Un puñado de lecturas para amueblarte (o liarte) la cabeza antes de ponerte a escribir novela histórica

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Hace unas semanas, José Manuel Aparicio arrancó la pequeña guía de cómo escribir novela histórica de XX Siglos (debatible, amorfa, liada y desordenada, pero esperamos que útil) con una declaración de intenciones: cómo escribir novela histórica y no morir en el intento. Bien, espero que esa declaración de intenciones, bien documentada, personal y emocionada os animara a no renunciar a vuestro sueño de escribir ficción histórica.

Vale, vale, vale. ¿Nos ponemos ya a darle a la tecla?

Espera, Espera. No tan rápido. Es una buena costumbre, casi siempre, pararse un segundo (en la época de las redes sociales y la inmediatez, ¡venga ya!) y pensar en qué vamos a hacer. Y lo que vamos (vas) a hacer es escribir una novela histórica.

No entres en pánico, que no voy a empezar a citar a la RAE y en decirte qué significaba eso para Walter Scott. No, simplemente te voy a poner sobre la mesa unas lecturas. Para leer, para reflexionar. Y para después, mandar a la mierda o utilizar lo que saques de ellas a la hora de plantear tu novela.

En 2010, cuando un autor con el que hablamos hace meses, Luis García Jambrina, acaba de ganar el tristemente finado premio Internacional de Novela Ciudad de Zaragoza, escribió un artículo en el diario El País. Defensa de la novela histórica, se llamaba. Entre otras cosas juiciosas decía que «no debemos olvidar que una novela histórica es, en primer lugar, una novela y, sólo de manera secundaria o accidental, es histórica, por lo que el adjetivo nunca debe comerse al sustantivo ni ponerse por encima de él». Y daba una idea fuerza:

El secreto está en saber combinar, de forma equilibrada, el rigor histórico con el rigor narrativo, la invención con la documentación, la enseñanza con el disfrute y, por supuesto, la recreación histórica con la creatividad literaria.

Nada nuevo, me dirás, pero que no conviene olvidar. Siguiendo esa senda, os propongo dos lecturas en inglés. La primera de un genio, ya fallecido, de la literatura (y también de la novela histórica) estadounidense. E. L. Doctorow (en España sus novelas están publicadas por Roca Editorial y su obra corta en Malpaso) realizaba una reflexión sobre Historia y literatura en The Atlantic en 2008.  Resulta maravilloso verle saltar y analizar de Homero a Tolstoi. Y dice cosas como que los escritores «son especialistas en nada. Están liberados (…) Son libres de usar leyendas, mitos, sueños, alucinaciones (…). Nada está excluido y desde luego la historia tampoco«.

Otra grande de la lengua de Shakespare, autora de dos novelas históricas fascinantes como En la corte del lobo y Una reina en el estrado (ambas publicadas en España por Destino), como Hilary Mantel escribía en 2009 en The Guardian sobre su idea de la ficción histórica y, entre otras ideas interesantes decía: «El oficio del novelista histórico no parece tan reprensible ni dudoso. El único requisito es que la conjetura sea plausible y fundamentada en los mejores hechos que se puedan obtener».

Ficción, con una base histórica, pero siempre ficción.

Vale, buenas reflexiones, diréis, pero buscáis algo más práctico. Que yo conozca, en España, hay dos libros sobre cómo escribir novela histórica: uno, de Maria Antonia de Miguel (autor que ya escribió en este blog sobre cómo plantear personajes), Cómo escribir una novela histórica (Alba, 2014), que me parece muy interesante; y otro, Escribir novela histórica, de Rhona Martin (traducción de Ramón González Ferriz, Paidós, 2003) que no recomiendo porque me parece menos práctico y los ejemplos me parecen menos conocidos y demasiado británicos. Eso sí, estos libros son buenas herramientas para reflexionar a la hora de afrontar una novela histórica, pero que nadie espere un manual paso a paso como si escribir ficción fuera usar un programa informático.

¿Más lecturas? Siempre es interesante el Alegato contra la novela histórica, la visión crítica del género de Manzoni; o leer, ya sea como útil para afrontar nuestra escritura o como simple aficionado La antigüedad novelada, de Carlos García Gual, máxime si queremos escribir sobre Grecia o Roma; o Cinco miradas sobre la novela histórica, (Ediciones Evohé, 2009) con textos del propio García Gual, Javier Negrete, Gilbert Haefs;  y una lista interminable de obras dedicadas a escribir ficción sin encuadrarse en lo histórico (el Mientras escribo, de Stephen King, por ejemplo, es maravilloso)…

Pero como todo, leed y reflexionad. Pero sin excesos. Al igual que con la documentación, que el exceso de preparación no detenga el proceso creativo. Ya os lo han dicho los maestros, ante todo, ficción y literatura.

¡Buenas lecturas!

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