cultural y Madrid no llega a dar el paso. Es cierto que hubo intentonas y que ahora es muy buen momento con la llegada de la Feria del Libro y la Noche de los Libros. También hay bibliotecas que están realizando actividades. Quizás haga falta que todas las instituciones impulsen la cultura madrileña al mismo tiempo y por supuesto que se divulgue mucho más la labor que realizan bibliotecas, asociaciones y centros culturales, algunos muy modestos pero muy activos en relación al mundo del libro, para que llegue a todo el público madrileño. Que la mayoría de las editoriales estén en Barcelona es algo que nos debería hacer reflexionar.

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1 comentario

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    Pues yo echo de menos el pasado en general, los años 80 y 90.

    20 abril 2017 | 21:37

Los comentarios están cerrados.